Capítulo 4

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Su hermana casi tiró media docena de bebidas preparadas que se acumulaban sobre la mesa al verlo.

"¿Estás bien? ¿Te cortaste? ¿Te manchaste el traje?"

Se sentó con sumo cuidado. Le quitó importancia con un gesto.

"Me lastimé el brazo. Es poco"

"Tienes... Tienes la boca hinchada. ¿Qué...?"

Se llevó la mano al labio herido, sensible.

"Sí, ya lo sé. Me golpeé al caer" mintió con naturalidad.

"¿Dónde te habías metido? Te has perdido al padre de Paul haciendo la mejor imitación del Pato Donald que yo haya visto en mi v..."

Louis le sonrió, pero se dio cuenta de que sus manos temblaban cuando agarró la copa que tenía más cerca. Y de que necesitaría beber bastantes más de aquellos cócteles extraños si quería deshacerse de aquella vergüenza que lo carcomía, de la culpabilidad por la estupidez que había cometido, del miedo a que alguien hubiera visto algo, de que sospechasen...

No era tan grave. No era tan grave, ¿verdad? La gente tenía sexo en las bodas, constantemente, incluso en las películas. Era joven, no tenía ningún compromiso. Había utilizado protección. ¿Qué problema había? Ninguno.

Sí que lo había. Si hubiera sido con una mujer, estaba seguro de que fácilmente podría convertirlo en una anécdota de la que reírse. Pero en ese momento, apretando la copa de cristal entre sus dedos hasta casi romperla, Louis estaba seguro de que un paso en falso arruinaría la boda, su familia y seguramente su vida. Y de que había arriesgado demasiado en un instante por un impulso; sentía vértigo sólo de pensar en que alguien podría haberlos descubierto.

"Quería limpiarme, ayudar un poco a limpiar cristales..." balbuceó.

"El fotógrafo se ha ido. ¿Lo viste? ¿Bailaste con él?"

Louis se metió las manos en los bolsillos, y sus dedos encontraron los bordes rígidos de la tarjeta.

"No" murmuró, sentándose con cuidado y alargando la mano hacia uno de los vasos "Pero me ha dado su tarjeta, mira"

Su hermana la aceptó, pero apenas le echó un vistazo. Sus ojos brillaban.

"¡Cuéntame todos los detalles!" gorjeó. Louis casi se atragantó con la bebida.

Preferiría no hacerlo.

"No me cae bien" dijo al final "es guapísimo, pero no vale la pena el dolor de cabeza. Es imposible hablar con él"

"Oh" ella se encogió de hombros. "Bueno, no te preocupes. Habrá más oportunidades"

Asintió, con una falsa sonrisa.

"Y espero que no aparezcan en bodas, sobre todo con mamá delante" intentó bromear. Ella puso los ojos en blanco.

"Pues no hay muchos más escenarios disponibles. Quizás si no tuvieses ocho trabajos..."

Puso los ojos en blanco.

"Sólo tengo un trabajo." mintió. "Y estoy ahorrando para el futuro, listilla. Cuando mamá deje de darte la paga para comprar caramelos, te darás cuenta de que la vida independiente es muy difícil"

Ella ladeó la cabeza.

"Una vez te llamé a las tres de la mañana y estabas trabajando. Tu jefe debe de ser traficante de esclavos"

Puso los ojos en blanco.

"¿Aquello es una barra?" señaló, cambiando de tema.

Su hermana asintió.

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