Capítulo 13

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Los días siguientes, Harry le fue dejando mensajes cada vez más furiosos en el contestador. No fue hasta casi una semana después cuando decidió escucharlos.

"No sé quién... quién te crees que eres" le oyó decir; parecía ahogado. "Pero eso fue... un golpe bajo. Un golpe bajo que me esperaba de ti, pero..." lo oyó bufar. "Llámame. Vamos a llegar a un acuerdo. Vas a volver a dejarme que te fotografíe. No puedo fotografiar nada ya. Nada queda como yo quiero. Estoy desconcentrado por tu culpa."

Meneó la cabeza con incredulidad, intentando no sentirse tan satisfecho.

Al día siguiente, cuando el teléfono sonó de nuevo, apenas lo dejó hablar.

"Hola, soy Harry otra v..."

Descolgó el auricular.

"No intentes colarme toda esa mierda del pobre artista sin inspiración. Sólo necesitas echar un polvo" dijo con alegría. Harry tardó en contestar.

"Bueno. ¿Vas a venir?"

No sabía si reír o llorar.

"Claro que no. Me he cansado de ir a todas partes y de llamar y de pedir que me presten atención."

"Iré yo"

"¿Lo harás?" espetó, sin creerlo por un instante.

"Sí"

Louis cerró los ojos.

"Ven a casa" lo retó. "Ven, ahora mismo."

Un breve silencio.

"¿Está él?"

"¿Quién?"

"Tu... yo que sé, a quien sea que te estés tirando"

Tragó saliva. Recordó su conversación en el bar, y reprimió una sonrisa.

"No" dijo con suavidad "No está"

"Tardaré un rato"

"Pues voy a salir. Más te vale darte prisa"

Harry colgó, y Louis empezó a darse cuenta de las consecuencias de lo que acababa de hacer.

Miró a su alrededor; su apartamento era diminuto y lúgubre. Apenas un salón, una cocina descascarillada, un baño húmedo y su dormitorio, ocupado en gran medida por su cama y un armario. La única persona que se atrevía a invitar era Zayn; su madre, su hermana y todos sus amigos insistían en que podía permitirse algo mejor. Su mejor amigo se quejaba en voz alta del sofá hundido y endurecido, de la renqueante mesa diminuta sobre la que lo invitaba a cenar, de las ventanas temblorosas. Su madre se negaba a adentrarse por el pasillo lúgubre. Su hermana fruncía los labios sólo de hablar de ello.

Todos tenían razón; podía permitirse un apartamento mejor. Tenía dos trabajos- uno que su familia conocía, y otro que no- y apenas gastaba en comida. Su madre solía ayudarlo pasándole dinero todos los meses, y Louis fingía necesitarlo.

Ahorraba desesperadamente todo lo que podía, por dos razones. La primera era un estúpido proyecto en el que llevaba años pensando, con la pesada resignación de que le llevaría años reunir el dinero suficiente como para planteárselo siquiera.

La segunda de ellas era que sabía que llegaría el día en el que tendría que revelar a su familia quién era en realidad, o el secreto acabaría envenenándolo, y aunque Freddie's era un bar gay, la mayor parte de sus ingresos venían de un trabajo en el que todo el mundo lo tomaba por heterosexual. Un paso en falso y la noticia correría como la pólvora, y entonces... entonces podrían echarlo del trabajo, la ayuda de su madre podría desaparecer, y ese apartamento se convertiría de verdad en lo único que podría pagar.

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