Sumisa de la obsesión.

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Pasaban los días, seguíamos en paz yo y Alex, él ya no se separaba de mí. 

De todos los días que habían pasado yo no había comido, cinco días sin comer nada y ya comenzaba a sentirme débil, mi cara estaba pálida, mi pelo se veía opaco a pesar de que me bañaba todos los días y se habían formado oscuras ojeras debajo de mis ojos. 

Tenía muchas ganas de dormir en todo momento, era algo incontrolable. Dormía mucho, pero luego, al despertar, seguía teniendo sueño. 

-¿Estás bien Gabriela?- Me decía Alex constantemente. 

-Si Alex, no te preocupes- 

-Te he notado distinta en esta semana ¿Estás enferma?- 

-No, estoy de lo más bien- Le sonreí. 

-Mmm, bueno, eso espero- 

Alex ya no hablaba con sus amigos, solo estaba conmigo, y eso me mantenía intranquila, por culpa mía él ya no hablaba con sus amigos pero sus amigos jamás se acercaban a él y por una sola razón, la gorda lo acompañaba. Sí, seguramente era por eso. 

Al llegar a mi casa lo único que hacía era domir, y cuando despertaba hacía mis tareas, estudiaba un poco y luego volvía a dormir. Dormir era lo mejor, durmiendo no lloraba, durmiendo no me daba hambre, etc. 

La semana iba muy bien, con Alex me sentía protegida. Pero esta vez yo comenzaría los problemas. 

Un día miércoles me desperté e hice mi rutina de las mañanas y luego  mi padre me fue a dejar a mi y a Alex a la escuela, nos íbamos juntos desde que había estado en el hospital.

Cuando entramos al colegio muchos nos miraban, hasta algunos pensaban que éramos novios, pero no, un chico como él jamás estaría con alguien como yo, además a mí aún me gustaba Sam. 

Pasaban las horas mas rápido porque Alex se sentaba junto a mi y muchas veces me hacía reír, pero el cuerpo me dolía hasta cuando me reía de lo tan débil que estaba.

Cuando salimos a recreo me costaba hasta caminar, ya no podía mi cuerpo y me dolía mucho la cabeza. Eso era lo que pasaba cuando no comías por casi una semana, se te acaba la energía y hasta puedes llegar a morir.

-Es...espera Alex, no puedo seguir- Me senté en el suelo.

-¿Qué te sucede Gabriela?- Se acerco rápidamente a mí.

-No...no lo sé- Mi vista se nubló y sentía como Alex se iba alejando.

Esas fueron mis últimas palabras antes de desmayarme y desperté una hora después en enfermería.  

-Gabriela- Me miró algo apenada la enfermera-Quiero que me digas toda la verdad ¿ok?- Terminó de decir la joven enfermera.

-Esta bien- Dije con las pocas fuerzas que tenía.

-¿De hace cuanto no comes?-

Abrí mis ojos, lo que mas pude, estaba sorprendida ¿Como sabía que no estaba comiendo?

-Hace cinco días ¿Como sabe que no he comido?-

-Porque cuando tenía tu edad pase por lo mismo que tú, y sé que no solo no comes, también vomitas, mira tus dedos, están quemados por el ácido estomacal- Dijo tomando mi mano y mirando mis dedos- Estás haciéndolo mal. He llamado a tus padres Gabriela. Ellos deben saber lo que ocurre,vienen en camino- 

Mi mundo se vino abajo cuando la enfermera me dijo que había llamado a mis padres. Últimamente me estaba preocupando de los sentimientos de ellos y no quería herirlos. 

El espejo.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang