two ↬ sensations

1.9K 93 3
                                    

Al día siguiente ambas nos levantamos exhaustas, los chicos nos habían ayudado a recoger la casa, sin embargo vimos el amanecer, apenas pudimos dormir dos horas antes que sonara el estúpido despertador, y sí, me quede a dormir en casa de Sophia.

— Vamos zorrita. — Sophia me movió tratando de levantarme. — Te toca bañarte.

— Ya sé. — gruñí con fastidio, me levante y acomode mi cabello.

— Luces hermosa en las mañanas. — dice mi amiga con sarcasmo, jugando conmigo, me río y ella se monta encima de mi, comienza a hacer gemidos mientras hace saltitos.

— ¡Quítate! ¡Zorra! — le gritó mientras intento no reírme demasiado fuerte. Ella se quita y se lanza al lado mío.

— Luke es un dios. — da un largo suspiro. — ¿Qué tal te fue a ti con Ash? — me pregunta mientras lleva su mirada a mi.

— Me hizo tener dos orgasmos. — sonreí picarona.

— Oh dios.

— Y se asustó cuando se dio cuenta que no usamos condón. — digo y una carcajada sale de mi, al igual que de ella.

— Que tontito. Nosotras tomamos pastillas desde hace años. — dice ella y se levanta para caminar al baño, lleva un atuendo precioso.

— Sí. — digo y la acompaño. — Me ducharé. Ve preparando el desayuno. — le sonrío y guiño mi ojo izquierdo.

— Obvio, zorra. — me dice con cariño y me da una nalgada para dejarme sola en su baño.

Me quito la pijama que me presto Sophia y me cepillo el cabello, para recogerlo con un moño y meterme bajo la regadera tibia. Por alguna razón Michal se me viene a la cabeza, comienzo a pensar que se sentirá tener sus labios rosados sobre los míos, o qué tal usara sus dedos... Maldita sea, no, Beca, olvídate de él. No funcionará.

Después de unos largos minutos me salgo de la ducha y seco mi delgado cuerpo con una toalla de color morado. Salgo del baño y veo el uniforme en la cama, el que le pedí a Sophia que me prestara, ya que nuestras tallas son las mismas, y también los gustos.

Subo la falda negra por mis largas piernas y en minutos estoy lista, solo me falta mejorar un poco la cara de muerta que llevo. Sin embargo mi estómago va primero, no resisto él hambre, así que bajo procurando no caerme con los zapatos que llevo, los cuales tienen tacón, eso sí está permitido en la escuela, al llegar a la cocina Soph está preparando ensalada de frutas y tiene galletas de soda en un plato.

— Luces preciosa con ese uniforme. — me apunta con un tenedor. El que ella me presto es una talla menos que la mía, por lo que me queda más apretado, sin embargo, no me quejo, luzco realmente caliente. Hago un tipo de saludo clásico de realeza y ella ríe. — Siéntate, yo llevo el desayuno, baby.

— Esta bien. — acepto su oferta de comodidad.

Después de mirar mis manos un rato ella llega con una sonrisa y se sienta al frente mío, comenzamos a comer las frutas y las galletas hasta llenarnos, esta vez me levanto yo y dejo los platos en la cocina.

— Vamos. Mi auto nos espera. — me guiña un ojo y yo asiento, caminamos a la entrada y al salir su falda se eleva un poco.

— Zorra. — digo y una risa se escapa de lo más profundo de mi.

— Cállate. — me saca la lengua y me guiña un ojo. Entramos al carro y emprendemos camino al instituto.

Al llegar al instituto ambas nos dirigimos a nuestras clases asignadas, por mala suerte Sophia fue a una diferente a la mía y no sabia si me tocaría con uno de los fuckboys. Si era así ojalá me tocase con Ashton, así podría darle placer en medio de la clase a mi daddy.

Revise la hora y me percaté de que era ligeramente tarde, el maestro de literatura era un asco con los horarios. Maldicion de seguro no me dejaría pasar. Corrí al aula lo más rápido que pude, al tocar la puerta el profesor me grito "Ya es muy tarde, vaya a la oficina del director".

Suspiré en grande y camine fastidiada por los vacíos pasillos. Sabía que estaban vacíos pero aún así movía mis caderas tentadoras y mis largo cabello, una no sabe quién puede sorprenderte.

— Moriría por tener ese culo. — susurro Michael en mi oído haciendo que mi piel se erizara.

— Clifford, adivinare... ¿Te sacaron de clase por agarrarle el culo a la profesora? — pregunté sarcástica.

— La puta me tienta pero no me contenta, ¿qué quieres que haga? — reímos, ambos íbamos camino a la dirección, que ironía. — Un sujeto trato de hacerse el listo conmigo.

— Pobrecito el chico... Ya me lo imagino. — le sonreí picara. El miro mi cuello con deseo. Yo intenté ignorar eso.

Llegamos a la dirección y la secretaria nos dijo que esperáramos nuestro turno sentados. Nos acomodamos en unos lugares algo lejos de la señorita. Michael observaba la dirección por quinta vez en la semana y yo lo observaba mientras lo hacía, hay algo en el que me llama la atención y no sé qué diablos es. Alzó su cuello y pude ver una horrible marca roja tornándose morada.

— Michael, ¿qué diablos tienes en el cuello? — pregunte asqueada. Él sonrió llevando su mirada a mi.

— Se llaman chupones, algún día tendrás el cuello lleno de ellos gracias a mi preciosa. — dijo colocando sus dedos índice y pulgar en mi barbilla, los aparté rápidamente.

— Ugh, no gracias. Me parece que son horrendas y repulsivas. — dije disgustada. Parecían golpes y de ninguna manera mi delicado cuerpo tendría esas asquerosidades.

— Dices eso porque jamás te han hecho uno princesa, ven, te haré uno aquí. — dijo con su gruesa y atractiva voz, se acercó a mi cuello y apenas poso sus carnosos labios intenté alejarlo asqueada.

— ¡Hey!, ¡Sin muestras de afecto! — nos advirtió la secretaria desde donde estaba. Michael solo se alejó unos pocos centímetros de mi.

— Nunca me harás esos asquerosos chupones, ni tú ni nadie bae. — lo rete, pero si estaba diciendo la verdad, que sueñe si cree que podrá.

— No sabes a quién estás retando nena. — sonrío y me "lanzó" un beso.

Yo sonreí con malicia pero mi sonrisa se borro al escuchar la voz del director llamándome.

neck :: mgcWhere stories live. Discover now