La noche más larga

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Clarke sabía que el problema era mucho más complejo que cualquiera a los que se hubiesen enfrentado antes. Incluso más que la falta de oxígeno en el Arca. Incluso más que vencer a la gente de Mount Weather.

Y aun así, sin poderse explicar cómo, las palabras de Bellamy le infundieron tranquilidad y esperanza.
Ella misma le había dicho casi las mismas palabras a Bekka Pramheda en el espacio, pero habían sido fruto del calor del momento y lo único que pudo decir sabiendo que su problema inmediato era ALIE -ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él- pensó cuando lo dijo.

Pero Bellamy lo decía de verdad. Era abrumadora la fe que tenía en ella, en ambos, en toda su gente. Y eso fue lo que le transmitió con sus palabras, con su tono de voz y con su mirada. Fe. Confianza.

Le dijo justo lo que necesitaba oir, y a la vez justo lo que necesitaba para poder sacar de su cabeza el apocalipsis que se avecinaba, al menos hasta mañana.

-Deberíamos hacer un brindis- dijo ella, pillándole por sorpresa -porque venzamos a todos los enemigos que nos amenacen, juntos- puso el énfasis de la frase en esta última palabra.

-Y porque disfrutemos de esta noche de descanso del mundo. Creo que nos la merecemos- añadió él, sonriendo.
Clarke le devolvió la sonrisa y chocaron sus copas.

La noche transcurrió con ellos sentados delante del sofá al calor de la chimenea, charlando, riendo. Casi parecían una pareja normal en un mundo no postapocalíptico.

Bellamy le contó historias sobre su infancia, las peripecias para ocultar a Octavia tantos años, el día en que la apresaron y todo cambió...
Clarke se descubrió viendo un lado de Bellamy que desconocía, aunque no del todo. El chico sensible, buen hermano mayor, cariñoso, interesante.

-En otra vida, si hubiese tenido un hermano mayor, me hubiese gustado que fuera como tú- le dijo, sin pensar.
El chico torció el gesto, desvió la mirada y le dió un gran trago a su copa de vino. Clarke no entendió, pero no le dió importancia. Ella también le contó sus aventuras en el Arca, cómo le apasionaba acompañar a su madre a la unidad médica, sus travesuras con Wells, lo mucho que admiraba a su padre y cuánto lo echaba de menos.

Bellamy quiso abrazarla cuando ella se puso triste al hablar de la muerte de su padre, pero se reprimió. -No me puedo creer que me vea como a su hermano mayor- pensó. No podía explicarse a sí mismo cuánto le había molestado ese comentario. Estaría intentando dejarle claro que no quería nada con él? Pero rápidamente se dijo que no, que al menos no lo había hecho conscientemente ya que lo había dicho con esa expresión de inocencia tan propia de ella, y que le desmontaba cada vez que la utilizaba. Además, estaba el hecho de que el no quería nada con ella, o sí? De repente, se sintió vulnerable e inseguro. Y se enfadó. Consigo mismo y con ella, aunque aun no sabía bien por qué.

Decidió guardar silencio y escuchar sus historias. Se notaba que el vino le había soltado la lengua, porque no paraba de contarle anécdotas, ahora del período que pasaron separados, cuando decidió no volver al campamento después de lo de Mount Weather.

Bellamy se tensó. Al fin y al cabo, ella ya le había pedido disculpas por haberse ido y le había dado una explicación. Y el ya la había perdonado, aquella noche en la playa, cuando casi la besa antes de que apareciera la gente de Luna interrumpiendo el momento.

Nunca sabría si se hubiese atrevido. Pero casi se podría decir que le hicieron un favor, ya que ella le acaba de decir que le veía como a un hermano. Maldita sea! Ahí estaba otra vez ese pensamiento. Se estaba volviendo loco. Ella le estaba volviendo loco.

Clarke, ajena todo el caos que había provocado su comentario en su amigo, seguía parloteando sin reparar en su semblante serio y su postura tensa. Cuando empezó a contarle algo sobre el período de tiempo que  pasó en polis con Lexa, Bellamy comentó: -no puedo creer que te quedaras con ella- Clarke lo miró sin saber a qué se refería. El continuó -no sabes todo lo que tuvimos que pasar para rescatarte y cuando me dijiste que no vendrías con nosotros... Me decepcionaste-

-Bell yo... Sabes que tenía que hacerlo- replicó -tu quizá no lo entiendes, pero...- empezó a decir, pero él la interrumpió -perdóneme la gran Wanheda- dijo con sorna. -No me llames así- Clarke se puso muy seria y sus ojos mostraron un reflejo de dolor, pero Bellamy decidió ignorarlo y seguir adelante, ya no podía parar lo que había empezado, estaba demasiado enfadado. Aunque no estaba muy seguro si con ella o consigo mismo.

-Como quieras, Princesa. El hecho es que te quedaste más por ti que por el resto. No nos estabas haciendo un favor, solo querías estar con Lexa. No era un cuestión de sacrificio ni de estrategia, sino de hormonas.

Bellamy se sorprendió a si mismo soltando esas palabras envenenadas y se dijo que tenía que parar porque estaba dejando sus cartas al descubierto.

Clarke no entendía nada ¿a qué venía eso ahora? Pensaba que lo habían arreglado todo aquella noche en la playa, que el ya la había perdonado por todo aquello. Recordó el abrazo que se dieron. Recordó que, si por ella fuera, se hubieran quedado así, abrazados, toda la noche. En sus brazos se había sentido segura por primera vez en mucho tiempo y se había dado cuenta de cuánto le había echado de menos. No entendía cómo alguien que le podía hacer sentir tanto solo con un abrazo podía hacerla sentir tan mal ahora. Casi parecía que estaba... -lo que yo sentía por Lexa no tuvo nada que ver con mi decisión. Cualquiera diría que estás celoso- le espetó.

-Ya te gustaría, princesa- sonrió con amargura- pero por mi bien espero que no, estaría firmando mi sentencia de muerte-
Clarke le dió un bofetón mientras las lágrimas le rodaban mejillas abajo.

Tenemos que salvar el mundo...otra vezWhere stories live. Discover now