Sentimientos

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En una amplia cama con sabanas de seda blanca, se encuentra una rubia quien observa con sus ojos cetrinos* a su caballero en su regazo, la luz de unas velas ilumina sutilmente parte de la habitación.

Sus delicados dedos rozan con ternura su pálido rostro como si de un cristal se tratase, delinea sus rosáceos labios anhelando ser dueña de ellos, con lentitud el abre sus ojos turquesa encontrándose con la dulce sonrisa de su diosa, intenta incorporarse sin embargo es detenido por ella.

Debes descansar-dijo con voz suave-resultaste herido por la ilusión demoniaca del fénix.

La diosa encendió su cosmos logrando que el peliverde cayera profundamente dormido.

No olvides tu lugar hermana-dijo una voz grave saliendo desde las sombras-el es un insignificante humano y tu eres una diosa.

-Lo se...no necesitas recordarmelo.

No te encariñes...cuando ya no sea útil me encargare de eliminarlo por completo-dijo mirándolo con desprecio-ven tengo que hablar contigo.

La diosa de la caza volvió a colocar la cabeza del joven sobre la almohada para seguir a su hermano mayor, quien volteo a ver al peliverde con recelo.

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Sumergió sus manos en el agua y humedeció su rostro, el fuerte dolor de cabeza no desaparecía y lo hacia sentir mareado.

Volvió a su cama viendo como el techo daba vueltas-¿por que siento esta extraña sensación de confusión?-dijo para si.

Un cachorro de pelaje alba se poso sobre su pecho y lamió su rostro provocando que este sonriera y acariciara su cabeza.

Touma entró con una bandeja en manos, no traía su armadura puesta, solo con unos ropajes de lino al igual que los que vestía el cuando no llevaba la armadura, su brazo aun se encontraba vendado por el ataque de hyoga.

-no te ves muy bien shun-

No tengo hambre-dice haciendo una mueca-¿como esta tu brazo?

-Bien...ya lo puedo mover-dijo sentándose a la orilla-aun sigo pensando que no debías traer a ese cachorro.

Estaba solo e indefenso no podía dejarlo-pronuncio incorporándose-además siempre quise tener una mascota.

El pelinaranja suspiro, su amigo era muy terco cuando se lo proponía, solo esperaba que nadie se percatara de la presencia del cachorro, sobretodo cierto rubio que emanaba odio hacia shun.

-¿Ya decidiste un nombre?-

-Se llamara Cora-

Es un nombre peculiar-dijo cargando al can-le queda perfecto.

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Sus ojos esmeraldas miran con éxtasis la luna en su bello esplendor mientras lágrimas invaden su rostro, una diosa no debería dejar que los sentimientos ganen contra la razón se recrimina mentalmente una y otra vez, tan sumergida estaba en sus pensamientos que no notó la presencia del peliverde que la miraba, ignorando que el es la causa de su llanto.

-Artemisa-sama... ¿esta bien?-

Si...estoy bien-dijo secando las lágrimas con brusquedad-no deberías estar reposando.

Shun dudo un momento en realizar la siguiente acción, dio un suspiro, se acercó lentamente y atrajo a su diosa para abrazarla era lo único que se le ocurrió hacer para consolarla.

-¿puedo saber cual es la causa de su llanto?-

-alguien es la causa shun-

¿es por athena?-pregunto apartándose un poco para mirarla.

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