12 «Heridas»

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El viento helado golpeaba con fuerza el rostro de Kira Maximoff mientras volaba por los aires. No sabía exactamente en donde estaba o a donde iba, pero ella prefería no estar en aquella granja ni una minuto más si Barton estaba ahí también.

Seguía sin poder creerse todo lo que él le había dicho. Kira había pensado en un momento que quizá él podría ser el más inofensivo por el hecho de ser una persona sin poderes en el equipo y por ende, sería el más fácil de manejar, pero no.

«Su gran bocota y la forma cruda de decir las cosas es su poder» Pensó la platinada molesta.

Él siempre le causó problemas desde el inicio, debió prestarle más atención. Grave error. Ahora ella estaba sentida por lo que le dijo, aunque también Kira sabe que en su mayoría, él tenía razón.

Kira detuvo su vuelvo, observando sus alrededores desde el aire. Llevaba una hora volando en dirección al norte y no había visto nada más que amplios terrenos. Media hora atrás, se topó un pueblo pequeño, se detuvo a pedir instrucciones pero no estaba ni cerca de llegar a la próxima ciudad según el sujeto de la gasolinera.

La platinada creyó que soportaría el viaje nocturno, pero ahora estaba cambiando de parecer. Si en el quinjet de Los Vengadores tardaron varias horas para llegar a la granja, ella volando por sí misma con semejante viento en contra, seguro se tardaría el doble.

Estando molesta todavía, ella siguió adelante, sin darse por vencida. Su plan consistía en ir a Sokovia nuevamente, a la base donde se originó todo, donde Ultrón tuvo a sus clones desde el inicio. Esperando que sus hermanos estuviesen ahí, lo cual dudaba, pero más valía apegarse a eso que a nada.

El estómago le gruñía, no había comido nada desde hace un buen rato. Para su suerte, distinguió un huerto con árboles frutales, así que descendió con el fin de ir a tomar una que otra fruta y saciar el hambre. Tomó varias manzanas, es lo que abundaba ahí. Se sentó en la tierra, sin importarle que ésta estuviese algo húmeda por el rocío nocturno, y se dispuso a comer la fruta.

Apenas estaba por empezar la segunda manzana, cuando escuchó pasos cerca de ahí. Kira se puso de pie rápidamente, sacudiendo la tierra de su pantalón, a la vez que se ponía alerta. Agudizó el oído para ver de donde provenían los pasos, pero repentinamente no escuchó nada. Ella se mantuvo quieta, sin hacer ruido alguno.

—¿Estas seguro Jared? —escuchó decir a un hombre con voz gruesa— No escucho nada ahora.

—Claro que si Jensen, alguien anda por aquí, escuché ruidos hace unos minutos—le replicó el otro. Jared.

Las voces se oían cerca, Kira dedujo que probablemente podrían ser los dueños del huerto. Escuchó como uno de ellos cargaba un arma y ella maldijo en voz baja. Quería salir de ahí sin necesidad de lastimar a nadie, pero si era necesario, ella dejaría dormidos un rato a aquel par de hombres.

Los pasos de Jared y Jensen se escucharon aún más cerca de ella, Kira tomó dos manzanas y se dispuso a salir del lugar, arriesgándose a que le dispararan. Sacó sus alas, extendiéndolas y emprendió vuelo.

—¿Qué es esa cosa?—gritó Jared viendo a la chica volando.

Jensen no se inmutó en disparar. Un tiro, dos tiros y el tercero le dio justo en la pierna a Kira, lastimándola. Ella bajó la mirada a su pierna asustada, se tambaleó en el aire, dejó caer una de las manzanas para poder sostener su pierna; podía sentir el dolor extendiéndose por todo su cuerpo, pero concentrándose claro en el punto del impacto. Sus ojos comenzaron a humedecerse y a pesar de ello, Kira Maximoff se tragó el sufrimiento y siguió adelante.

FALLEN ANGEL » CLINT BARTON.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt