Cap 41: El accidente. 1/2

3K 227 9
                                    

Corro rápidamente con el pequeño cuerpo desvanecido de Venezia entre mis brazos, a mi lado la amiga de Venezia, Candela, intenta llamar una ambulancia, pero el servicio cayó y no había comunicación. La veo a ella, si rostro pálido, sangrando, con su ojo derecho tomando colores violetas y verdes, me desgarra verla así.

─¡Vamos, mierda!─ grito molesto, corro aún con ella hacia el hospital más cercano de la zona, quedaba a tres cuadras a pié. No me importa. Ella estará bien.─ resiste, pequeña.

|CUATRO HORAS ANTES|

El nerviosismo de Venezia nos ponía un poco incómodos a su amiga y a mí, luce un poco pensativa y algo confundida. Es un poco extraño que ella me haya ocultado algo, al menos pensaba que me tenía una cierta confianza después de todo lo que pasamos juntos.

─¿Puedes hablar ya?─ dice su amiga, Venezia muerde su labio inferior y decide sentarse en frente de nosotros.

─Candela, lo que contaré a continuación no debe salir de aquí jamás. De lo contrario ya no sabría si dirigir mi palabra hacia ti.

La chica y yo abrimos nuestros ojos un poco incrédulos. Las palabras refinadas de Venezia podían causar temblor en nosotros.

─Oye, ¿acaso no confías en mí? Vamos, soy una tumba, tarada.

La miro mal a la chica. Detesto que insulten a Venezia o a algún ser cercano a mí.

─Bien─ comienza a jugar con sus dedos y a mover su pierna frenéticamente ─, mis padres están aquí.

─¿Y?─ pregunta la chica. Con esa confesión lo entendí todo.

─Nosotras no vinimos con nuestros padres por una empresa "familiar", Cande, nosotras escapamos hace dos años y estuvimos muchísimo tiempo en la mierda. ¿Tú cómo te sentirías si tus padres que te maltrataron durante toda tu vida, vienen a chantajearte o de lo contrario le harán el mal a las personas que amas?

Mierda.

─¿Por qué no me lo dijiste?─ camino hacia ella y me siento a su lado, tomando sus manos para brindarle mi apoyo.

─Sentí miedo, Matthew. No quiero que te pase nada más por mi culpa.

Entiendo a que se refiere ella. Pero debe saber que mi adicción no fue su culpa.

─Tú me salvaste, ahora déjame hacerlo por ti─ le pido besando su frente.

─¿Por qué jamás me contaste tu historia, Venezia?

─No es fácil para mí hablar del tema, amiga. Si lo saben ahora es porque ya no puedo más y me siento realmente acosada, observada y al borde del abismo cada vez que abro esa maldita puerta.─ señala la puerta de madera marrón, frunzo mi ceño.

─¿Ellos fueron los que estuvieron aquí?

Asiente sin verme.

─¿Y si te pasaba algo? Pequeña, sé que no te gusta pedir ayuda, pero no me dejes fuera de esto. Sabes bien que te debo mi vida a ti.

Ella me ve directo a los ojos, los de ella comienzan a ponerse llorosos y sus mejillas rojas, su amiga también se coloca a su lado y la abraza, hago lo mismo y escuchamos como rompe en un agudo llanto, no decimos nada; sólo dejamos que descargue sus sentimientos y emociones a través de finos y agudos gemidos de dolor.

*

*

*

Iré a buscar señal en el celular, Matthew. Puedes ir a comprar tranquilo.─ afirma Candela, asiento un poco dudoso y miro por última vez a Venezia, está abrazando un oso enorme blanco y dormida, miro a Cande y camino fuera de la propiedad.

La luz ya había vuelto hace unas horas, por lo tanto los locales ya podrían volver a su funcionamiento. Había uno a unas cuadras de aquí, así que camino rápido y con las manos en los bolsillos del pantalón, la gente me sonríe y otros me miran vidrioso; lo normal de aquí. Saco mi celular y le mando un mensaje a mi familia para saber cómo estaba todo, saco mi cartera y entro al local de 24 hs, la muchacha me sonríe coquetamente a lo que sólo me limito a sonreír sin mostrar mis dientes.

Busco entre los pasillos diferentes cosas para cocinarles a las chicas, abro la nevera para sacar un paquete de fideos frescos, la cierro y al darme vuelta choco con el mismo tipo de hace unas horas, me mira de arriba a abajo y pasa a mi lado golpeando mi hombro.

─Fíjate, imbécil ─ digo molesto, él viejo se da vuelta y me sonríe, sus dientes estaban bien, pero él apestaba a alcohol barato.

─Ten cuidado cómo me hablas, mocoso asqueroso.

─¿Cómo me llamó?─ me acerco a él desafiante, él suelta una carcajada y se larga no sin antes mirarme una última vez, ruedo mis ojos y camino hacia la cajera para pagar los productos de cocina.

Camino con la bolsa de cosas en mi mano izquierda y con la derecha le respondo a mamá, a quién por obligación tuve que contarle todo lo sucedido, al parecer volverán antes de tiempo cuando la nieve se descongele de las pistas de los aviones. Guardo mi celular y doblo en la misma calle que ya conozco para ir a ver a Venezia, la bolsa blanca cae a mis pies al ver su casa en llamas. Corro hacia ella y busco a Candela, quien estaba en el piso sangrando de la cabeza y dormida, los vecinos comienzan a a salir y a especular.

─¡Dejen de hablar y ayúdenme a buscar a Venezia!

Nadie pareció oirme, decido buscar por el patio trasero una entrada a la casa, la ventana de atrás estaba media abierta, logro meterme, pero las llamas comienzan a descontrolarse.

─¡Venezia!─ grito una y otra vez, pero nadie responde.








Buenas, aquí Sam reportando su llegada tarde (nuevamente).

Perdón, de verdad es complicado esto de estar sin celular, pero bueno. Aquí un nuevo capítulo.

Nos leemos pronto.

─Sam.

MattWhere stories live. Discover now