❝Intento De Chico Malo❞「EunHae」

31. Lo amo y lo extraño

Pov Hyukjae.

Estiré un brazo y abrí mis ojos con pesadez al descubrir aquel lugar vacío. Aquel mismo lugar que no había sido ocupado por nadie en dos días.

Esperaba la llamada de Donghae con muchas ansias pero hasta ese día aun no llegaba. Ni siquiera un mensaje de texto o a través de algunos de los chicos. Nada. Absolutamente nada.

Tal vez el plan de Heechul en primera instancia me pareció muy bueno y que creí funcionaría pero yo todavía estaba ahí. Sin comer, ni dormir bien, ni levantarme en la noche para encender la calefacción porque me daba frío. Sólo lamentándome todo el tiempo por no haber besado a Donghae y seguir como si nada.

Pero no, tuve que ponerme celoso. Mi estúpida posesividad tuvo que salir a flote y arruinar cada uno de los bellos momentos que habíamos estado creando él y yo.

Me senté en el borde de la cama y suspiré. No sabía qué hora era. Luego de haberme pasado toda la noche y parte de la madrugada en vela me había quedado dormido sin saber exactamente cuando.

Miré el reloj de la mesita de noche y me rasqué la cabeza. Eran las tres de la tarde y aún no comía nada. Tampoco es que me sintiera con mucha hambre o tan sólo siquiera ánimos de hacer algo en especial.

El que rompió el silencio abrumador al que me había sumido fue el tono de mi celular. Me puse de pie y con desgano, fui hasta mi pantalón tirado en el suelo.

-Habla Hyukjae -mi voz salió del asco. Y seguramente me veía así mismo. Horrible.

Fui hasta el espejo y bostecé. Realmente me veía mal. Sin exagerar, parecía un zombie recién regresado de la segunda guerra mundial con una noche de copas encima.

-¿Cuándo piensas dejar la madriguera? -me dirigí a la sala y me serví agua en un vaso. No hubo día que Heechul no me llamara.

-Algún día -respondí y bebí todo de un trago. Hice un sonido al final, fui al sillón y me tiré en él.

-¿Sabes que debes trabajar hoy?

-Lo sé.

-Y que debes arreglar los papeles de Sora.

-Lo sé.

-Y que debes ir a ver su vestido.

-Lo sé.

-Y que...

-¡Sí, maldita sea! ¡Estoy consciente de todas las cosas que debo hacer, deja de decirlas! -exclamé hastiado de su parloteo. Masajeé mis sienes con los ojos cerrados. La cabeza me empezaba a doler.

-Comprendo que estés en depresión porque aún no sepas nada de Donghae pero no es para que te pongas así conmigo. Sólo quiero que salgas de una vez y muevas tu trasero -me puse boca abajo y reí. Sí, al parecer aún no olvidaba como hacerlo.

-¿Sabes a quién me gustaría verlo mover su trasero?

-Ahí vamos de nuevo -supe sin verlo que había puesto los ojos en blanco. Cada que me llamaba, de alguna u otra manera, yo introducía a mi bello moreno en las conversaciones.

-A Donghae -dije de igual manera. Lo extrañaba muchísimo. Tanto que si me decían que me quedara sin sexo, música y en pobreza total a cambio de estar con Donghae, accedería al instante.

-Hyukjae, en serio, ¿por qué no lo buscas?

-¿Y si no quiere verme? ¿Qué pasa si sigue enojado conmigo?

-¿Y qué tal si no te llama porque cree que él culpable de todo es él?

-Donghae sabe que yo no me enojaría con él.