La morada del Conde Lecter

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//Notas de la historia: Escribo esto con motivo de la cercanía de Halloween, levemente basado en la historia de Dracula (?) , espero que lo disfruten, subiré un capitulo por dia casi seguramente hasta el 1/11 que sera cuando termine. Los animo a comentar, votar y compartir y también a leer mis otras dos historias Hannigram :3 un beso a todos!! //


El traqueteo por el camino al pueblo era infernal, Will Graham no dejaba de preguntarse una y otra vez por tenían que ir a visitar al Doctor Lecter pero por supuesto esa no era decisión suya si no la decisión de su jefe Jack Crawford que no dejaba de decir maravillas sobre la eminencia del personaje al que visitarían. Incluso se había pasado gran parte del viaje hablando sobre ello...

Tanto que hasta Abigail y Alana, quienes viajaban con ellos, estaban profundamente impresionadas.

Por supuesto quien más impresionada estaba era Abigail, Alana ya había tenido "el gusto" de conocer al Doctor Lecter en una fiesta de sociedad que se había dado hacia unos cuantos veranos al igual que Jack.

Abigail recostó un poco la cabeza sobre el hombro de Will mientras ambos observaban el paisaje del atardecer por una de las ventanas del carruaje. El paisaje se veía casi mágico, místico, con el sol tiñendo de dorado los lejanos campos y algunos árboles que eran mecidos por la brisa un tanto fresca de comienzos del otoño.

Al ver esto, Alana tosió ligeramente incomoda mientras Jack desviaba la vista. La cercanía entre Will y la joven no les resultaba apropiada, pero para Will ella era como una hija... Y para ella, Will era como su padre.

Después de todo... él había matado al psicópata de su padre verdadero, salvándole la vida a la jovencita. Y ahora se sentía obligado y dichoso de protegerla y de velar por ella.

-Tal vez sería apropiado que cuando volviéramos a la ciudad, ustedes dos se casaran...- sugirió Alana mientras el coche no dejaba de traquetear por el camino de piedra escarpada que subía al último pueblo antes del castillo que habitaba el doctor Lecter.

Will suspiró tensamente al escuchar eso y Abigail se sentó derecha y tiesa en su asiento, alejándose de él.

Cada día que pasaba, Alana le caía cada vez peor. ¿Por qué tenía que meterse en su vida y querer casarla con Will?

Solo tenía 18 años, no se sentía preparada para eso aunque ya tuviera edad para casarse.

Y Alana ni siquiera debería opinar, rondaba los treinta años y aun ni siquiera tenía marido, lo único que hacía era asistir a grandes fiestas en la ciudad pero de nada le servían porque a los ojos de muchos ya era vieja y solterona.

Ninguno de los dos le respondió a Alana, ya se habían cansado de repetir una y otra vez que no se querían de esa forma y que jamás lo harían, por mucho que el circulo que ambos frecuentaban insistiera en que debían comprometerse... Que no era adecuado que una jovencita tan hermosa y en edad casadera se estuviera quedando en la casa de un hombre soltero y aun joven, con el que realmente no compartía ningún lazo de sangre.

Pero nadie parecía entender que ellos no necesitaban compartir la sangre para quererse como padre e hija.

Se hizo dentro del auto un silencio bastante incomodo hasta que por fin, casi cuando anochecía, el coche se detuvo en el pueblo y los cuatro viajeros se bajaron de él.

Jack Crawford le pagó al cochero una generosa suma antes de despedirlo y después empezó a buscar un nuevo coche que los pudiera subir por la escarpada colina que llegaba hasta el castillo, el cual se distinguía en la lejanía como un oscuro y poderoso monstruo acechándolos.

El Conde Lecter.Where stories live. Discover now