El Conde Lecter.

Epílogo: "Para toda la eternidad"

//N.A: ¡Por fin! La ultima parte de esta historia que iba a ser un fanfic corto de Halloween, ya está aquí XD Espero que la hayan disfrutado, y mil gracias a todos los que comentaron y me animaron a seguir por este camino de convertir esta historia en una historia decente y no solo en un especial sexoso como era mi primera intención xd Los adoro, a todos ustedes, y realmente disfruté escribiendo esto. Espero que ustedes también disfruten leyéndolo y nos vemos en mis otras historias. Los amo besos!//

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Muchos años después...

—Esto es maravilloso...— murmuró Mary mientras recorría los alrededores con su cámara fotográfica.

—Mas bien querrás decir "aterrador" — replicó John, quien la acompañaba en su recorrido por entre medio de las ruinas de aquel antiguo castillo.

La pelirroja giró los ojos y se volteó con su cámara, tomándole una foto a su molesto acompañante y cegándolo por un momento con el flash.

—¿No te cansas de ser un cobarde? — preguntó la muchacha.

—No soy cobarde, pero se cuentan muchas historias sobre este sitio y el guía turístico nos dijo expresamente que no nos alejemos demasiado. Y ya lo hicimos. —

Mary soltó un suspiro al escuchar las aburridas palabras de su amigo y las descartó con un movimiento algo despectivo de mano.

—Si tan enamorado estás del guía entonces vuelve con él y con los demás. Yo pienso seguir investigando las ruinas de este lugar. ¿Qué crees que haya pasado para que el castillo entero se derrumbase sobre las mazmorras? —

—No lo sé... Quizás un temblor o algo así. O simplemente era un sitio demasiado viejo. — respondió John, con claro desinterés.

Mary prefirió no seguir hablando con él y en cuestión de unos pocos minutos se perdió entremedio de aquel sitio derruido, tomando todas las fotos posibles.

Tras unos cuantos minutos, el muchacho se aburrió de esperarla y decidió regresar con el guía, aunque la inquietud carcomía su alma por algún extraño motivo desde que habían llegado a aquel sitio.

Mientras tanto, dando un rodeo por entremedio de las ruinas, Mary llegó con su cámara fotográfica hasta un motón de piedras apiladas que casi parecían alguna clase de extraña y antigua tumba.

Se aseguró de tomarle varias fotos mientras el cielo comenzaba a ponerse más y más oscuro a medida que llegaba la noche. El crepúsculo en el horizonte ya se despedía con unos últimos rayos dorados que señalaban el final de aquel día, y Mary comenzó a reflexionar sobre que sería una buena idea regresar con John y con los aburridos guías.

Sin embargo, apenas el sol había terminado de esconderse, una mano pálida surgió de entre las piedras, a espaldas de la turista que se hallaba fotografiando otras cosas.

Lentamente las piedras fueron saliendo de su sitio, y un rostro tan pálido como la propia mano, emergió de la tumba, levantándose hasta quedar por completo de pie.

Un hombre rubio y hermoso, muy blanco y de ojos rojizos estaba a espaldas de la joven desprevenida.

Era Hannibal, quien tras un par de siglos de sueño había despertado nuevamente. Su memoria estaba por completo en blanco, lo único que sabía era que debía alimentarse, y allí estaba su próxima víctima: La jovencita de la cámara.