Mi Demonio. {Mitades Opuestas #1} COMPLETA

Capítulo 45: Decepciones

Dedicado a: Nahoflecha gracias por comentar y leer, espero te guste el cap. 

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Saqué rápidamente mi celular cuando solo faltaba una cuadra para llegar a la casa de Aaron. Son las 10:46 am.

— Son las 10:46, no hay que preocuparnos... — Will me interrumpió.

— Creo que sí tenemos que hacerlo. — dejo de ver mi celular para mirar hacia delante y me encuentro  con que el auto de Aarón está estacionado afuera de la casa ¡Mierda!

— ¿Crees que esté adentro?

— Yo pensaba que tal vez el auto condujo solo hasta aquí pero creo que tu teoría es mejor.

— Hablo en serio, Will, esto no es divertido. — Cuando dije eso Will rio un poco.

— Lo siento pero es que esa pregunta fue algo tonta. Aparte, quería que dejaras de estar tan asustada pero creo que no funcionó. — no dije nada hasta que Will estacionó el auto afuera de la casa. Lo único que pasaba por mi cabeza es ¿Qué le voy a decir a Aarón cuando me vea llegar con Will?

— ¿Qué le vamos a decir? — esa pregunta fue más para mí misma pero Will la contestó.

— Pues que estamos saliendo. — me giro para verlo a los ojos.

— ¿¡ESTÁS LOCO!? — Me miró confundido. — ¡No le podemos decir eso!

— ¿Por qué no?

— ¡Pues porque soy su hermana menor! ¡Prácticamente su amigo está saliendo con su hermana menor! ¡Eso suena horrible! ¿¡Qué no los hombres tienen una regla de no salir con las hermanas de sus amigos!?

— No que yo sepa. Pero, entonces ¿Prefieres mentirle?

— No... — miré al suelo apenada porque en serio no quería hacerle eso a Aarón. Ya le había mentido bastante al ocultarle que Will ha dormido conmigo desde hace meses; y creo que está mentira se ha llevado muy bien gracias a los muros aprueba de sonido que tiene Aarón en su habitación.

— Entonces vamos. — lo miré unos segundos sin hacer nada hasta finalmente asentir. — Esa es mi chica. — me sonrió feliz antes de bajar del auto y dirigirnos al territorio de Aarón.

Estábamos por subir las escaleras que guiaban a la puerta de mi perdición pero frené a Will.

— Espera. — lo detuve por el brazo mientras  él solo me miró divertido. — ¿Qué le vamos a decir si pregunta desde cuándo?

— Salimos desde el 25 de diciembre.

— ¡Dos días después de que se fue! ¿¡Sabes lo mal que suena eso!?

— 26 entonces.

— ¡Solo le agregaste un día más!

— En mí defensa, dijiste que dos sonaba mal.

— Bueno entonces el 26. — girábamos para mirar la puerta. — Ve tu primero. — soné algo asustada.

— ¡Oh! No, las damas primero.

— ¿¡Qué!? — y sin más me empujó hasta que estuvimos dentro de la casa.

Afortunadamente cuando entramos no se hallaban señales de Aarón por ningún lado salvo por unos ruidos en la cocina; con desconfianza comencé a encaminarme hacia allá. Honestamente me iba poniendo más nerviosa con cada paso que daba a pesar de que estábamos por ver a mi hermano, la personas a la que más quería en el mundo.