Uno.

2.9K 198 63
                                    

                 

Y entonces me encontré a mi mismo en aquel lugar mórbido.

La cabeza me dolía, las muñecas que rápidamente deduje estaban atadas, me escocían, la posición en la cual estaba era incomoda, y tenía la boca seca, como si estuviera deshidratado.

Me permití parpadear y ver mi entorno.

Era realmente asqueroso, como esos lugares a los que los míos y yo llevábamos a un pobre engendro que tenia la osadía de desobedecer las órdenes de mi padre.

Pero, la diferencia era que aquel lugar en el que me encontraba era aun peor.

Incluso yo tendría más humanidad en el sitio donde encadeno a mis victimas de secuestro, porque era más que obvio que eso era lo que yo en ese momento.

"Has despertado, príncipe..." Respingue. Me removí para quedar con la vista fija en el origen de aquella rasposa voz. Fruncí el ceño, mas no reconocí su cara. " Donald me ha de lamer los huevos por esto!" Continuo. Abrí mis ojos con asombro ante el nombre anterior mencionado, porque Oh Dios!, y esperaba que no fuera así, era mi fin si aquello era verdad.

" Que es lo que quieren?" pregunte con un nudo en mi garganta. El olor nauseabundo de aquel lugar me llenaba los pulmones, asqueándome al punto de querer vomitar. Cerré los ojos no pensando en ello, y esperando que aquel sujeto respondiera mi pregunta, porque, no tenía sentido alguno preguntar la razón del porque me encontraba ahí. Era obvio que portar el apellido "Iero" era más que suficiente en respuesta.

Aquel apellido que mi madre odio hasta el día de su muerte. El que me condeno a mí a llevar la vida que había gozado hasta horas atrás, antes de que estuviera sudando como un cerdo en aquel sitio.

"Eres inteligente" Una sonrisa burlona se asomo en el rostro del moreno. Me detuve a observarle muy detenidamente. Un afro gigantesco fue lo primero que me llamo la atención, con una mirada llena de locura y su lengua que delineaba sus labios. "Tu padre nos tiene hasta los cojones, Iero. Se lo advertimos, y tu hermanita es testigo de que así fue. Más nos desafío y... vete aquí. "

"Que mier..." Pero antes armarme de valor y empezar a maldecir, una luz producto de que la puerta de enfrente se abriera de golpe, me cegó por unos instantes antes de siquiera acostúmbrame y cerrase con la misma.

"Pero mira nada más!!, mi puta ha llegado!!" Dios que me matara y no haber escuchado esa voz. Mire rápidamente al frente, encarando valiente lo que ya sabía de antemano, mordiendo mi labio inferior con fuerza al ver aquella cara retorcida que tanto asco me daba.

"Michael" gruñí. El moreno a su lado hizo lo mismo fulminando al rubio fugaz, haciendo que este le ignore con una sonrisa mas macabra que la de hace instantes.

"Frank Iero. El mismísimo hijo de puta que más odio."

"Pero qué coño quieren de mi!?" Dije sin más. La rabia de ver a aquel rubio oxigenado hacía sacar lo peor de mí. "Mi padre se va a enojar y entonces habrá una guerra de la que Donald no podrá salir vivo!!" Escupí.

"Pero que cojones los tuyos!" Michael reía desquiciado sin parar haciendo que mi cara de confusión creciera más y más. "Déjame decirte algo muy interesante, Frank." El rubio se inco hacia donde yo me hallaba, haciendo ademan de querer susurrarme algo para después sentir el impacto de un golpe en mi abdomen que me saco el aire, logrando que me encoja como un ovillo en el suelo mal oliente. "Aquí y ahora, tu estúpido apellido no tiene ni una pizca de valor. Así que la próxima vez que oses siquiera abrir tu boca para decir una palabra, se me olvidara que eres una puta y te usare como saco de boxeo, hasta que cada uno de tus huesos se muela con mis puños" Tome aire torpemente mirando a ver al chico con desprecio a lo que respondió con una sonrisa."Así me gusta." Maldito."Ahora, Ray te llevara ante mi padre. Desea darte una muy buena bienvenida..." Apreté los labios respirando pausadamente. Y es que no quería admitir que me empezaba a asustar. Mire a Michael por última vez antes de salir, notando como el moreno le susurraba algo antes de que el rubio sonriese acariciando su mejilla dándole un beso sucio para al final morderle. Si le dolió, no se quejo.

Mi Bestia -Frerard-Where stories live. Discover now