Dieciocho.

1.3K 140 66
                                    

---Todo esto tiene que ser una broma!...--- Mis ojos le miraban llorosos con mis mejillas a un punto demasiado pigmentado de carmín, pero ella solo me sonreía nostálgica.

---Tienes que saber, Frankie, que es el don más maravilloso que la vida pudo entregarte.--- Negué. Negué fuertemente aferrándome a mis ideales, a todo lo que me rodeaba.

Era el único hijo varón de Cheech Iero, jefe de uno de los carteles más poderosos del país. Y ahora, además de resultar ser gay, había resultado ser un maldito extraterrestre capaz de poder crear vida.

--- No!, No!, no mama, no!.--- Repetía sin control. Mi madre, Linda, me intentaba abrazar, para así poder calmar mis alteradas quejas, mis sollozos desolados, mi miseria. --- Ahora que haré mama... Ahora que....

--- Oh, Frankie... Nada, simplemente nada. Eres la persona más afortunada que conozco. Podrás conocer a alguien que te ame por quién eres, Frankie y encima de ello, podrás tener una familia sin la necesidad de ser infeliz por algo que no te gusta.--- le mire borroso con un puchero más pronunciado en mi rostro, tapando de nuevo este con mis manos, volviendo a posarme entre su pecho y sus brazos que me rodeaban con su calor.--- Eres perfecto hijo, nunca lo olvides.

Nunca lo olvide.

Aunque por mucho tiempo, me creí descompuesto...
Entonces lo conocí...
Bruto por naturaleza, una total bestia.

Y si, me permití creer que podía ser perfecto a sus ojos... Que yo era un perfecto imperfecto a pesar de aquel extraño don que muy pocos como yo poseían.

--- Despierta!!!--- Tome aire abriendo mis ojos al instante, mirando perdido así como asustado mi entorno. Por inercia sostuve mi vientre, protegiéndolo, mientras me sacudía la cabeza, tratando de quitar aquella agua que me había caído encima.
Mis avellanas enfocaron a Felicity cuya mano sostenía un balde de agua, sonriendo a mi persona mientras aventaba este y se sentaba a un lado mío.--- Vaya que duermes mucho, enano estupido.

--- Que es lo que hago aquí!?--- ella sonrió.

--- Oh... Nada especial, Frankie... Te he traído a casa... Bueno... Casi, mi casa, para ser exactos.--- Fruncí el ceño mientras veía su sonrisa burlona aparecer.--- Es muy linda no?, debes considerarte afortunado al estar aquí en mi habitación.--- Volví a recorrer mi entorno mirándole luego quedo tratando de analizar toda la situación. --- Papa ha estado furia desde que se enteró de tu aparente compromiso.--- Sus ojos veían mis manos, fijamente a el anillo que Gerard me había dado.--- Y con lo de sus territorios... Peor. Así que tuvimos que hacer un par de buenas movidas, necesitábamos más poder y heme aquí.--- Alzó sus manos en demostración.--- Casada con uno de los políticos más corruptos de todo el país. Lo sé, pensé lo mismo, pero no está tan mal, y lo mejor de todo es que no le apetece tener hijos...--- Y sé que trataba de engañarme, pero la conocía tan bien...

--- Pero tú sí.--- Finalice seguro.

--- Tienes razón. Como siempre... Teníamos que ser hermanos...--- Dijo con obvia molestia.--- Entonces te vi en aquella tienda departamental, con aquel bulto en tu vientre que sinceramente se te ve horrible, y pensé... Que mejor manera de tener un hijo que el de tu propio hermano!!!--- Jadee ante la repulsión de sus palabras.--- Así que apenas y saliste de ese lugar todo altivo, creyendo que me habías ganado, hice mis jugadas. Solo era cuestión de decirle a Richard tu peso aproximado y estatura y fue suficiente para hacerte dormir. Ahora viene lo interesante, Frankie....--- Entonces un escalofrío demasiado fuerte me recorrió desde la punta de mi primera vértebra cervical hasta la última coccigea. --- Digamos que Richard sabe igualmente que inyectar a una embarazada para lograr que entre en labor de parto, aun así sea mucho antes de tiempo. Pero yo sé que no estás a mucho, Frank, así que cabe la probabilidad de que tu mocoso no muera.

Mi Bestia -Frerard-Where stories live. Discover now