Amber PoV
No estás sola
Repito una y otra vez en mi cabeza. Los nudillos me tiran la piel, y les observo notando que mi agarre al volante es demasiado fuerte. Respiro profundo y aflojo ambas manos, dejando que la sangre vuelva a circular por allí.
Abro y cierro los dedos para comprobar que aún puedo moverme, aunque no quiero... No quiero moverme y es por eso que estoy sentada en el asiento de conductor con el auto estacionado fuera de la reunión.
La peor parte ha pasado, el entierro fue deprimente y lleno de palabras falsas por lo que me negué a dar un discurso de cualquier tipo, y procuré no moverme con el fin de que nadie me reconozca.
Marcus observa a través de los polarizados como la gente importante no para de ingresar vestida de negro en la casa de mi madre... Que alguna vez la consideré mía.
—No puedo hacerlo —niego con la cabeza sin siquiera apartar la vista de mis dedos
—Podemos esperar aquí hasta que estes lista —su mano izquierda aprieta mi rodilla dándome consuelo pero éste parece no llegarme
—No puedo... No otro velorio, la gente aquí come y pretende ser feliz por su ser querido que ha dejado el mundo. No estoy feliz Marcus, tampoco estoy segura que esté triste pero aún así... Me rehuso no quiero, no puedo hacerlo
Sus labios se estampan en los míos de imprevisto, y luego reacciono besándolo con toda la fuerza y el desconsuelo que siento en el pecho. Sus dedos rápidos se deshacen del moño que traía hecho en el cabello y la maraña cae suelta a ambos lados de mi rostro. Me deshago de mi puesto, y pasando mi pierna por encima quedo a horcajadas suyo, y lo sigo besando con furia a pesar de que noto lo sorprendido que está. Sus manos acarician mis muslos subiendo por el Tajo a un lado de la pierna que trae este caro vestido negro, y gimo en sus labios cuando lo siento tan cerca de mí
—Amber... —me frena y ruedo los ojos al cielo.
—¿Por que siempre tienes que arruinar el momento?
—Porque quiero que estés segura para tu primera vez, que sea lo que realmente tú quieres y no lo que tus hormonas desean
—Mis hormonas te odian
—Puedo vivir con ello.
Abro la puerta y salgo intentando no partirme la cara en el concreto de un golpe al salir de la posición en la que estaba. Observo a ambos lados del enorme jardín delantero pero me encuentro sola, tan sola como me siento por dentro.
El ruido de la puerta del auto al cerrarse me hace volver en tiempo y espacio y me encamino hacia la casa, pensando cuánto tiempo llevaba ya sin usar este tipo de tacones y un vestido tan caro... Y definitivamente no me siento yo misma, me siento la vieja Amber, la sombra.
Me detengo junto a la puerta de entrada observando los sillones de madera que mi madre una vez trajo de Taiwán, y como allí hay alguien que se encuentra en la misma situación.
—Hola —musito sentándome a su lado
—Te ves horrible —se me escapa una corta risita
—Tú también
—Al menos sigo siendo la que viste hace pocos días —señala su chaqueta de cuero, y me observo a mi misma enfundada en el caro vestido negro con zapatos igual de costosos, sé que lo he destacado varías veces, pero con el dineral que salen estas ropas que mamá compró para mí, tendría dos semanas de big Mac.
—Creí que podía darle el gusto a mi madre —me encojo de hombros —¿Le has visto?
—No me he animado a entrar... Sé que debe sentirse mal pero ¿Se supone que hago bien estando aquí? ¿Deberia darle un abrazo?
Reposo mi mano sobre la suya y aprieto con fuerza
—Todos en nuestros peores momentos necesitamos un abrazo de mamá, y sé que tienen diferencias pero... es tu hija— hago una pausa buscando su mirada
—Eres la mejor nieta que me podría haber tocado — Lydia se pone de pie, y se adentra en la casa mientras yo observo una vez más el jardín que tras un estrenduoso golpe, vuelve al silencio.
Me pongo de pie siguiendo los murmullos apresurados unos sobre otros, y me detengo observando las tres figuras que pelean en voz baja sin cesar.—¡Debian pasar desapercibidos! •pero están empapados, dos de ellos y me observan los tres pares de ojos como cachorros que intentan dar lástima
—Hola Amber — y por primera vez en días, estallo en carcajadas sintiendo como se me mojan las mejillas y me pregunto ¿Cuanto tiempo llevaba sin llorar de la risa? Bendito sea este lujo

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Habitación 503 (# 2 Temporada) EN EDICIÓN
Novela Juvenil¿Creias que todo terminaba ahí? ¿Creiste que lo habias descubierto todo? ¿Cuantos secretos eres capaz de guardar? Nueva vida, Universidad, nueva habitación, pero... La vida sigue, y la historia también. Segunda temporada de "habitación 503" #30 en H...