Capitulo 62: "Soltar"

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He descubierto a lo largo de la vida, que el ser humano tiende a sabotearse cuando siente que su vida coge rumbo, que se asienta, porque, el verdadero miedo no radica en la inestabilidad sino en acostumbrarse a una felicidad que en cualquier momento pueda ser arrebatada. No hay problema si deseas un caramelo y de repente sabes que no lo tendrás porque dentro tuyo sabias que esa era una de las posibilidades más grandes. Sin embargo, cuando tienes el caramelo entre las manos y te es arrebatado, eso es jodidamente doloroso.

El huracán Marcus Powell arrasa con la poca fuerza de voluntad que poseo haciendo temblar mis piernas. Como si lo supiera, sus manos se asientan detrás de mis muslos y me levanta aprisionandome entre su cintura y la pared, mis manos rápidamente se pierden en el espesor de su nuca profundizando aun más el beso. Es esto, esto es lo que necesitaba, el calor de sus labios y la sensación que me producen dejan mi mente en blanco alejando todas las dudas, los temores, y las incertidumbres de mi vida, sin embargo soy egoista. Sé que mantener a Marcus a raya, lejos de mi, es mantenerlo alejado de Chester y es eso lo único que a mi me preocupa, incluso más que poder tenerlo a mi lado. Gimo en su boca sintiendo mis pulmones arder ante la falta de oxígeno mientras la parte cuerda de mi cerebro pide a gritos que abandone ese acto de los dioses pero no puedo hacerlo, mi fuerza de voluntad está tan lejos como la virginidad de mi querido Jason Stevens.

— ¿¡Es que siempre tengo que llegar en la parte del cachondeo!? —la voz de Jase nos interrumpe activando la parte coherente de mi cerebro. Los labios del castaño no se despegan de mi, por lo que lo muerdo con fuerza provocando el efecto deseado.

Mis pies tocan el suelo, me siento mareada unos segundos pero me recompongo y le observo dando una bocanada de aire, una sonrisa ladina se plasma en su rostro mientras pasa el pulgar por su boca quitando las gotas rojizas que emanan de allí.

—Si me vuelves a besar, eso será una caricia de bebé —amenazo.

—Pues, acariciame cuantas veces quieras nena —emprendo camino hacia el pelirrubio, dejando al chico atrás. —Si te puedes tragar tu propia mentira y te mantienes alejada de mi realmente te daré un premio.

Su arrogancia termina de hacer estallar lo que hace tiempo se acumula en mi. Aprieto los puños a ambos lados de mi cuerpo con fuerza, la luz aparece frente a mi entonces. No soporto al chico detrás mío, es arrogante, descarado y parece importarle poco alguien que no sea él mismo. Carraspeo con fuerza alejando el nudo de mi garganta mientras que la impotencia me toma de improvisto girando sobre mis talones y plantándole cara en pocas zancadas. Mi dedo índice cobra vida enterrandose en su pecho repetidas veces.

—Escúchame bien, cabrón porque voy a dejar esto en claro de una vez. No es una novedad que hayamos tenido algo, pero a ti... Yo no te amo, no te conozco y te aborresco si hay algo de lo que aún vaya enganchada es de tu recuerdo, del que eras, pero uno no vive de recuerdos así que oficialmente esto acaba aquí.

Sus pupilas se dilatan y es como si algo estallara dentro suyo, durante unos instantes me hace creer que le ha dolido pero entonces deja caer una risa cargada de ironía negando con la cabeza.

—Vale, lo pillo —levanta ambas manos enseñándome sus palmas —lo estaba pasando en grande, pero no desperdiciaré más tiempo en querer llevarte a la cama. No vales la pena.

La mano derecha me pica de una forma dolorosa y soy consciente entonces, de que he abofeteado a mi maldito ex-novio.

(...)

Artie McKenna -el nerd- ha de odiarnos. Jason pasará la noche en mi habitación mientras un magullado Marcus Powell duerme en el piso de abajo, no se ha llevado tan sólo una bofetada de mi parte sino que mi querido pelirrubio le ha dejado de cortesía un ojo morado y la ceja partida. No debería sentirme culpable, según mi hermano no es la primera vez que se parten la cara a los golpes, y además el capullo se lo merecía.

—Cuando Emily me dejó, y mi mejor amigo se alejó de mi —me giro en la cama, viendo a mi nuevo compañero de habitación —mi madre me dió un discurso sobre "soltar" que uno debe saber cuándo es el momento indicado para alejarse, para dejar ir lo que te hace mal, pero yo creo que si uno ama realmente esa no es la única opción, o sueltas o te agarras fuerte.

*****

¿Quien más se creyó que todo iba a estar bien?

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¿Quien más se creyó que todo iba a estar bien?

Habitación 503 (# 2 Temporada) EN EDICIÓN Where stories live. Discover now