2 de febrero del 2004

411 25 2
                                    


El sol golpea mis párpados, avisándome que es hora de abrir mis ojos, pero estoy tan cansada que no me importa ni el insoportable pitido del despertador.

Solo cinco minutos más y...

Abro los ojos y miro el reloj, son las 7:00 a.m.

¡No puede ser! Otra vez me quede dormida.

Corro al baño y abro la regadera, ni siquiera espero a que salga el agua caliente para meterme y empezara enjabonarme. No tardo ni cinco minutos en terminar cuando ya estoy vistiéndome...solo me faltan los zapatos y...¡No otra vez! No sé dónde deje mis zapatos.

Recuerda, recuerda. ¿Dónde los pusiste?

¡Eres un desastre Adriana!

¡Oh, ya me acorde! Los deje debajo del sillón.

Salí de casa a las 7:25 y prácticamente corrí a la estación. No iba a alcanzar el tren directo, iba a tener que tomar el de las 7:30. Voy a llegar tarde a mi primer día de trabajo en el Hospital Universitario Santa Cristina, acabo de terminar la carrera de enfermería y este es mi primer trabajo, no puedo llegar tarde. Llegue a la estación justo cuando el tren directo se marchaba.

Y ahora ¿qué?

Vi el tablero que marcaba la hora de llegada y de salida de los trenes y su destino. En cinco minutos salía otro, aunque en este tendría que transbordar en Atocha pero es mejor que nada. Corro al andén que indica el tablero y llego justo antes de que cierren las puertas.

¡Aleluya!

Encuentro un asiento libre junto a la ventana, lo que es bueno ya que me encanta ver como el tren pasa al lado de árboles y las personas que van camino a sus trabajos.

El tiempo corre y las personas suben y bajan en las diferentes paradas. Voy a llegar justo a tiempo.

Un cuerpo se sitúa frente a mí y alzo la vista para ver de quien se trata. Es un chico, más o menos de mi edad y ¡Oh por Dios, esta guapísimo!

Se sienta en frente de mí, por lo que quedamos cara a cara. Me sorprendo mirándolo con la boca abierta, como embobada, por suerte él estaba mirando hacia su teléfono. De repente me siento tan avergonzada, estoy ante un chico así y yo vestida con pants, tenis, una sudadera y con mi cabello agarrado en una colita de caballo.

Él alza la vista y yo la bajo tan rápido que no estoy segura si se dio cuenta de que estaba mirándolo o no.

¡Ya basta Adriana! Tú debes concentrarte en tu trabajo, no en chicos guapos.

Pero, solo míralo.

Sí, es muy guapo, por eso nunca te mirara, si tan solo fueras más guapa, un poco más lista y si no fueras una cobarde, tal vez, pero eso no va a pasar ¡no seas tonta!

Es verdad, nunca me miraría. Yo no soy especial, solo soy una chica común y corriente.

Alzo la vista y lo sorprendo mirándome. Me sonríe y yo trato de devolvérsela pero creo que más bien hice una mueca rara, o por lo menos era como yo me sentía, rara.

Mi parada.

Me puse de pie y baje del tren, baje sin mirar atrás, sin buscarlo con la mirada, solo me dispuse a seguir mi camino al hospital.

.____________.____________.____________.____________.__________

11 de MarzoOnde histórias criam vida. Descubra agora