8 de marzo 2004

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Las últimas tres semanas he tomado el tren directo y solo me he concentrado en hacer bien mi trabajo y seguir estudiando.

Me hace falta un descanso.

Toma el tren de las 7:30 por favor.

No voy a hacer eso.

Anda, necesito ver a Daniel.

No.

Oh vamos, solo una última vez. Por favor.

Si hago esto puede que me decepcione otra vez, pero si no, mi conciencia me va estar molestando el resto de mi vida.

Te odio tanto.

¡Siiii!

Llegó a la estación y espero al de las 7:30, subo y tomo asiento. No me esmere en mi apariencia, total ya se lo que va a pasar: solo silencio. La verdad yo no soy de esas personas que entablan una conversación tan fácilmente y él no parece interesado en hacerlo.

Sube en la misma parada de siempre. Esta vez fui yo la que tuvo que mantener el lugar frente a mi vacío ya que no quería que por causas del destino el asiento fuera ocupado por alguien más.

Me mira y sonríe. El tiempo se para.

-Vaya, hasta que apareces- me dijo mientras se sentaba.

¡Te está hablando, lo hizo!

-¿Por qué?

-Esto te va a sonar raro ya que no te conozco, pero, te eche de menos- dijo con  una sonrisa.

Ay, que bonito.

Con solo esa frase mi corazón empezó a latir al mil por hora.

-Yo también lo hice- musite tan bajo para que no lo escuchara, pero, para mi mala suerte lo hizo.

-Pues no vuelvas a desaparecer así, regresa a este tren todas las mañanas.

Me quede muda, los nervios me empezaron a atacar. El silencio reino por un largo momento hasta que el decidió romperlo.

-¿Quieres salir? Como una cita.

¡Oh por Dios! ¡Dile que sí!

-Yo...estem...yo no puedo.

Oh, por favor. Se valiente por una vez en tu vida.

-Oh, claro. No quieres. Lo siento, debí haberlo pensado antes, para ti soy solo un extraño.- dice decepcionado.

Por favor Adriana, atrévete.

En serio quiero salir con él pero, no lo sé.

Por favor.

Bien, lo intentare.

-¡No!- grito rápidamente y hago que él y otros pasajeros se sobresalten-No es por eso- agrego más calmada- Tengo que trabajar y...- suspiro- ¿puedes el jueves?- pregunto sin pensar. Es el único día que tengo libre.

Sonríe.

-Claro

Ahora yo también sonrío.

La voz de mujer anuncia la parada. Esta vez bajamos juntos del tren y nos despedimos.

-Te veo mañana - dice, me da un beso en la mejilla y se marcha.

Me ruborizo, espero que no lo haya notado.

-Hasta mañana-

Los siguientes tres días llegue temprano a la estación, rechace el tren directo para tomar el de las 7:30 y poder ver a Daniel. Platicamos y reímos, no me costó mucho trabajo entablar una conversación con él, ya no sentía tantos nervios, ahora sentía una corriente de electricidad recorriendo mi cuerpo cada vez que lo veía. Sin darme cuenta llego el jueves.

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11 de MarzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora