11 de marzo del 2004

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Hoy era el día, mi primera cita con Daniel y no sé qué ponerme. Estoy entre un vestido amarillo o unos pantalones de mezclilla y una blusa azul marino.

El vestido no, es muy chillón, además hace frío.

Tienes razón.

Me visto y me pongo mis botas.

Nos íbamos a ver en el tren, yo tenía que ir a trabajar al hospital hasta las 20:00, después el pasaría por mí e iríamos a cenar.

Llego a tiempo y subo al tren. Tomó asiento en donde siempre, solo que ahora apartó el lugar que está junto al mío. Espero ansiosa la parada donde él subirá, no aguanto las ganas de verlo.

Llegamos y ahí está.
Luce guapísimo (como siempre). Se sienta junto a mi y me toma la mano.

-¿Lista?

Yo asiento con la cabeza y los dos reímos.

Todo era normal, todo estaba bien. Veníamos sobre la calle Téllez cuando se sintió una sacudida y se escucharon varios gritos de miedo y dolor.

-¡Una bomba!- gritó alguien.

Daniel apretó mi mano y me miró ansioso, yo estaba aterrorizada.

No pasaron ni dos segundos cuando sentí un fuerte impacto y salí volando del tren.



-¡Adri! ¡Adri por favor!

Abro los ojos de golpe. Estoy tirada en el piso y Daniel está incado a mi lado.

Oigo gritos de dolor y personas llorando.

-Gracias al cielo- suelta un suspiro de alivio.

Trató de moverme pero el me mantiene quieta.

-No hagas eso- me regaña y señala mi abdomen donde sobresale un tubo. Se me clavó un tubo en el abdomen.

-Tengo frío- mis dientes me castañean.

-Resiste un poco más ¿si?- se voltea - Ya vienen a ayudarnos.

¿Dónde estas?

Nada

Háblame por favor.

Bésalo, hazlo ahora que puedes.

"Ahora que puedes" , eso solo puede significar una cosa. Claro, ¿cómo no lo deduje? El tubo estaba en mi abdomen, había perforado órganos importantes, la hemorragia era grande, aunque el tubo la detenía un poco no era suficiente, podía sentir mi espalda húmeda por la sangre.

-Daniel, mírame- suplico

-¡Estamos aquí!- grita mientras agita los brazos por encima de su cabeza.

-Por favor mírame- intento de nuevo.

Esta vez me hace caso. Sus ojos son hermosos, son como entre verdes y miel, nunca los había visto con tanto detenimiento.

Tomo su cara entre mis manos y lo acerco a mis labios, lo beso, es un beso tierno y suave. Se supone que hoy sería nuestra cita y si todo salía bien un beso es lo que correspondía, pero, desgraciadamente no tengo más tiempo.

Ves, solo tenías que atreverte.

Nos separamos y me doy cuenta de que los dos estamos llorando.

Él besa mi cabeza.

- Te quiero- susurra.

Eso me llena el corazón. Nunca creí en el amor a primera vista hasta ahora, porque esto fue así, amor a primera vista.

Ya no tengo fuerzas para contestarle, solo me quedo mirando al cielo y escuchando como las personas gritan y lloran de dolor. Todo se va desvaneciendo y al final veo una luz brillante, después de eso solo hay obscuridad.

11 de MarzoWhere stories live. Discover now