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Hoy fui a visitarlo. Sigue delgado, pero un poco más repuesto. La rehabilitación le ha ayudado mucho y me alegro por eso.

Las ojeras y la piel pálida ya no están, desaparecieron. Su mirada ahora es tranquila y serena. El chico de hace 6 meses se está yendo.

Cuando me vio, inmediatamente sus largos brazos me envolvieron en un fuerte y anhelado abrazo.

Mamá le contó.

Con lo que ha pasado en estas últimas semanas me olvidé por completo de él.

¿Cómo pude hacerlo? Él me necesita a mi y yo a él. Soy una pésima hermana.

Después del abrazo y un beso en la mejilla, Allen me condujo al comedor donde pude reconocer a una figura de espalda, sentado con alguien a quien nunca había visto en mis visitas a la clínica. Nos acercamos lentamente y saludé a Zack como de costumbre. Él está excelente, completamente recuperado.

No mencionó nada, algo que agradecí en ese momento.

Mi hermano me presentó al chico desconocido. Su nombre es Adam.

No pude evitar observarlo detenidamente, su aspecto fatal no podía pasar desapercibido; ojos rojos, piel pálida, horribles ojeras, cuerpo delgado y temblores constantes en sus manos.

El llegó peor que Allen y Zack a la clínica. Adam padecía trastorno de abuso de drogas y dependencia de alcohol. Dijeron que ha mejorado mucho. Si eso es verdad no quiero imaginarme cuando recién llegó.

Intencionalmente eché una visita al pasado. Recordé cuando me enteré de lo que sucedía con mi hermano.

Fue una tarde en la cual me encontraba fuera de casa. Recuerdo que era el primer partido de la temporada, y como siempre yo fui a apoyarte. Estaba sentada en las gradas cuando sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo.

Era mi madre.

Habló con rapidez y me dijo que debía volver a casa lo antes posible. Que era urgente y colgó dejándome con la duda.

Te dejé un mensaje avisándote que debía ir, que no te preocuparas.

Cuando llegué noté miradas tristes y decepcionadas en los rostros de mis padres. Estaba muy confundida.

Allen estaba ahí, sentado en el sofá con la cabeza gacha y con la mirada perdida. Era la primera vez que me di cuenta de su aspecto descuidado, de lo rojos que estaban sus ojos y de lo delgado que estaba.

Mi madre dijo que lo había encontrado metiéndose basura por la nariz, y me pidió que me sentara para hablar.

Mi padre lo observó un momento y después le dijo con voz seria que no iba a permitir que arruinara su vida de esa manera, que a sus 19 años ya debería ser lo suficientemente maduro para diferenciar entre lo bueno y lo malo. Que siempre existían otras opciones.

Al final dijo que lo llevaría a un lugar para ayudarlo con sus problemas.

Mi hermano se levantó bruscamente y le gritó que no necesitaba ayuda, que esos lugares servían una mierda. Se fue directo a su habitación y dio un portazo.

Más tarde, cuando mis padres dormían, me escabullí en su habitación y lo primero que hice al verlo fue abrazarlo fuertemente. Él se paralizó al instante, pero después de un momento me correspondió el abrazo. Nos sentamos en el piso y comenzamos a charlar.

Dijo que sentía que su vida era aburrida y monótona, que deseaba hacer dinero fácil y rápido, pero con riesgos. Que eso le daría un poco de emoción a su vida. Que en había reprobado casi todas sus materias en la universidad, y que pensaba abandonarla e irse de viaje por todo el mundo. Dijo que al principio sólo vendía las drogas, debido a que estaba prohibido consumir la mercancía. Pero poco a poco comenzó a consumirla, y después fue difícil dejarla.

Le dije que nunca conseguiría su sueño de recorrer el mundo si su vida estaba hundida en la miseria. Eso pareció hacerlo entrar en razón. Le dije que pensara en su vida, en su familia, que pensara en mí. Que no podía vivir sabiendo que mi hermano se causaba daño así mismo. Me prometió que iría a rehabilitación y que dejaría de meterse esas porquerías.

La tarde pasó muy rápido entre charlas y risas con Adam, Zack, Allen y yo.

¿Puedes creer que Zack saldrá dentro de 2 semanas? Su tratamiento ya casi finaliza y le dieron la buena noticia. Tiene la meta de entrar de nuevo a la universidad y ser un gran biólogo marino.

Me alegro por él, estoy tan feliz de ver a un gran amigo recuperando su vida. Le dije que si estuvieras aquí, estarías más que orgulloso.

Me he enfocado tanto en lo que perdí, que olvidé lo que tenía.



***

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De igual manera, al mejor comentario se le dedicará capítulo.






Para MatthewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora