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Hoy fue un buen día, o al menos fue mejor que los otros.

Mamá hizo pollo frito para la cena, porque yo se lo pedí. Te encantaba venir a casa y acompañarme a mí y a mi familia en la mesa.

Quiero que todo esto se mantenga en mi memoria. Todo lo que te gustaba, lo que anhelabas y lo que querías, todo vivo y fresco en mis recuerdos.

Cuando pierdes a alguien, lo único que te queda de esa persona son los recuerdos de los momentos que compartieron, los sentimientos y el último momento que tuvieron juntos.
No haces nada más que pensar en ellos. Lo haces porque es la única manera de mantener una parte de esa persona, aunque sea una pequeña.
Pero conforme va pasando el tiempo, nuestros recuerdos cambian, en ocasiones incluso olvidamos algún detalle y en el peor de lo casos, olvidamos lo que sentimos en el momento en el que lo vivimos.
Los recuerdos son tan frágiles, y por eso tengo que cuidarlos.
Tengo demasiado miedo de despertar un día y no recordar como era tu sonrisa, la manera en que me mirabas, el sabor de tus labios o el calor que me proporcionaban tus brazos, estoy aterrada Matt.

Pueden pensar que me estoy dañando aún más y que lo mejor es soltar el ancla que me lleva hasta el fondo del dolor,
pero no es así. Los recuerdos son los que me mantienen de pie, son los barrotes de los que me sostengo y de los que nunca me voy a soltar.

Te extraño demasiado mi amor.

***

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Para MatthewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora