T R E I N T A

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T R E I N T A

Mi maleta está preparada y el autobús del colegio esperando en el instituto Middleton High. Hoy es el día en que tendré que alentar a aquel partido de fútbol y lacrosse. Yo sólo quería que las mujeres también pudiesen jugar. Estoy más que lista y la profesora de educación física me lo había prometido. Pero ya saben, las promesas son algo que los seres humanos nunca podremos cumplir, o en la mayoría de los casos.

—¿Lista? —La voz de Rachel se hace presente posicionándose a mi lado. Asiento lentamente nerviosa.

—Espero que el plan salga como lo he pensado.

Las cejas de Rachel se fruncen y coloca una de sus frías manos sobre mi hombro, observándome fijamente con sus fríos ojos.

—Ten por seguro que lo lograrás. Eres la gran Taylor Smith. Tú puedes hacer todas las cosas que te propongas.

Le regalo una sonrisa ladina y cálida. Aprecio su tan caritativo apoyo, pues no debería por qué. Sé que es mi amiga, mas yo tampoco estoy siempre apoyándola... o eso creo.

Todos los alumnos que viajaríamos, estamos esperando a que el autobús que nos llevaría abra sus puertas. Se encuentran James, Elliot, las dos amigas de Molly, Jason y muchos otros que no logro reconocer.

Me adentro al autobús en cuanto veo que abre sus puertas y los alumnos comienzan a adentrarse a él. Pero no sin antes darle un enorme y cálido abrazo a mi rubia amiga. Ambas lucimos como si nunca más nos volviéramos a ver. Y ni siquiera quiero pensar en ello, me da miedo.

Hoy luzco una remera apretada y algo corta, un short de jean y unas new balance.

Síp, están acertados. Rachel me está entrenando con el fin de que Russel me note aún más.

Al sentarme en un sillón del autobús, noto que James se acerca hacia mi dirección.

—Hola, Tay. ¿Puedo sentarme?

Señala el asiento vacío junto a mí. Asiento y le permito sentarse justo allí.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Ya lo estás haciendo... —murmuro carcajeando.

Chasquea la lengua—. Dime... —Carraspea—. ¿Entre Elliot y tu hay algo?

Blanqueo los ojos nerviosa. Estoy segura de que estoy roja como un tomate. Relamo mis labios y me concentro en lo que iré a decir.

—No, no. Para nada —Niego con la cabeza y un poco de ayuda de mis manos.

—Mejor aún...

Su voz suena monótona y seductora. Pongo los ojos en blanco y dirijo mi vista hacia la ventanilla pequeña del autobús.

 Pongo los ojos en blanco y dirijo mi vista hacia la ventanilla pequeña del autobús

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—¡Despiértense, dormilones! —Se oye la voz del entrenador que quiere despertarnos.

Alzo mi cabeza adormilada buscando algo de dignidad puesto a lo que he hecho hace tan sólo unos segundos.

Ella es el chicoWhere stories live. Discover now