La primera misión

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ZOOTOPIA TANK POLICE

Capítulo 5: La primera misión


El Alcalde Leodoro Leonzález, le daba instrucciones a la Vicealcaldesa Bellwheter, todas ellas relacionadas "al bienestar de Zootopia"

―Escúchame bien, huelewheter, no me gusta que envíes mi ropa a la tintorería de los gatos. Sí, ya sé que son los mejores de la ciudad, pero cobran bien caro, así que te ordeno que seas tú, huelewheter la que se encargue de mi ropa..., y más te vale que planches muy bien mis pantalones que mañana tengo una reunión con el Alcalde Scar de la Roca del Rey y luego una cita con Gazelle, mejor vas pensando en que desayuno puedes preparar para Gazelle ya que los dos estaremos "hablando" toda la noche respecto al futuro de esta ciudad.

Un triste "sí señor" se escuchó provenir del otro lado de la línea al mismo tiempo que un mísero suspiro de resignación.

«Luego le daré a esa prima dona de Scar, todos los detalles de mi cita con Gazelle. Se va a morir de envidia ese afeminado», pensaba Leonzález, luego de apagar el celular y se dirigía al ventanal amplio de su penthouse.

―Estúpida cochambre la que habita en esta apestosa ciudad. Debería tener mi "nidito de amor" en un anexo a mi oficina en la alcaldía, pero hay que guardar las apariencias ante todos estos memos a quienes gobierno.

»¿Qué es eso? ―decía mientras bajaba su vaso con coñac y centraba su atención en la calle, más específico, en una estela de polvo que se dirigía al edificio.

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En un edificio pequeño que servía como parvulario construido a la sombra de la torre del alcalde, jóvenes maestras hacían su mejor esfuerzo para cuidar lo mejor posible de los niños pequeños. Faltaba como media hora antes de que sus madres viniesen a llevárselos a casa.

―Ma, me, mi, mo, mu... Pa, pe, pi, po, pu..., y ahora todos canten la canción ―tarareaba feliz la joven maestra coneja, mientras que su compañera, una joven zarigüeya, tocaba un charango para regocijo de los pequeños infantes.

De pronto, las puertas principales se abrieron de par en par y por ellas ingresaron un grupo de sujetos: Un pequeño zorro del desierto de color beige claro; una comadreja de ojos saltones; un zorro de color naranja y de mirada astuta; y un yak que parecía estar rodeado de una nube de moscas.

―¡Todo el mundo quieto, acaba de ingresar La Alianza del Mal! ―gritaba Finnick mientras ponía su mejor cara de malvado.

Tanto las maestras como los niños pequeños se paralizaron y veían a los delincuentes con la boca abierta.

Finnick se veía muy satisfecho de sí mismo ante la reacción de sus futuros rehenes, cuando aconteció algo que no estaba previsto.

En un parpadeo todos los niños pequeños empezaron a vitorearlo a él y a sus hombres, al mismo tiempo que empezaban a rodearlos y abrazarlos.

―¡¿Pero qué pasa con estos niños?! ―gritaba consternado Duke Roedriguez.

―Creo que estos chicos nos están confundiendo con un grupo de superhéroes o payasos ―le contestaba Nick Wilde mientras trataba de alejar su esponjosa cola del grupo de pequeñajos.

»Te dije, Finnick, que no deberíamos habernos disfrazado de súpervillanos ―le recriminaba Nick.

―¿Dónde están las encargadas de estos mocosos? ¡Qué pongan orden de una vez! ―pedía Finnick.

―No creo que puedan ―le contestaba Duke, mientras señalaba a las dos maestras, las cuales se habían desmayado.

―¡Tenemos que hacerles entender a estos críos que no estamos jugando! ¿Verdad, Yax? ―preguntaba Finnick a su subordinado hippie.

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