Tigresa

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ZOOTOPIA TANK POLICE

Capítulo 12: Tigresa


Judy no lo había previsto, pero el esfuerzo físico que debió realizar fue abrumador. La inicial carrera sobre los vagones, pronto se convirtió en arrastrarse sobre estos debido a la fuerza del viento que amenazaba con expulsarla de su posición para que se precipitase al vacío hacia una muerte cierta.

Judy podía sentir como cada una de las fibras musculares de sus brazos se tensaban y luchaban para avanzar centímetro a centímetro, mientras que sus atléticas patas traseras servían como cuñas impidiéndole ser despedida del techo del vagón.

«Demonios, si tan solo pudiese respirar», maldecía en su interior Judy, ya que la fuerza del viento le había arrancado su máscara de protección biológica, y ahora el viento le daba de lleno en el rostro a tal velocidad, que no podía aspirar aire de forma eficiente.

«No hay más alternativa, tendré que romper uno de los ventanales», concluyó Judy y se deslizo a un costado del vagón.

«¡No, tenían que estar justo aquí!», Judy maldijo su mala suerte al ver que justo en el último vagón se encontraban los rehenes.

Judy sacó su revólver y con el mango del arma procedió a golpear furiosa el ventanal con la esperanza de advertir a los rehenes de que saliesen del vagón.

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En el interior del último vagón todos los animales incluida la Alcaldesa Bellwether, habían sido encerrados. Todos ellos miraban con pesar el piso ya que mirar por los ventanales les recordaba como el tren había sido secuestrado y ahora en vez de la marcha lenta, imprimía velocidades que amenazaban con el descarrilamiento.

Uno de animales, sin embargo, escuchó un ruido seco y constante arriba y a un lado suyo y divisó lo que parecía ser un oficial de policía tratando de llamar la atención.

―¡Miren todos! ―gritaba un joven león―. ¡La policía ha venido a rescatarnos!

Todos los animales se agolparon en la ventana y comprendieron que deberían abrir el ventanal, sin embargo, no pudieron hallar la forma y mediante señas le dieron a entender al policía que les sería imposible sin tener que romper el cristal reforzado.

El tren iba a tales velocidades, que de romperse el cristal, expulsaría el aire purificado y entraría sin remedio el aire viciado y mortal.

A continuación, los pasajeros vieron como el policía dejaba de sujetar el revolver a modo de golpe de cachiporra y ahora estaba apuntando al ventanal.

El pánico cundió en el lugar y todos se alejaron del ventanal y buscaron cualquier cosa con la cual pudiesen cubrirse los hocicos.

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Judy disparaba su arma contra el ventanal y luego de dos disparos este estallaba en docenas de fragmentos que iban despedidos hacia atrás y fuera del vagón, uno de los cuales le dio a la coneja justo en el ojo derecho.

El rostro de Judy se contrajo en una mueca de dolor y rabia al mismo tiempo. Tozuda como ella sola, hizo caso omiso al dolor penetrante, forzó al máximo la musculatura de sus brazos y entró al vagón.

Una intensa mirada de odio proveniente de su ojo sano se dirigió a la puerta del vagón y fue seguida después por el impulso de sus piernas que la catapultaron hacia adelante mientras apuntaba al seguro de la puerta con su arma.

Pese al odio, la mente de Judy podía juzgar la situación con una mente fría por lo que a medio camino le quitó la prenda con la que intentaba cubrirse el hocico la alcaldesa y Judy disparó a la puerta hasta vaciar el cargador de su arma. A continuación, y con la rapidez de un rayo, se cubrió el hocico con la prenda y procedió a atársela alrededor del rostro y la anudó en su nuca, luego volvió a cargar su arma y disparó a la siguiente puerta, todo ello sin detenerse siquiera un segundo.

Zootopia Tank Police (completa)Where stories live. Discover now