mariposa congelada

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Una mariposa
tenue y blanca
se posa en el
respaldo de mi
cama.
Se convierte en mi
amiga y me comenta
que el aire la necesita.
Oh, mariposa pequeña,
préstame tus alas para
que yo alce en vuelo.
Sus cristales me acarician
como plumas en la penumbra,
me acobijo bajo su manto
de sueños y corazón rotos.
Insisto, quiero sus alas.
Las observo; son hermosas.
Blancas, tal vez de porcelana
o de papel pero no me interesa;
yo se de qué material es.
¿Cómo te las hicieron,
mi pequeña mariposa?
Pero ella comienza a llorar
y caen diminutos diamantes.
Si la toco, sé que se romperá
y no quiero que eso suceda.
No quiero que la perfección
se rompa.
Pero yo me pregunto:
¿cómo una mariposa tan
pequeña puede ser sus alas
tan grande y de la misma
manera?
No puedo para de contemplarlas
porque son preciosas.
Tengo la necesidad de tocarlas
pero ella dice no,
o te congelarás.

con una tormenta dentro (de mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora