Encontramos un pequeño resturante en la calle principal y decidimos comer ahí. Nos sentamos en unos sillones marrones de un reservado y abrimos la carta que había sobre la mesa de granito. Releí la carta y decidí pedirme un sándwich de queso a la parrilla.
Bajé la carta un poco y vi a Jack leyendo. De repente levantó la vista y me pilló mirándole. Miré hacia arriba y escuché como se reía ligeramente por lo bajo. Bajé la mirada hasta sus ojos y cuando vio que tenía mi atención se puso bizco. Ahora la que se rió fui yo. Levanté una ceja como diciendo "¿Sólo sabes hacer eso?" y Jack respondió mirándome fijamente y de repente poniendo sólo bizco un ojo. Levanté las cejas en señal de sorpresa y me guiñó un ojo. Iba a contratacar cuando una rubia con una minifalda se puso frente a la mesa y miró a Jack.
-Bienvenidos al restaurante Rocket. ¿Qué desean para tomar? -Nos preguntó y Jack me miró como una persona civilizada.
-Pues a mí -Comenzó a pedir Jack- me gustaría un sándwich de beicon con tomate y lechuga, acompañado con una cocacola. -Encargó, y la chica lo apuntó mientras masticaba chicle. Despues la rubia se giró hacia mí.
-¿Y tú? -Preguntó como si me preguntase la hora. Algo aburrido y monótono.
-Un sándwich de queso a la parrilla -pedí- y una cocacola también. -Ella lo apuntó, nos quitó las cartas y se fue.
-Vaya -Exclamé una vez la camarera hubo estado lejos- parece que la rubia amargada se ha llevado nuestra diversión. -Jack intentó contener la risa pero no la soportó y se rió por lo bajo. El restaurante estaba casi vacío-Excepto por dos mesas, sin contar las nuestras-, así que no queríamos romper el silencio, no mucho al menos.
-Chica mala, no puedes ir por ahí llamando amargada a la gente. -Arqueé una ceja y lo miré fijamente.
-Claro que puedo. -Respondí y él puso los codos sobre la mesa. Juntó las manos bajo la barbilla y me miró.-No puedes. -Se quejó y yo me incliné hacia él.
-Claro que puedo. -Repuse y el se inclinó un poco más hacia delante.
-¿Y como estás tan segura de que sí puedes? -Me preguntó y yo me incliné mucho más hacia delante. Notaba un poco su respiración.
-Porque el mundo es mío. -Murmuré y el se inclinó más. Nuestras narices se rozaban.
-Nuestro. -Susurró y yo cerré los ojos, preparada para notar el contacto de sus labios contra los míos. Entonces se escucharon pasos que se acercaban y rápidamente nos separamos.
-Sus bebidas, parejita.-Jack y yo nos miramos con los ojos abiertos como platos y después miramos a la camarera mientras soltaba los refrescos en las mesas.
-N...nosotros no somos nada -Balbuceábamos ambos- Sólo amigos. Si si si, sólo amigos.
-Claro -Comentó la camarera-, eso dicen todos. -Y se fue. Y antes de que Jack dijese algo cogí mi cocacola y bebí un largo trago.
-No. Digas. Nada. -Le ordené y él sonrió de lado.
-Entonces el mundo es tuyo, ¿eh? -Bromeó-. Bueno, señorita presidenta del mundo, ¿cuál será su primer mandato?
-Taparte esa bocaza con cinta aislante. -Le seguí la coña y se rió.
-Con que eres de esas que les va el sadomasoquismo -Intentó adivinar-. Me lo esperaba. -Levanté las cejas sorprendida.
-En caso de que fuese verdad -Dije-, ¿cómo que te lo esperabas?
-Bueno, eres una chica mala. Y si eres mala no es porque te vayas a dormir a las 11 de la noche -Explicó y yo asentí-. Es porque te gusta hacer cosas malas como robar y eso. Por lo que...
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Bad Girl Good Lips
Teen Fiction¿Quién dijo que las historias de amor no podían comenzar con un corazón roto? Brooke Hamilton, una chica mala de Clark, decide viajar a miles de kilómetros de su "hogar" para adentrarse en una nueva vida en la universidad. Pero no todo es de color d...