Law, el niño de la ciudad blanca

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~Law~

Se encontraba de pie, con mirada fría y semblante serio, sobre la entrada principal. Cambió las armas de fuego por una "discreta" espada, muy muy larga, casi tan alta como él, reemplazó su gorro por una boina blanca, aunque ya la había usado con anterioridad, bajo su ojos, las ojeras se marcaban aun más, era imposible definir el por qué, quizás por tanto estrés, por no dormir o simplemente por herencia, ahora lucía mas cruel que antes, como si durante el tiempo que estuvo ausente le hubiera cambiado.

Su celular vibró en el bolsillo, encendiendo la pantalla para dejar ver un mensaje: "¿Dónde estás?" El número, aunque no estaba registrado en la agenda de Law, era fácil de identificar, al poco tiempo llegó otro: "No hagas ninguna estupidez, regresa a casa..."

Law ignoró los mensajes, ya sabía de quien eran, más bien, quienes. Pero estos seguían llegando.

"Vuelve a casa..."

"No tienes que hacerlo solo..."

"Queremos ayudarte..."

Pasó un rato, hasta que el último de los mensajes llegó.

"Te esperaremos en casa el tiempo que sea necesario... pero por lo que más quieras... vuelve"

"Saben que una vez inicie esto, no habrá vuelta atrás... no insistan" -Escribió como única contestación

Law apagó el celular después, ya se había despedido de todos, después de todo, este era su último viaje, y tendría que hacerlo solo, los demás chicos (su tripulación) ya habían hecho mucho por él, pedirles más sería injusto para ellos.

Suspiró pesadamente, y entonces se decidió a abrir la puerta de una vez por todas. Emprendió una ágil marcha rápidamente hacia la estancia principal. Sus movimientos eran iguales a cuando vivía del asesinato, rápidos, precisos y silenciosos, ¿Cuanto tiempo hacía que no los usaba?... quien sabe, no había querido contar el tiempo, decidió que lo mejor sería dejarlo pasar, aun así tendría que usarlos a partir de este momento.
Entró a la gran sala y el lugar se encontraba vacío, frío y un poco oscuro, después de todo, el lugar no daba para más... ya había estado ahí con anterioridad, bajo el cargo de la familia Donquixote, por supuesto. Cautelosamente observó la sala, tenía algo de iluminación, pero no la suficiente como para poder contemplar bien la estancia.

Estar ahí le provocaba náuseas, no por lo que se llevaba ahí acabo actualmente, sino, por la persona que lo manejaba todo desde las sombras, sin si quiera asomar la cabeza lo más mínimo.

-Típico de Punk Hazard -Dijo cuando, al abrir una de las tantas puertas para acceder al resto del edificio, un montón de ratas corrieron a esconderse.
La puerta se abrió tímida y emitió un rechinido que hizo eco por todo el lugar, pero que nadie podría escuchar, ya que Law se encontraba en la parte deshabitada de Punk Hazard. Precisamente estaba ahí por eso, de esta forma entraría sin que nadie se diese cuenta, no hasta que hubiera cumplido con su propósito, por supuesto.

No faltaba mucho para que amaneciera, o al menos eso decía el reloj de muñeca que tenía consigo. Era la hora perfecta, pues la  producción de Smiles todavía no estaría en marcha, eso significaba menos gente de la cual deshacerse. Seguramente estarían los capataces preparando todo para la nueva jornada, pero nada más, nada de lo que el no pudiese encargarse.

Se deslizó por el lugar como una sombra, sus pasos no emitían ruido alguno y su respiración se confundía con el casi nulo viento que se colaba por los pasillos cercanos al lugar de fabricación de las drogas, no le tomó mucho tiempo llegar hasta esta zona, después de todo, recordaba bastante bien el lugar...

GuiltyWhere stories live. Discover now