#1: Fuera del agua

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  «She always felt lost and it was beautiful not knowing how she would find herself. For everywhere she went always led to something greater, but beneath it all, she knew it was all a matter of time till all of her made sense»  

"Siempre se sintió perdida y era hermoso no saber cómo iba a encontrarse. A donde sea que fuera siempre guiaba a algo más grande, pero sobre todo aquello, supo que sólo era cuestión de tiempo hasta que todo en sí misma cobrara sentido" 

                                                                                              -R.M Drake


—¡ZAGUAR HOBBES!

La lejana voz masculina me despertó. Al rayo del sol, con la mitad de la cara hundida en el lodo seco y un dolor de cabeza que se sentía como si tuviera mil ladrillos apilados sobre el cráneo, se me ocurrió la vaga idea de que quizás debería responder. Al intentar alzar la mano, sentí el entumecimiento de mi extremidad y cómo el dolor se multiplicó a lo largo del hemisferio derecho de mi cuerpo. Mi brazo golpeó el lodo con un golpe sordo y éste se agrietó bajo el peso. Abandoné aquella empresa más rápido de lo que se me había ocurrido.

—¡ZAGUAR HOOOOBBES! —Insistió el hombre y esta vez se oyó más cercano a mí, lo que me hizo querer gritar del dolor de cabeza. Parpadeé y los ojos me escocieron. Maldita Zaguar Hobbes, aparece de una vez así me dejan en paz.

—¡Zaguar... es papá! —Otra voz masculina, algo más suave y desesperada que la anterior, se unió a los gritos. Sentí la necesidad de taparme los oídos y llorar de dolor. Cállense, por favor.

—Señor, el lugar está totalmente vacío. Todas las patrullas se han ido ya. Me temo que su hija no está aquí —Dijo la primera voz a la otra. La conversación se sostenía a lo que imaginaba eran unos pasos desde mi ubicación.

—Es imposible. Ella... ella estuvo aquí. Yo... —La voz sonaba desesperada y sumida en la negación.

—¿De dónde obtuvo usted ese folleto?

—Yo... me lo dio su..., eso no importa ya. Yo sé que ella estuvo aquí anoche, sin importar cómo me pude enterar. Y la tengo que encontrar.

—Bueno, casi todas las personas que estaban en el bar huyeron apenas oyeron las sirenas de la patrulla, naturalmente. El lugar ha sido clausurado. Su hija debe haber huido con el resto, porque aquí no está.

—Mi niña... ¿Qué haría mi niña sola en Huntsville? Tan lejos de casa...                          

—A veces no conocemos totalmente a nuestros hijos o las cosas de las que son capaces de hacer, señor. La mayoría de los padres que van a la comisaría a retirar a sus hijos, están igual de sorprendidos que usted.

Hubo una pausa corta en la que mis esperanzas porque se fueran o se callaran crecieron hasta el cielo. Y luego regresaron abruptamente a la realidad.

—Si no sabe de lo que habla, mejor muérdase la lengua.

El interlocutor no respondió de inmediato, quizás adivinando como yo la furia que intentaba encapsular con su último gramo de cortesía el otro hombre. 

—Vuelva conmigo a la comisaría y veremos cómo continuar la búsqueda. Le aseguro que aquí sólo está perdiendo el tiempo, señor Hobbes.

Hubo otra pausa ligeramente más breve que la anterior. Contuve el aliento, suplicando que esta vez sí se callaran por fin. Y alguien allá arriba en la extensión de cielo azul debe haberme oído, porque sólo unos pesados pasos interrumpieron el silencio y el sonido se alejó gradualmente de mí.

ZAGUARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora