#3: Luces familiar

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El ordenador blanco de Jo me parecía sacado directamente de una de esas películas futuristas donde todo funciona con lásers y lectores de iris. Sentía que si presionaba algo más allá de enter y clic izquierdo, activaría alguna clase de bomba. Gracias a Dios lo dejó encendido para mí, y no estaba tan segura de si también sentía gratitud porque se había marchado: podía hacer mis búsquedas a solas, pero si lo dañaba no había nadie para ayudarme. Claro que siempre podía echar una ojeada en el historial de búsqueda...

Anoté mentalmente que debía descubrir cómo eliminar todo el historial de navegación en caso de que no llegase a nada. Lo que me parecía muy probable.

El sistema operativo estaba iniciándose en la pantalla fundida en negro y prometía tardar sólo unos minutos. Aproveché para sacar el papel del bolsillo trasero de mis nuevos jeans e hice mi mejor intento por alisarlo sobre la superficie blanca del escritorio. Los bordes se arrugaron hacia el centro apenas quité la fuerza. Ya no tenía salvación, pero servía para mí.

El aparato volvió a la vida y en la pantalla tan inmensa que me abrumaba haciéndome retroceder en el asiento, se lucía una fotografía de Jo y Sadie. El flash les amarilleaba las pupilas. Estaban en alguna especie de parque o feria, ambas sentadas con un algodón de azúcar en medio. Jo achinaba los ojos por la risa mientras Sadie posaba estirando la lengua hacia la nube rosada y arrugando la nariz. En la esquina de la pantalla, la cámara delataba la fecha en que había sido tomada. Para la fecha, la fotografía tenía casi exactamente un año de antigüedad.

Me sacudí la extraña nostalgia que me había dado aquel recuerdo ajeno. No estaba segura de si había sido el hecho de no tener recuerdos como ese, o que la cara de Sadie se me hacía, por ratos, malditamente conocida. Era la primera vez que me sucedía desde que había despertado en el lodo y la sensación me estaba haciendo enloquecer. La peor parte era que no podía ir a preguntarle directamente para sacar mis dudas porque Sadie no sabía nada al respecto (hey, hola, no tengo recuerdos ni desde el día en que nací, no sé cómo me llamo, pero me pareces super conocida, venga, adiós) Ella creía que era solo una muchacha perdida a la que estaban ayudando los amigos de su novia. 

"En cierta manera es así" dijo Jo cuando me aseguró que lo hacía por respetar mi "comodidad e intimidad".

Anoté mentalmente también que esperaría para hablar directamente de eso con Sadie, aunque le daría un poco de tiempo a desenvolverse ante mis ojos para decidir si podía confiar en ella.

Un ícono cuadrado de Google casi me pasa desapercibido cuado escaneaba la pantalla con los ojos, intentando adivinar qué debía presionar sin provocar que se autodestruyese. Una ventana gris con puntitos como un semáforo en la esquina se abrió ante mis ojos y tecleé en el espacio el primer par de palabras de la lista.

Jasper, Alabama.

Google Maps tomó el trabajo desde allí de manera automática, haciendo aparecer un mapa y en el centro el lugar que estaba buscando. A la izquierda se desplegó un menú con fotos de la ciudad de Jasper, su cantidad de habitantes y el nombre de su alcalde, entre otras cosas que me resultaron triviales que iban desde el clima hasta la elevación del terreno. Estuve a punto de abandonar aquel panel azul cuando descubrí un botón que ofrecía la opción que estaba buscando: calcular la distancia desde mi ubicación actual hasta la ciudad de Jasper.

Presionar en aquel botón creó automáticamente un caminito azul que unía la ciudad de Hunstville con Jasper por el supuesto camino más corto. El cartelito prometía que tardaría solo una hora y media con el tráfico promedio de un día de semana.

Ubiqué además unos cuantos lugares de la lista en aquel mapa antes de dar por terminada mi investigación. La mayoría de los viajes que le seguían a la ciudad de Jasper sobrepasaban al menos las 4 horas de viaje, definitivamente más de lo que me animaba a pedirles que me acompañasen (sin mencionar el pago de la gasolina). Decidí plantearles el viaje a la primera ciudad y dependiendo de lo que encontráramos, decidiría si mencionarles sobre el resto de las ciudades.

ZAGUARWhere stories live. Discover now