Capitulo 2

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-Es así como trabajaremos todo el año.- Dijo Wells, el profesor de sociales.-Y no, no hay cambios.- Se apresuró a decir cuando todos comenzaron a quejarse sobre su compañero de mesa permanente.

Ja. Idiotas.

¿Adivinen quien puede ocupar dos lugares todo el año?

Oh si. Esta rubia teñida con ojos oscuros.

No me toco ningún compañero y eso era motivo de festejo. Como toda detective que soy supuse que el mensaje del papel era de la misma persona que ponía Help me en los diversos anuncios.

Nada de que preocuparse.

...

Joder.

Tendré que hacer todo el puto trabajo que dejen yo sola.

Golpee mi frente con mi mano tratando de no estropear el maquillaje que tarde en hacer por varios minutos, el culpable de que no llegara a las primeras dos horas de física.

Hice un puchero mientras guardaba mis cosas, el plan era dejar que mi compañero hiciera todo para que al final, como buen samaritano que se supone tendría que ser, pondría mi apellido en el trabajo.

Hale. Merecedora de un gran diez por el esfuerzo sobrehumano que utilizo al hacer este magnífico trabajo.

Ya lo veo.

Seria hermoso.

Lastima que no podrá ser. Seria algo tipo:

Lo siento. Hice lo mejor que pude. Por cierto, su bigote esta torcido. Con esfuerzo y dedicación, Hale :)

Oh si. Reprobada. Asentí dándome la razón yo sola mientras caminaba hacia mi casillero para dejar todo lo que llevaba.

Luego recordé que el casillero que me tocó es un asco y que se dejaba mis cosas probablemente al final del día no encontraría nada.

Ni modo. Me tocara cargar con todo.

Era la hora del almuerzo y juro que hoy era día de tacos. El problema es que no se donde esta la cafetería.

Sé que esta en uno de los tantos edificios pero no se donde de todos.

El pasillo estaba solo y eso sólo hacia que la vocesita en mi cabeza me dijera que corriera porque los tacos se terminarían.

-¡Hey! Rulitos.- Salude acercandome a los chicos de la mañana. Estos dos se giraron a verme y mi sonrisa desapareció, creo que no les agrado que los llamara así.- Amm... ¿Sabes donde est...?- Pregunte y calle cuando un papel choco en mi cuello interrumpiéndome.

Lo tome balbuceando cuando otros dos chicos llegaron y se pusieron al lado de los dos primeros de ojos azules.

Iban vestidos de la misma manera que los otros, uno de últimos dos en llegar tenia el cabello rubio, y juraba que era teñido, pero combina armoniosamente con sus ojos color miel.

Y el otro. Ah, el otro. No sólo necesitare una mochila más grande, si no una cubeta para cuando lo vea. Cabello castaño largo y ojos verdes. ¿Que más puedo pedir? O si, modales.

Antes de que pudiera terminar de formular mi pregunta todos se fueron dejándome con la palabra en la boca.

-¡Gracias!- Les grite girando y volviendo a girar porque la salida estaba del otro lado.

Como pude trate de desdoblar el dichoso papel encontrandome nuevamente con lo mismo.

"Ayuda. S"

¿S? No conozco a nadie que se llame "S" o tal vez es un apellido.

¿Samantha, Samuel, Santiago, Suárez? Dios.

Esto es tan complicado.

•••

No. Hay. Tacos.

Se los comieron todos.

Ademas de que llegue faltando 10 minutos ya no hay comida. Es más que obvio que quieren que muera de hambre.

-Hola soy Carmen. ¿Tú eres?- Pregunte estirando mi mano a una chica cualquiera que estaba en los pasillos.

-Maria...- Me contesto dudosa y asentí con la cabeza yéndome del lugar sin nada mas que decir.

Tocaban dos horas de latín como última materia y en el transcurso del camino hacia el salón preguntaba a todo individuo su nombre para saber quien era el pesado que me lanzaba notas que no eran románticas en lo absoluto.

-Hola lindura, soy Alex.- Me dijo aquel chico tomando mi mano volteándola para darle un beso.

-Creí que te llamabas Aker.- Recordé limpiando sutilmente mi mano en mi sudadera gris.

-Él es mi hermano, y es Iker preciosa.- Dijo sonriendo dejandome ver su perfecta dentadura.-Y se que tu nombre no es Estefania, o Karen.-

Le sonreí en respuesta y seguí interrogando a la gente.

Lucas, Ángel, Daniela, Natalia.

Ningún nombre con S, y la gente ya me esta viendo raro.

Entre al salón donde el profesor todavía no se encontraba.

-Soy Melinda ¿Tú eres?- Pregunte arrastrando los pies hacia lo que había declarado mi lugar la clase pasada.

-¿Melinda? Como la que canta, espera... Creo que esa es Belinda.- Contestó dejando de pasar su lápiz labial rosa por sus labios.

Bueno. Tenemos a una chica lista aquí.

-Soy Samantha.- Dijo cuando me senté. Sonreí teniendo a mi primer sospechoso.

El profesor de Latín entró al salón acomodando sus pantalones. Es si no mal recuerdo la tercera clase a la que asiste, ni siquiera yo soy así se impuntual en eso. Nunca hace nada. Literalmente. Sienta ese regordete trasero en esa pobre silla y se sumerge en el periódico que lleva. Así se la pasa toda la clase. Y sinceramente espero que así siga. Digamos que Latín no es mi fuerte cuando creo que es lo más fácil comparado con física o sociología.

¿Lo más incómodo?

Que el chico de ojos verdes de hace unos momentos se sentó a mi lado en cual estaba anteriormente vacío.

¿Donde esta mi cubeta?

ExtrañosWhere stories live. Discover now