Capítulo 16

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Estábamos a punto de besarnos. Veía en sus ojos que él quería. Pero yo ya había decidido que no iba a pasar así que me alejé.

-No, Lucas. No. -dije y me separé más.

Subí a toda prisa hacia mi habitación. Entré y cerré la puerta. Me senté en el suelo con la espalda contra ella, encogí las piernas y empecé a llorar.

LUCAS...

¿Qué había pasado? No entendía nada. Todo había pasado muy deprisa.

En un momento, estábamos tonteando y al siguiente demasiado cerca. Tanto que podía notar su corazón acelerado igual que el mío. Quería besarla más que nada en el mundo, deseaba estrecharla entre mis brazos y liberar toda la tensión que había acumulado en cinco años. Marcarla como mía.

Temía que se asustará, por eso había colocado mi mano con sumo cuidado sobre su mejilla. Ella se sorprendió al principio pero noté que deseaba ese beso tanto como yo, por lo que deslicé mi mano hacia su nuca. Me acerqué y... ella se alejó.

-No, Lucas. No. -dijo antes de subir por las escaleras.

Mi lobo estaba tan sorprendido como yo. ¿Por qué había reaccionado así? ¿Qué había pasado para que, en dos segundos, pasara de querer besarme a huir de mí?

TAMSYN...

Que bien me había sentado la ducha. Estaba mucho más relajada.

Salí del cuarto de baño de Sara para coger algo de ropa de su armario. Pero me quedé paralizada en la puerta porque mi mejor amiga estaba sentada en el suelo llorando. ¿Qué le pasaba?

-¿Sara? -pregunté acercándome a ella.

Ella levantó la cabeza de sus piernas y vi que estaba llorando.

-¿Qué te pasa? -insistí mientras me ponía de cuclillas para estar a su altura.

Ella seguía mirándome sin responder.

-Sabes que puedes contarme lo que sea. -le recordé limpiándole las lágrimas.

Vi como dudaba. Siempre nos lo contábamos todo, ¿qué era tan fuerte que hacía que dudara sobre si contármelo? Mi loba no estaba contenta.

-Tamsyn. -empezó a decir. -Me he...

Entonces sonó mi móvil. Maldije por lo bajo. Fui a cogerlo y vi que era mi padre. Él siempre tan oportuno.

-Hola, papá. -descolgué.

-Volved a casa ahora mismo Tamsyn, es importante. -dijo muy serio.

Y colgó.

Mi padre es un hombre de pocas palabras.

Miré a Sara, que ya se había levantado del suelo y vi que se secaba las lágrimas. No quería irme y dejarla así.

Ella debió darse cuenta.

-Tranquila Tamsyn, vete. Estoy bien. -se apresuró a decir.

-Vale. -le respondí yo no muy segura. -Mañana vendré a recogerte para ir al Barranco.

-Vale. -dijo y sonrió.

Me acerqué a ella y le di un beso de despedida.

-Hasta mañana. -dije.

-Hasta mañana.

Baje a toda prisa las escaleras y me encontré con mi hermano. Estaba extraño. Como triste.

-¿Tú también? ¿Qué os pasa hoy a todos? -le pregunté. -Vámonos que papá nos espera.

Lo agarré de la camiseta y tiré de él hacia el coche.

Cuando casi habíamos llegado al coche, Lucas clavó los pies al suelo.

-Espera, Tamsyn. -me dijo. -¿A qué venía lo de antes?

-¿El qué, Lucas? -le pregunté nerviosa.

-Lo que has dicho cuando me has visto en la puerta. ¿Ha pasado algo? -me dijo agarrándome del brazo.

-No, nada. -le respondí tirando de él de nuevo. –Lucas, en serio. Tenemos que darnos prisa.

Vi en sus ojos que no nos iríamos hasta que se lo dijera. ¿Debía hacerlo? ¿Se enfadaría Sara? No, no creo. Además, ¿qué le importaría a ella que Lucas supiera que había estado llorando? Nada, absolutamente nada.

-Cuando he salido de la ducha, me he encontrado a Sara sentada en el suelo con la cabeza sobre las piernas llorando. Estaba a punto de decirme lo que le pasaba pero ha llamado papá y me ha dicho que teníamos que volver, que era importante, así que he tenido que dejarla sola. Ella me ha dicho que estaba bien pero no me lo trago. -solté muy rápidamente. -Y ahora, ¿podemos irnos?

-¿Has dicho que Sara estaba llorando? -me preguntó mi hermano.

-¿Qué? En serio, Lucas, no te entiendo. Te estoy diciendo que es importante que volvamos a casa y tú me preguntas si una chica que conoces desde esta mañana estaba llorando. -dije realmente alucinada.

-Tamsyn...-me dijo muy serio. -Respóndeme y nos iremos.

Lo miré. ¿Por qué estaba tan interesado en saber si Sara estaba llorando? ¿Qué más le daba a él?

Miré mi reloj. Tardaríamos media hora en llegar a casa. No podía perder el tiempo en averiguar el motivo por el que mi hermano preguntaba por ella. Pensaría en ello después, cuando supiera que pasaba en mi casa.

-Sí, Lucas. Sí. He dicho que Sara estaba llorando. -le dije. -¿Podemos irnos ya?

Tan sólo dos días (SUSPENDIDA DE MOMENTO)Where stories live. Discover now