Capítulo 28

1.8K 119 10
                                    

-¿Quién es Aoibheal? -me preguntó Manu.

-No tengo ni idea. -le respondí.

-¿Sabes quién te ha llamado? -insistió él.

-No, solo me ha preguntado si era Sara, yo le he dicho que sí, él nos ha invitado al cumpleaños de Aoibheal y ha colgado. -le conté.

-¿Él? -preguntó Lucas.

Lo miré enarcando una ceja.

-Solo mantengo esta conversación con mi hermano delante vuestra porque no tengo otro remedio. -le respondí enfadada. -No lo hago por gusto y no voy a contaros nada de nada.

Lucas se quedó callado. No se esperaba esa respuesta. Yo tampoco esperaba que me obligara a hablar por teléfono delante de todos y lo había hecho. Había apoyado a Miriam, aunque decía estar enamorado de mí. Y dejaba que lo tocara. Esto último hacía a mi tigre rugir y desear arrancarle la mano a esa loba.

-Pues vete. -respondió secamente.

-Gracias por darme tu permiso, ya pensaba que tendría que quedarme aquí para siempre. -le respondí irónicamente. -Cuando su majestad esté dispuesto, le agradecería mucho que fuera a curar a mi hermano.

Al acabar de hablar, agarré a Manu del brazo y salí por la puerta que ya no estaba cubierta por ningún lobo.

-Esa chica... -empezó a decir mi hermano. -¿Es la loba que atacó a Esteban?

-La misma.

-Tiene cara de amargada. -dijo.

No pude evitar reírme.

-Yo también pienso eso. -dije riéndome más fuerte.

-Menos mal. -dijo aliviado. -Ya pensaba que era el único que lo veía.

Reí más fuerte. Y Manu también. Entonces me pasó el brazo por encima de mis hombros y me acercó a él. Me dio un beso en la mejilla y dijo.

-Me encanta verte reír, hermanita. No ocurre a menudo.

Le devolví el beso.

-Lo siento. -dije en respuesta.

-¿Por qué? -preguntó.

-Por estar a veces tan triste y apagada. A partir de ahora estaré más animada, lo prometo.

Me sonrió. Entonces retiró el brazo y empezó a buscar en sus bolsillos.

-¿Qué haces? -le pregunté curiosa.

-Me acabo de acordar de que no te di tu regalo de cumpleaños. -respondió.

-Bueno, yo tampoco te he dado el tuyo. -dije. -Estamos empatados.

-Aquí está. -dijo sacando una caja pequeña de color negro del bolsillo. -Toma.

La cogí curiosa. ¿Qué podía haber dentro? Al abrirla me quedé sin aire. Lo miré sorprendida.

-Feliz cumpleaños, Sara. -dijo sonriendo.

Lo abracé muy fuerte.

-Gracias. -le dije. -Te quiero.

-Y yo a ti, hermanita. -dijo devolviéndome el abrazo.

-¿Sabe Carlos que me has regalado una moto? -le pregunté.

-Claro. Le pregunté antes de pagarla. No estaba muy de acuerdo, pero como sabe que tenías muchas ganas de una, cedió. -me contó.

Era verdad. Siempre había querido una moto. Iván se había comprado una hacía unos meses atrás y me había enamorado de ella. Le había pedido a Carlos que me dejará pagarla con el dinero que había sacado dando clases a niños en verano, pero él se negó. Manu había trabajado también dando clases a niños y ambos habíamos sacado una buena suma de dinero.

Tan sólo dos días (SUSPENDIDA DE MOMENTO)Onde histórias criam vida. Descubra agora