Solo un perro

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Al día siguiente, se sorprendió al sentir a la perrita contra su vientre, ganduleando amablemente, la respiración suave y lenta. Pero lejos de rechazarla, Regina la acarició suavemente. Era de esas mañanas durante las que no se movería por nada del mundo y es lo que hizo, al menos durante las dos horas siguientes en las que se quedó en la cama con la perra pegada a ella, divirtiéndose y riéndose ante la torpeza de la cachorrita.

Cuando su estómago le dio señales de vida, decidió finalmente levantarse, dejando a la perra sobre la cama. Tomó una ducha y cuando salió, con la toalla alrededor del cuerpo, tuvo la agradable sorpresa de ver que la perra, sentada en la cama, había estado esperándola pacientemente, mirando la puerta del cuarto de baño. Cuando la bella morena apareció, la perra agitó su cola antes de ladrar.

«¡Dos minutos!» dijo Regina antes de vestirse y coger a la perra para conducirla a la planta de abajo. Abrió la puerta que da al jardín y la perra salió disparada hacia fuera. Sin esperar su vuelta, Regina se dirigió a la cocina y se hizo un café. A penas sus labios hubieron tocado la taza, el timbre de la puerta resonó. Y siguieron algunos ladridos de la perra que se precipitó del jardín hacia la puerta.

«Shh, shh...Cálmate» empujándola con el pie, la perra se sentó en su camita, mirando la puerta y a la invitada.

Regina abrió y no se sorprendió al ver a Emma en su felpudo.

«Miss Swan»

«Euh, hola...»

«¿Qué quiere?»

«Yo....venía a saber de usted»

«...»

«Es Henry quien quiere saber» se justificó rápidamente Emma

«¿Henry? ¿No pudo él preguntar por sí mismo?»

«Él...en fin con el colegio, los deberes... Y además ahora está tomando clases de equitación»

«Encantador» dijo ella con un tono desinteresado

«Sí...Usted...parece que está mejor»

«...»

También se dio cuenta de que el interior de la casa parecía más iluminado.

«Regina, yo...¿puedo entrar?»

«¿Henry necesita algo?»

«Euh sí. Ropa»

«Entre»

Regina la dejó entrar y la perra ladró al ver a esa extraña usurpando su territorio. Emma se sobresaltó al ver a esa pequeña bola de pelos dirigirse hacia ella. Pero, frenada en el último momento por el pie de Regina, la perra no fue más lejos.

«Shh, calma»

«Entonces, es verdad...» resopló Emma

«¿El qué?»

«Yo...Me crucé con Archie esta mañana, y me dijo que había ido a verlo ayer con...un cachorro»

«Definitivamente tiene la lengua larga para ser un psiquiatra» dijo refunfuñando la bella morena.

Emma se arrodilló y tendió su mano

«¡Es linda!» pero la perra, lejos de mostrarse dócil con la bella rubia, gruñó mostrando los dientes, lo que hizo sonreír débilmente a Regina «Ouh, tiene carácter, como su dueña» dijo divertida

«¿Perdón?»

Emma se enderezó y perdió su divertida sonrisa

«Sí, en fin, una manera de hablar. ¿Cómo se llama?»

AmberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora