Conquistar de nuevo

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Al día siguiente, Regina tuvo la sorpresa de ver a Amber acostada cerca de la puerta de su habitación, mientras que, normalmente, dormía en la cama. Se estiró, en puso una bata y bajó a la cocina donde encontró a Henry comiendo sus cereales mientras leía el libro de por la noche.

«Buenos días Henry»

«Buenos días ma...Regina, ¿has dormido bien?»

«Bastante. ¿Ahora comes cereales?»

«Emma no sabe hacer toritas decentes y Neal, él no tenía tiempo de hacérmelas»

Ante la evocación de la convivencia entre Henry y Neal en Nueva York, Regina hizo una mueca.

«Ah, sí, es verdad...»

«Di...¿Por qué estás en camisón?»

«Acabo de levantarme» dijo ella con sorpresa, como si ese hecho no fuera evidente

«Normalmente nunca bajas sin estar ya vestida» dijo él levantando una ceja de forma interrogativa.

«Eso era cuando salía. Ahora no tengo la intención de salir de la casa»

«¿Vas a quedarte tres días encerrada aquí?»

«Es preferible»

«Pero, ¿por qué?»

«La...la gente seguramente no está preparada para volver a ver a Regina Mills en sus calles» dijo ella pensando que seguramente Neal se habría dado prisa en hacer correr la noticia de su vuelta. Es más, encontraba raro que Snow y su príncipe idiota y la muchedumbre de curiosos no estuvieran ya en su puerta, horcas y antorchas en las manos.

«¡Pero Amber necesita salir!»

«Tiene el jardín para eso»

«¿Y las compras?»

«Hay provisiones, suficientes en todo caso para tres días»

«...» Henry parecía desilusionado, Regina lo veía, pero ella no podía evitar pensar en las diferentes reacciones que suscitaría su breve retorno.

A pesar de que ese pueblo fuera creado por ella, en ese momento ella ya no se sentía en casa: los comercios, el puerto, todo le parecía extraño, a ella que ahora tenía la costumbre de las playas de San Francisco, de las empinadas calles, de Pier 39... No, ahora, ya no se sentía en casa ahí, todo lo más una turista de paso.

«Acaba los cereales, mañana tendrás algo más sano»

«Tengo una idea»

«¿Cuál?»

«Si tú no vas a los demás...¡los demás vendrán a ti!»

«¿Q..qué?»

«El apartamento de los abuelos es muy pequeño...¡podríamos hacer la fiesta de cumpleaños aquí!»

«¡Ni hablar!»

»Pero será guay: es grande, decoraremos, harás la mejor tarta que la gente haya probado»

«Aún estoy en mi casa, Henry, y ni hablar de...»

«....siendo francos...ya eso no es verdad...»

«¿Perdón?»

«Bueno...oficialmente te mudaste hace un año dejándome la casa. Emma y yo vinimos a vivir aquí después...¡Esta casa es la mía!» dijo él con una gran sonrisa de victoria.

«Henry...» suspiró ella

«Así que, solo tendría que pedírselo a Emma, y ella, ella estará de acuerdo»

AmberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora