Adiós

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El despertar fue tan dulce como doloroso. Fue Regina quien se despertó primero. Se quedó algunos minutos en la cama, inmóvil, mirando al techo. A su lado izquierdo podía sentir el cuerpo caliente de Emma y su dulce respiración sobre su piel.

Salió de la cama tan lentamente como pudo, se vistió y se dirigió a la habitación de su hijo. Suavemente, se sentó en el borde de la cama y lo miró dormir. Amber, que había dormido a los pies de la cama, fue a poner su cabeza sobre las rodillas de su dueña. Acarició los cabellos de su hijo y el pequeño abrió los ojos

«Mamá...» murmuró medio dormido todavía. Ella sonrió y lo besó en la frente antes de salir de la habitación, seguida de Amber, y Henry se volvió a dormir rápidamente.

Recorrió su casa, descalza, como si quisiera guardar en la memoria cada estancia, cada pared, cada objeto de decoración. La primera vez se marchó tan rápido que no tuvo tiempo de llevarse ningún recuerdo. Esta vez quería hacer las cosas correctamente.

Con Amber pisándole los talones, se dirigió a la cocina.

«¿Tienes hambre?» la perra ladró «Shhh, vas a despertarlos. ¿Un aperitivo antes de partir?» la perra lloriqueó, pero no protestó al pienso que Regina le puso en el comedero. Agachada a su lado, ella la acarició suavemente y pensó en el apoyo que fue la perra en los momentos más duros: sus primeros meses sola en ese apartamento en San Francisco...

«¿Ya levantada?» Regina se sobresaltó al ver a una Emma adormilada, los cabellos en desorden, vestida con una ancha camiseta que apenas cubría sus muslos.

«Me has asustado»

«Tengo frío en la cama, ¿vienes?»

«No Emma»

Al ver la expresión seria de Regina, Emma se acercó y la abrazó

«Una semana, por favor. Una semana solo»

«Emma...Te conozco. Si te concedo una semana, siempre querrás más»

«Quizás tienes miedo de que te guste y quieras quedarte»

«Poco probable. ¿Café?»

«¿En la cama?»

«Emma...» Rodeó la mesa central de la cocina y se puso a hacer el café «He llamado al aeropuerto...»

«Oh...¿Y?»

«No se trataba de un atentado, sino de un problema técnico que hizo saltar un generador. Se ha levantado la alerta»

«...»

«Mi avión sale en cinco horas»

«Qu...oh...ok...» Emma se quedó quieta en el sitio, Regina de espaldas a ella. Hubiera querido chillar y suplicar que se quedase, pero sabía que nada cambiaría. Sin embargo, había usado todos sus encantos, así como la buena voluntad de Henry, pero nada se logró...Regina iba a marcharse.

Regina se dio la vuelta, café en mano, y se lo tendió a la joven

«Gracias»

«Voy a ducharme»

«Te lo ruego...No tan rápido...» le suplicó Emma

Regina suspiró y se acercó a ella, apoyando su mentón sobre su hombro.

«Ralentizar las cosas no hará sino volverlas más difíciles»

«Lo sé, pero...»

«Por favor...» ella la besó furtivamente en la mejilla antes de subir y encerrarse en el cuarto de baño, dejando a Emma enfurruñada ante su café, hasta que Henry bajó.

AmberWhere stories live. Discover now