31. Es inteligente

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-No funcionará -dice mi querido asesino-. ¿Crees que te va a pedir por favor que le muestres de lo que eres capaz? Ni de coña.

Ahora estamos los tres más calmados, sentados en lo que queda de sofá. Les he dicho que me lleve, no pasará nada, ya que yo no voy a ponerme violenta ni nada por el estilo, le diré que lo que pasó con William fue único, que lo hice porque casi matan a Thomas y ya está. No sé disparar, ni atacar, no soy nada útil. Le hablaré de lo supersticiosa que soy y de mi torpeza, me acabará echando a patadas. Ese es el plan. Efectivamente también había pensado en que Hunter se negaría.

-Hunter -dice Thomas-, quizá funcione -niega repetidas veces-. Tengo un título de psicología y jamás hubiera pensado eso de Ann...abell, si no lo hubiera visto. No perdemos nada por intentarlo.

-¡Pues decidido! -digo sonriente.

-¿Desde cuándo te crees que puedes hacer lo que quieras? -habla Hunter-. Últimamente no sé qué piensas, pero eres mi secuestrada. Métete eso en la puta cabeza. No vas a hacer lo que se te venga en gana, harás lo que yo te diga y ya está.

Pongo los ojos en blanco, Thom se ríe.

-Ya te has vuelto un cascarrabias, ¡la bipolaridad ha vuelto!, ¡huyamos Thommy!, ¡primero salvemos a Yukine!

-¡Basta de gilipolleces, Ann! Sabes que tengo razón.

No me has dejado otra opción. Me hago la enfadada y voy a la cocina. Cojo una sartén y aprovecho que Thom está hablando con Hunter, intentando convencerlo en vano. Le doy un sartenazo a Hunter en la cabeza y este cae desplomado al suelo.

-Lo siento -me muerdo el labio y Thomas me mira incrédulo-. Leí por ahí que un sartenazo en el sitio correcto provocaría un desmayo. Es que... Sabía que se negaría, así que, ya lo tenía pensado... ¡No me mires así! ¡Me niego a que tengáis problemas con vuestro jefe por mi culpa! -Thom se agacha y le comprueba el pulso, después asiente.

-Cuando se despierte nos matará, lo sabes, ¿no? -asiento.

Tras subir al baño de mi cuarto y curar a Thomas, vamos directos a la ubicación que le ha entregado su jefe, han pasado aproximadamente cuarenta y cinco minutos desde que colgó la llamada. Es un edificio bastante amplio y algo apartado del centro de la ciudad pero sin llegar a estar en un sitio insólito.

-Solo te voy a pedir una cosa -me habla-. No te enamores de él -no puedo evitar reír-. Lo digo enserio.

-¡Está bien! -me sigo riendo.

Entramos en el edificio y Thom pone una especie de código en el ascensor para subir al piso 10. Ambos estamos en silencio, hemos supuesto que sería lo mejor. Suena el pitido del ascensor que indica que hemos llegado a nuestro destino y mi amigo me lleva a través de los pasillos hasta llegar a una habitación donde se detiene.

-Es aquí -dice, asiento y abro la puerta.

La habitación es más amplia de lo que me esperaba. Hay una cristalera que ocupa toda la pared del fondo, justo delante un escritorio en el que supongo que es su jefe el que está sentado mirando las vistas. Las paredes son completamente blancas y lisas, frente al escritorio hay dos sofás donde vamos a sentarnos Thommy y yo. A los laterales hay estanterías repletas de libros. Una vez sentados, el jefe se gira y pone una cara de preocupación que me resulta extraña, pero al segundo cambia su gesto a uno serio. Es bastante atractivo. Tiene el pelo completamente negro y los ojos de un color que dista entre verde y azul. Calculo que no tendrá más de 24 años.

-Tú debes ser Anabell, ¿verdad? -dice serio, asiento- Thomas, ¿podrías dejarnos a solas un momento?

Miro a Thomas que se muerde el labio y se levanta. Antes de salir de la habitación guiña un ojo, en lo que supongo lo hace para animarme.

Enamorada del asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora