40. ¿En qué casa?

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Maratón 1/3

-Eso es una muy mala idea -protesto-. Tú mismo has dicho que últimamente su comportamiento es malo. ¿Cómo crees que será si me voy? ¡Aún peor! Además, a mi nunca me ha agredido... -se me pasa por la cabeza la vez que me golpeó estando en su coche al salir de la fiesta.

Kyle me mira horrorizado. Soy demasiado transparente.

-Solo fue una vez y la primera semana de mi secuestro, le grité y bueno. No cuenta.

Siento que estoy hablando sin pensar y a la defensiva, pero es que no es una buena idea.

-Tranquila, entonces... ¿Podrías convencerle para que alguno de los nuestros viva con vosotros?

-Pues... Podría... Eh... Thomas es como si ya viviera con nosotros.

A Kyle se le escapa una pequeña risa.

-Eso no es cierto, va con vosotros para huir de... Bueno, da igual. Tú convence a Hunter y yo convenceré a alguno de los míos para que viváis bajo el mismo techo.

-Está bien -estrechamos las manos.

Salimos a la vez de la habitación y nos dirigimos a la planta de abajo, Kyle dice que allí suelen estar todos, ya que hay una sala de entretenimiento. Cuando llegamos, lo primero que veo son videoconsolas, televisiones y juegos. Muchos juegos. Las paredes son de un verde vivo que le da un toque de alegría a la habitación. ¿Cómo pueden permitirse todo esto?

-Chicos, quiero que vengáis a hablar uno por uno conmigo, Hunter el último. Estaré ahí -señala el sofá naranja que hay a una esquina-, id viniendo.

Todos asienten y el primero en ir es Thomas. Yo voy directa a Hunter, que se encuentra mirando por una ventana.

-Hola -le toco el hombro para que note mi presencia.

-Hey.

-He estado hablando con Kyle.

No sé cómo decírselo.

-¿No me digas? ¿en serio? -dice sarcástico.

-Sí -contesto rotunda-. Cree que tú comportamiento últimamente... No es adecuado -hace una mueca, sabe que no miento.

-¿Y qué? -por primera vez, me mira a los ojos y detecto algo de culpa.

-Nos preguntábamos... Que te parecería si alguien más viniera a vivir con nosotros... -aprieta los puños.

Ya está dicho. Me va a matar. Aún no he escrito mi testamento y voy a morir.

-Si es lo que Kyle quiere... -suspira con resignación.

-¿En serio? ¿aceptas? ¿sin una sola queja? ¿ni un gruñido? ¿nada? -pregunto incrédula.

Me sonríe un segundo.

-Con el tiempo comprenderás que todo lo que dice aquel imbécil -señala a Kyle, que ahora está hablando con Alexy-, tiene alguna razón. Todo lo que Kyle diga yo lo haré. Le debo mucho, Ann.

-Está bien...

Sin decirle nada más, voy directa a Kyle y me siento a su lado, un segundo después, Alexy desaparece.

-Ha dicho que si es lo que tú quieres, sí -Kyle sonríe mostrando los dientes.

-Genial. Ya tengo un compañero, aunque no le va a hacer ninguna gracia... -suspira.

-¿Quién?

-Thomas y Alexy no pueden. Están solucionando algunas cosas y... Esto lo empeoraría, así que solo queda... Mi hermano.

¿¡QUÉ!?

-Kyle, ya sabes que yo no tengo nada en contra de él, pero... ¿No crees que eso hará que haya aún más peleas? Por no mencionar que hace menos de una hora les has dicho que no pueden estar en la misma habitación sin nadie más.

-No te preocupes, lo he pensado bien. Quizá esto haga que se lleven mejor. Además, tengo la excusa de que este será mi castigo, tú estarás allí y si se vuelven a pelear con violencia, me llamas y haré un cambio de planes, ¿está bien? -asiento-. ¿Puedes ir a llamar a Sean y Hunter?

-¿Por qué no vas tú? -le saco la lengua.

-Porque... ¡sigo siendo tu jefe! Aún no estás a mi nivel -dice bromista y se ríe-. Venga, por favor -pone cara de cachorrito.

-Está bien -pongo los ojos en blanco.

-¡Gracias! Eres la mejor -me río.

Primero me dirijo hacia a Hunter, cuando le digo que me siga, no se niega. Después, voy hacia una de las televisiones en las que se encuentra Sean jugando al Resident Evil. Me están entrando ganas de jugar a mi. Tras quedarme unos segundos mirando como juega, le digo que me siga también y los tres vamos junto a Kyle.

-Sentaos -nos dice el jefazo.

Yo me siento a su lado y ellos en el sofá de enfrente.

-Viendo vuestro comportamiento últimamente y pensándolo mucho. He decidido cambiar la norma que os dije sobre no estar en la misma habitación a solas, en cambio, viviréis juntos -ambos ponen cara de incrédulos-. Vosotros decidís en que casa, Anabell vivirá con vosotros también y me llamará en el caso de que haya indicios de violencia. En ese caso, pensaré otro castigo. ¿Alguna objeción?

-No... -susurra Sean, procesando la información. Hunter se limita a negar con la cabeza.

-Perfecto entonces. ¿Dónde viviréis? -pregunta Kyle.

-En mi casa -contestan a la par.

-La mía es más grande y con más habitaciones -puntualiza Sean.

-La mía está más oculta de la ciudad -contraataca Hunter.

-¿Y qué? -añade Sean.

Hunter parece enfadarse.

-No sé, a lo mejor porque soy el asesino más buscado del momento. Pero quién sabe, eh -se cruza de brazos.

-Tengo garaje donde puedes guardar tu coche y salir con él cuando quieras. Además, siempre puedes usar una peluca y lentillas.

Kyle pone los ojos en blanco.

-Bueno, aún así, nosotros somos dos, tendríamos que hacer muchos viajes para llevar la ropa y demás. Tú eres solo uno -añade Hunter.

-Yo podría comprarle ropa nueva a Anny, sé cuál es su estilo y, estoy seguro de que, nada de lo que hay en tu casa es suyo propio que no le hayas comprado tú.

-Esto va para rato -me susurra Kyle al oído. Yo asiento.

-¿Insinúas que no la conozco? Tú la conoces desde que era pequeña, sí. Pero llevabas ocho años sin verla, las personas cambian, Sean.

-Os estáis yendo del tema -me quejo.

-Cierto -me apoya Kyle-. ¿En qué casa entonces?

-En la mía -vuelven a decir a la vez. Hunter parece apunto de explotar y... Lo hace.

-¡No voy a vivir en tu puñetera casa! ¿sabes por qué? ¡Porque paso de que los padres de Ann me pillen ahí dentro por tu culpa! No soy imbécil, se que has estado viéndote con ellos desde el secuestro.

Enamorada del asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora