Capítulo 15

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Bajé las escaleras mientras ataba la cinta de mi bata a mi cintura, asomé la cabeza curiosa por el ruido que había escuchado en la planta baja, sonreí volviendo a respirar al ver al azabache sentado en la sala rodeado de cientos de documentos, una taza de café y su computadora.

-¿Planeas desvelarte?-dio un brinco al oirme

-Lo siento, ¿te desperté?-negué sentándome en su regazo-Estoy revisando el plan de negocios que envió Indra Otsutsuki-suspiro demostrando su estrés-La mismísima Kaguya lo hizo en persona

-Lo dices como si fuese algo realmente increíble

-Lo es-replico con una mueca-Kaguya y su esposo no suelen meterse en los negocios de sus nietos, nos ha sorprendido a todos que decidiera participar

-Estoy segura de que lo harás estupendo-acaricie suavemente su cabello-Eres Sasuke Uchiha después de todo-soltó una carcajada

-¿Qué haría yo sin ti?

-Ser inmensamente rico, como antes-sonrió divertido-Gastar dinero en niñeras para tu hija y huir de tu familia

-Tienes razón, creo que deberías irte-ahora fui yo la que se carcajeo-De verdad, gracias por permanecer a mi lado

-Es un placer-me levanté y tomé su mano-Deja esos documentos un rato

-Debo acabar...-lo interrumpí

-Puedes hacerlo luego de complacer a tu novia-besé sus labios con fervor-Te espero en la habitación

Me alejé de la sala meneando las caderas; agradecí internamente ser incapaz de ver mi rostro pues de lo contrario seguramente estaría roja. Si bien era novia de Sasuke Uchiha, uno de los hombres más malditamente calientes que he conocido, y era afortunada de compartir cama con él, era rara la vez que llegábamos a intimar, sobretodo porque yo era totalmente inexperta en el tema y él siempre estaba ocupado, aún así había ocasiones, como esta, en la que se daba la oportunidad.

-Luces hermosa-susurro besando mi cuello-¿Qué hice para tenerte?

-Contratar una niñera-sonrió contra mi piel erizandola

A la mañana siguiente y como de costumbre, amanecí sola y con dos pares de ojos curiosos mirándome desde el final de la cama.

-Buenos días mis amores-ambos rieron

Desde que Boruto y yo nos habíamos mudado, Sarada y él se habían convertido en un par de terremotos, lo suficientemente buenos para abandonar la cuna provocandome un infarto. Estaba segura de que fastidiarme era su pasatiempo favorito, comúnmente Sarada y Boruto apenas y se toleraban, pero cuando se trataba de sacarme canas, siempre estaban juntos, incluso olvidaban sus constantes peleas por obtener mi atención, concentrándose en hacer travesuras. Seguía sorprendida de su buena movilidad teniendo en cuenta que apenas gateaban.

Me levante de la cama, tomé a ambos niños en brazos y caminé hacia la cocina donde los senté en sus sillitas, preparé su desayuno para alimentarlos, una vez ellos estuvieron comiendo me dedique totalmente a preparar mi propio desayuno, moría de hambre y por alguna razón había despertado con ganas de un omelette.

-Disculpe-miré a la rubia-El Señor Uchiha dijo que apenas despertara se comunicará con él

-¿Eh?-me sorprend-¿Ocurrió algo malo?

-Lo lamento, pero no lo sé-hizo una mueca-Permítame, yo haré el desayuno mientras usted llama al Señor Uchiha

-De acuerdo...-miré a los pequeños-No hagan travesuras, ¿entendiste, Boruto?

Fui en pantuflas hasta el estudio de Sasuke donde llamé a su oficia y tras cotillear un rato con TenTen por fin me contactó con Sasuke quien par variar sonaba demasiado irritado, aún para ser las once y media de la mañana.

Papá SolteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora