Capítulo 29

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Maratón 4/5
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Ya estábamos llegando al lugar del encuentro, el cual era la torre eifel. Lenka fijó la hora de las once de la noche y ahora eran las diez y media. Me sentía nerviosa, es decir, si algo sale mal estaré en unos problemas muy grandes.

El vehículo se detuvo y mi hermana volteó a verme, ella sonrió y levantó su pulgar en forma de visto bueno.

—Yo bajaré primero, veré que no se encuentre nadie —dijo Nero abriendo la puerta del piloto ya que él conducía, todos a sentimos.

Sus pasos eran calmados pero firmes, su mirada se mantenía sería, y sus manos se hallaban guardadas en los bolsillos del saco que llevaba puesto.
Él subió la torre y tras un par de minutos mi teléfono comenzó a sonar, era Nero quien llamaba.

—¿Y? —cuestioné poniendo en altavoz.

No hay nadie, suban ra- —un disparo se escuchó— ¡Demonios! —exclamó el mismo, pero su voz se oía lejana, en ese momento la llamada se cortó.

—¿Qué fue eso? —preguntó Ia asustada.

—Sea lo que sea debemos subir —dijo Dell bajando del auto, todos imitamos su actuar y rápidamente llegamos al lugar— ¡¿Qué hacen aquí?! —gritó molesto.

—Vinimos a bailar el Caramelldansen —dijo la castaña de brazos cruzados— ¿Qué crees que hacemos aquí, estúpido?

—¿Rui? —murmuramos mi hermana y yo al ver a la pequeña de cabello oscuro.

—¡Rin, Lenka! —exclamó sonriente, ella iba a correr hacia nosotras, pero una mano la detuvo.

—No, pequeñaja, no ahora —dijo el peli-azul negando con la cabeza, ella asintió.

—¡Nero! —exclamó Ia corriendo a su lado— ¿Estás bien? —ésta se puso en cuclillas a su lado.

—S-sí —respondió con una sonrisa forzada.

—¡Pero estás sangrando! —gritó Tei señalando su brazo, rápidamente el de cabello anaranjado cubrió esa extensión de su cuerpo.

—¿Eso? No es nada —él no quitó su sonrisa, mientras que su mano se llenaba de sangre. Kiyoteru se encaminó a su lado y de su chaqueta sacó un paño y se lo colocó en el brazo, cubriendo la sangre proveniente de éste— je, gracias.

—¡Agh! —exclamó la peli-rosa ya en el suelo, detrás de ella estaba mi hermana— ¡¿Qué te sucede?!

—Tú disparaste a Nero, te vi la pistola en la mano —respondió fríamente— no tienes nada que ver con él, no lo lastimes —Megurine sonrió de lado y se arrodilló en el suelo.

—¿No? —Lenka negó con la cabeza— ¿Entonces quién lo sufrirá por él? —preguntó Luka ya levantada, mi hermana y yo fruncimos el ceño a la vez, vi como ella cerraba con fuerza sus manos.

—Tú —respondió, y en eso estrelló su puño en el estómago de la contraria, para luego darle una patada en ambas rodillas haciéndola caer al instante, sin embargo alguien jaló el cabello rubio de ésta.

—¡Lenka! —exclamé junto con Rui, yo intenté acercarme, pero una mano me devolvió a mi lugar. Giré la cabeza y vi los ojos azules de quien se hallaba a mi lado— sueltame —intenté liberarme de su agarre, pero él me acercó a su cuerpo y tapó mis ojos con su mano, luego colocó un pañuelo húmedo en mi nariz.

Oí mi mi nombre a lo lejos.

Cerré mis ojos, pero... no me dormí.

—Solo finge estar inconsciente, no quieres que muera el bebé ¿O si? —susurró el rubio en mi oído y él me recostó en el suelo con delicadeza.

Le hice caso solo porque no quería que la vida del pequeño se vaya, pero aún así, me sentía impotente. Quería ayudar a Lenka para que no le hiciesen daño, quería ayudar a Nero por la herida de su brazo, quería abrazar a Rui por tantos años sin verla y creer que estaba muerta, pero sobre todo...

Quería escapar de ese lugar.

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Cuarto capítulo del maratón, en el siguiente se irán dos personajes, quizás muy queridos o quizás muy odiados c:

¡Enamorarse No Es La Misión! [RinxLen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora