Perdido, entre mundos llenos de tristezas y decepciones, queriendo escapar de esta constelación e irme a la más lejana posible, dónde sólo persista el amor incondicional. Me encuentro en un bosque donde los arboles están secos, las aves no cantan angelicalmente, miro hacia todos lados buscando el camino de salida pero no lo encuentro, solo veo más y más oscuridad, acompañada de un paisaje macabro e intimidante que no me permite pensar de forma clara, provocando que mis músculos se tensen para quedarme absurda mente congelado mientras que lentamente sólo puedo acurrucarme con mis manos sobre mi cabeza, diciéndome que ya todo pasara, sólo es un sueño.
Mientras que mi cuerpo está en ese bosque, mi alma se encuentra suelta y vaga por el universo, tratando de encontrar salvación para ella, buscando desesperadamente un poco de tranquilidad para poder relajarse. Quiere ser amada, pero justo cuando se posa en frente a la entrada del amor pasa sin previo aviso la carroza del martirio y la desdicha, llevando consigo de la misma manera que destruye toda esperanza de felicidad posible.
No sé qué hacer, tal vez la mejor opción sea colocarme en la cima del risco y dar el mejor salto posible, para que esa se convierta en la única y maravillosa que logré hacer. Vivir ese momento con plenitud, sintiendo paz mientras voy descendiendo, sentirme libre y feliz hasta que llegue al momento del impacto, ahí todo acabara definitivamente sin poder dar marcha atrás, moriré exactamente después del único momento alegre que tuve. Y así poder decir que pude experimentar la paz y alegría, de manera muy corta pero de una forma simple, que me permitió saber aunque sea por un instante que se siente la famosa frase, “Soy feliz".
Me iré con una sonrisa en mi rostro, pero a pesar de todo mi alma se perderá en el camino de la muerte con un vacío dentro de si, con el espacio sin nada que lo ocupe, solo llevando por titulo, “Amor". Y bajo de ello hojas en blanco que nunca podrán ser llenadas por letras inspiradas y salidas del corazón.
Nunca fui amado, y tendré que llevarme esa tristeza conmigo para hacerle una sutil compañía a la alegría que sentí antes de encaminarme en dirección a la muerte.
