En una de las habitaciones de servicio.- Qué molestia más grande… - Hayato se pasaba los dedos por las sienes, sufría de jaquecas seguidas, últimamente.- ¿Sigues Mal? – Yuka, se había encargado de cuidarlo, pues el muy necio no quería que nadie más se enterara de su situación – Yoko me dijo que me buscabas –- Así es, ¿No tienes algo más fuerte para el dolor? Siento, como si una lanza me estuviera atravesando el cráneo – miró a la joven a su lado.- No, ya te he dado todo lo que me enseñaron que funciona, ¿Por qué no le dices a Kagome? Ella podría aliviarte de inmediato –- La última vez que me ayudó, quedó muy mal, y yo… - Yuka le colocó un dedo sobre los labios.- Ella ya está bien – le sonrió y retiró su dedo – Dile –- No, si el dolor se agrava, lo haré. Dormiré un rato, por suerte hoy es mi día libre – se recostó en su cama.- Eres un necio, nos vemos luego – se fue dejando al joven dragón en sus aposentos. En un campamento, se montaba un imperio.- Ya falta poco, solo unas horas más y mi conjuro para usar a ese general, estará listo continuaba revolviendo una masa grisácea en un caldero que él mismo había fabricado Usaré tus ojos, noble dragón En la antigua vivienda de Inuyasha y Kagome, tres individuos y una gatita.- Este lugar no es el mismo, sin las constantes peleas de la Señorita Kagome e Inuyasha Miroku se encontraba recogiendo un poco de leña junto con Kohaku.- Es cierto, los aldeanos siguen con sus vidas, pero nuestro hogar ha cambiado grandemente tomó el último grupo de pequeños troncos – Faltan Rin, y las visitas del Señor Sesshomaru –- Si… - Miroku miró al cielo, contemplando las nubes blancas, pasar despacio, llevadas suavemente por el viento. En el castillo, no había muchas novedades, el ambiente era de tranquilidad, sólo por una que otra disputa de los jóvenes del castillo, que a pesar de no ser príncipes ni nada por el estilo, eran de cierta manera consentidos por algunos de los demás sirvientes y ahora, por Kagome.- Hiromi – Yoko, se encontraba con la chica humana - ¿Este vestido me hace ver linda? – daba vueltecillas para que la aludida pudiera opinar mejor.- Claro, eres muy tierna, y esos tonos pasteles te caen muy bien – sonreía Hiromi.- ¿En serio? Entonces, ¿Crees que le llamen la atención al Señor Hayato? – hubo un momento de silencio incómodo.- Vamos, qué cosas dices, Hayato… es muy "grande" para ti, eres una niña… y él, pues, ya es un hombre… -- ¿Los humanos se rigen por cosas tan absurdas como la edad? – Yoko se sentaba al lado de la chica – Mi padre, siempre nos dice que si el sentimiento es bueno y mutuo, ese tipo de cosas no suelen influir – miró con curiosidad a la joven a su lado.- La diferencia es que… ustedes, los demonios, crecen hasta cierta edad, y se mantienen con apariencia joven, aun así, pasen millones de años… Mientras que nosotros, envejecemos rápidamente y bueno, no se ve bien que una chica como yo, por ejemplo, salga con una momia… - le guiñó el ojo.- Así que es eso – decía aun confundida la joven demonio.- No siempre es así, Hiromi – Kagome había escuchado parte de la conversación de las chicas.- Señorita – se reverenciaron.- Yoko, suele ocurrir que jóvenes princesas humanas, se casan con hombres muy mayores, pocas veces por amor verdadero y otras, por raro que parezca, tienen un gran sentimiento de por medio –- ¿Usted se casaría con el amo, si fuera un completo vejestorio?, digo, el amo no es tan joven, menos en años humanos – soltó Yoko, en un golpe de inocencia ante sus palabras.- Bueno, yo… - pensó en un juego de palabras apropiadas, pues el demonio en cuestión, se había colado y estaba escuchando la conversación - ¿Qué les parece si vemos a Sesshomaru con un par de años más encima? –- * ¡Mierda! * Intentó retirarse, pero cierta Miko, fue más rápida y lo capturó, como chiquillo.- ¿A qué se refiere? – preguntó Hiromi, y la puerta se abrió, al demonio no le quedó otra que entrar, y ser víctima de las travesuras de las mujeres dentro.- Amo – Yoko se reverenció - ¿Necesita algo? Sesshomaru pasó su mirada sobre las chicas y la posó en la que sería la autora de la travesura mayor, expectante de la situación.- Bien, las niñas me han hecho una pregunta, y se me ocurrió una idea – caminó alrededor del demonio - ¿Cómo se vería el gran Sesshomaru, con unos años, físicos, más? – colocó sus manos en la espalda del demonio. Sesshomaru abrió los ojos sorprendido, al ver como sus manos se iban ¿Arrugando?, no sentía ninguna pérdida de fuerza ni de ninguno de sus sentidos, solo su apariencia estaba cambiando. Hiromi y Yoko, no se perdían detalle, veían como el Señor Sesshomaru, se tornaba en un hombre de unos 50 años, en edad humana, con barba incluida. Al terminar, las niñas estaban con la boca abierta, Kagome, no pudo evitar la curiosidad y se colocó en frente del demonio y lo que vio, la dejó sin dudas, definitivamente, se hubiera casado con él, a pesar de aparentar ser mucho mayor que ella. Su rostro no era tan fino, un poco más redondeado, la barba, color de su cabello, se le había acomodado como si un barbero profesional le hubiera dado forma ocultando sus marcas a ambos lados de la cara, todo su físico, se veía de un hombre maduro, aumentó levemente de masa corporal, dando una apariencia de un señor de señores. Sus ojos, permanecían con aquel dorado intenso que todos conocían.- Bien, la respuesta es sí – dijo Kagome, mirando a las niñas. De pronto Sesshomaru se movió de su lugar y tomó a la Miko de la cintura.- Señorita, ¿me permite darle un beso? – la voz del demonio, hizo que una corriente eléctrica pasara por la columna vertebral de todas las presentes.- Yo… Yo… - el corazón de Kagome palpitaba muy rápido. En esa forma el nivel de seducción que tenía, era tremendo, tanto que hasta a las más jóvenes, se les subió la sangre a las mejillas. Las manos del demonio eran más robustas, por lo que abarcaban más espacio en su agarre, lo que hacía el agarre más fuerte.- Claro, pero hay jóvenes aquí presentes y no es apropiado – sonrió la joven Miko, poniendo sumano en el pecho del youkai – Si me permite… - un remolino de luz cubrió al demonio por completo y al desaparecer, ya estaba de regreso a su forma regular.- Ni una palabra de esto, o habrá grave consecuencias… - amenazó a las chicas.- ¡Sí, Señor! – respondieron al unísono, aun con sus rostros enrojecidos.- Hmph, después arreglo contigo – se dirigió esta vez a Kagome. Salió de la habitación. Esperaron a que estuviera lo suficientemente lejos para comenzar a reírse y comentar al respecto, entre las tres.-* Si de humana, puede hacer ese tipo de cosas, no quiero imaginármelo luego de la ceremonia… *-- Hmph Regresó a su despacho, por curioso, había sido un demonio de unos 5000 años al menos… Realmente ignoraba el hecho de que su cuerpo no envejecía.- Señor – el anciano lo había estado esperando en la puerta de su despacho - ¿Podría por favor, decirme, cuando será realmente la ceremonia? –- Será antes de lo estipulado –- Claro, señor, entonces, ¿Dos o tres días aproximadamente? –- Dos –- Muy bien señor, procederé a preparar el gran salón – el anciano se esfumó. De vuelta a la guarida de Shigoku.- Está lista – la masa que había revuelto por horas, se había tornado casi transparente Muéstrame, Hayato… - hizo su conjuro y de pronto una especie de proyección se mostró en aquél recipiente. Hayato sintió una punzada en la parte frontal de su cabeza, pero fue tan rápida que pronto el dolor desapareció.- Vaya, tienen buen gusto para las decoraciones… - sonrió, su idea había funcionado, ahora podía ver todo lo que Hayato viera.- ¿Está bien, General? – un soldado notó la mueca que hizo el dragón.- Sí, ya pasó… - se frotó las sienes - ¿Ha ocurrido algo en mi ausencia? –- Sólo nos confirmaron la fecha exacta del emparejamiento del Señor Sesshomaru – el soldado le entregó un pergamino con la información al General, quien procedió a abrirlo.- ¿El perro se va a emparejar? Lo que faltaba… - lo pensó bien – ¿Quién podrá ser la youkai? solo logró leer algo por encima, pues Hayato, cerró el pergamino de golpe y lo guardó Estúpido dragón… -- De acuerdo, manténganme al tanto de cualquier otra novedad – le ordenó al soldado.- Sí, señor – y este se retiró- Hayato – Sesshomaru, hacía su aparición.- Señor – le saludó.- ¿Dónde has estado? Tengo unas cosas que hablar contigo – se giró y se dirigió a su despacho.- Bueno… - suspiró el dragón, no era que no quisiera hablar con su amo, sólo que no se sentía para nada bien últimamente. En el camino, Hayato miraba a pocas veces hacia los lados.- Solo sirvientes… ¿No era que la Miko residía ahora en ese lugar? – ya se estaba cansando de observar el caldero, cuando Kagome apareció en el rango de visión – Interesante, allí está, pero… se ve diferente –- Hayato – le sonrió. El dragón la reverenció, todas las intenciones que en alguna ocasión tuvo hacia ella se habían esfumado y quedado en el olvido, de lo contrario, moriría en las garras de su Señor. Kagome pronto sería su Señora de manera oficial, y la verdad, desde que ella llegó, el palacio había cambiado radicalmente, se respiraba armonía en el lugar, incluso los críos se comportaban mejor.- Señorita Kagome, buenas tardes – la saludó.- ¿Vas con Sesshomaru? –- Así es, tiene unos asuntos que atender conmigo – la miró a los ojos. A Kagome la pinchó una presencia ya conocida para ella, pero fue tan sutil que no pudo percibir de donde venía, miró a todos lados tratando de encontrarla.- ¿Ocurre algo? – la miró preocupado Hayato. Kagome volvió a verlo, en el instante en que Hayato la observó fijamente a los ojos, sintió como si alguien más la hubiese estado observando simultáneamente, alguien que ya conocía.- No es nada, anda, antes que se enoje – se apartó del paso.- Gracias – Hayato continuó su camino.Kagome no pudo evitar tener un mal presentimiento.- Uy, creo que se dio cuenta, me fascina esa mujer su poder es exquisito, pero, solo necesito su alma para mi cometido… - Shigoku se alejó del caldero, tenía otros asuntos que atender, pero dejaría a un guardia para que vigilara por si algo "importante" se daba. Un joven hanyou se encontraba en su habitación, se había limitado a quedarse encerrado, aislado de todos, el saber que Kikyo ahora estaba en el palacio, le era muy amargo, pues, a causa de ella, había tenido que resignarse al amor de Kagome. A todos le había llegado, por fin, la fecha exacta, y estaba a pocos días, pero a Inuyasha, era algo que no le emocionaba.- Kagome… - estaba sentado en su balcón, recostado a la pared, observando el patio principal, cuando la mujer apareció en el lugar – Eres tan hermosa… - agachaba las orejas. La visión de un joven despechado, ocultando sus sentimientos, para no causar problemas con su hermano y la felicidad de la mujer que en algún momento le entregó todo su corazón y él, le pagó con una asquerosa traición.- ¿Señor Inuyasha? – Kyosuke había llegado para entregarle el atuendo que debía usar el día de la ceremonia. El aludido lo miró de reojo - ¿Qué quieres? –- Le traigo su ropa, ordenada a hacer por el amo, para usted – le mostró el paquete - ¿Quiere probárselo? –- Ahora no, déjalo en la cama – siguió observando a lo lejos. Kyosuke obedeció, pero la curiosidad de saber que tanto miraba le ganó – La Señorita Kagome es hermosa y gentil, ¿No cree? – se paró en el balcón. No recibió respuesta.- Ya me quiero imaginar cómo serán sus cachorros, todos unas ternuritas… o al menos eso es lo que dice mi hermana… - el joven sintió como era levantado del suelo, siendo tomado del cuello - ¿Se… Señor? – intentaba aflojar el agarre del hanyou.- Guárdate tus comentarios, ahora vete – lo puso en el suelo.- Usted sigue enamorado de la Señorita Kagome, ¿cierto? – Se acomodó sus ropas – Todo el palacio sabe la historia – lo miró desafiante.- ¿Qué harás con saber eso?, mocoso – Inuyasha ya estaba harto de ocultar el odio que sentía hacia su hermano, aún más por estar a punto de tomar a Kagome como su pareja oficial.- Yo, nada, el amo se encargará de usted – Kyosuke desapareció en una nube de humo.- Ya no me importa, Sesshomaru ya lo sabe… - miró una vez más la mujer de sus sueños, tan cerca y tan lejos… Y se fue a dar un baño. En el despacho del Taisho mayor.- ¿Quería hablarme de algo, señor? – Hayato tomaba asiento.- Inuyasha – soltó de golpe Sesshomaru.- ¿Eh? ¿Qué con él? – Hayato no entendía nada. ***FLASHBACK***- Sesshomaru, tengo que decirte algo – Inuyasha entraba de golpe en el recinto del youkai.- Hmph – no lo miraba, pero el hanyou sabía que tenía su atención, después de todo, había irrumpido en su habitación sin permiso alguno y noqueando a los guardias.- Ya estoy cansado de estar fingiendo que estoy bien con todo esto Sesshomaru se terminaba de colocar su Hakama, con los ojos cerrados.- Sé que tú lo sabes… ¿No es cierto? – Rodeo al youkai para ponerse de frente a él – Responde –- Sólo te advierto, que sí te atreves a meterte entre ella y yo, morirás de una vez por todas abrió los ojos de los cuales se desbordaba un deseo ferviente por asesinar al ser en frente suyo- ¿Comprendes? –- Ya lo veremos, Kagome, volverá a mi lado, quiera o no… - salió de la habitación, dejando a un irritado youkai dentro. ***FIN DEL FLASHBACK***- Comprendo, entonces ¿Desea que elimine a Inuyasha? – Hayato en estos temas era muy serio.- No seas idiota, solo vigílalo, si intenta algo, captúralo y luego veremos –- Sí, señor – se levantó del asiento.- Está en tus manos, Hayato – el dragón asintió. Salió del lugar, ahora sí, el medio demonio, se ha revelado, eso explicaba por qué no lo había visto últimamente. Kyosuke venía caminando en sentido contrario, casi podía jurar percibir un leve olor salino, ¿estaba llorando?- Kyo – lo llamó - ¿Qué te ocurre? El joven zorro se limpió la cara rápidamente y miró a quien lo llamaba, había caminadodistraído desde el encuentro que tuvo con Inuyasha.- Hola, Señor Hayato – lo miró a los ojos.- ¿Por qué llorabas?... – un olor a sangre le llegó a su nariz - ¿Estás herido? – hizo ademán de tocarlo pero el joven zorro no se dejó.- Estoy bien… - y siguió su camino. La verdad era que Inuyasha le había clavado las garras en la parte posterior de su cuello y le estaba doliendo un poco, además del potente susto que se llevó, al ver los ojos de odio de Inuyasha. Iba en dirección a su habitación, allí tenía algunas medicinas que Yuka preparaba periódicamente en caso de accidentes entre ellos mismos… Al menos Inuyasha, no tenía veneno en sus garras, sino estaría muerto. Pero antes de llegar ahí, se topó con Kagome - ¡Demonios! ¿Qué no pueden quedarse en un solo lugar o qué? – Kyosuke había tenido una mala mañana y lo que menos le gustaba era dar explicaciones. Al contrario de Hayato, Kagome, sabía que Kyosuke tenía una herida en el cuello, y a la vez sabía, lo terco que era el zorro para dejarse cuidar. Así que no dudo en inmovilizarlo sin mediar palabras y sanar las heridas que tenía detrás del cuello.- ¿Me dirás que ocurrió? – Se agachaba a la altura del chico – Kyosuke –- Yo, bueno… - no sabía si era correcto decirlo directamente a Kagome o a su amo – Inuyasha me atacó, es todo Los ojos de preocupación de la Miko no se hicieron esperar, pero a la vez comprendió que el joven no le diría nada más, no insistió.- De acuerdo, puedes irte – Sentía como se aproximaba Sesshomaru – Te exijo que me digas que está ocurriendo con Inuyasha, o simplemente entraré en tu mente – se giró para ver al demonio.- Quiere recuperarte – simple y directo, típico de él – No lo permitiré – se acercó a ella – No lo haré – le dio un beso para calmarla. En eso Hayato iba pasando, y odiaba cuando los encontraba en momentos tan íntimos.-¡Señor! – El vigilante alertó a Shigoku - ¡Mire! En la imagen, se mostraba como Sesshomaru aprisionaba los labios de la Miko, sin que esta pusiera resistencia.- ¿Esto es en serio? ¿Taisho? ¿Humana? – Soltó una carcajada – No puede ser – continuó riéndose – Así que ella ahora es la mujer del Gran Señor de las Tierras del Oeste Bueno, quería enterarse de movimientos de guerra o ataque contra él, y terminó enterándose de la vida privada de sus enemigos, vaya… Nuevamente aquella corriente, atravesó a Kagome haciéndola cortar el beso, esta vez, sintió su procedencia.- ¿Hayato? – lo miró – Ven aquí –- ¿Ahora qué hice? No es mi culpa que anden por ahí dando espectáculos… - los reverenció a los dos. Kagome se le acercó, y lo palpó, no encontraba nada, lo miró a los ojos y notó un leve tono naranja en el fondo de sus ojos, según ella recordaba los ojos de Hayato eran verde oscuro.- Tus ojos… - no podía definir qué pero algo no estaba bien con los ojos de Hayato - ¿Te sientes bien? –- Sí, ¿Por qué la pregunta? – pasaba la mirada de Kagome a su amo.- Por nada, puedes retirarte –- Tendré que actuar rápido, esta mujer está por darse cuenta que estoy espiando – bufaba Shigoku, mientras trataba de pensar en cómo sacarle provecho a la situación amorosa de ambos.- Algo te incomoda, ¿Dime qué es?– Sesshomaru podía percibir la inquietud en Kagome.- Siento… una presencia parecida a la de Shigoku, provenir de Hayato… - Kagome estaba preocupada – Pero aún no estoy segura – miró al demonio – Yo te diré, si algo anda mal Lo que menos quería era que Sesshomaru, lastimara a Hayato sin una razón digna, ¿Por qué, Hayato?- De acuerdo – Sesshomaru se dirigía a su habitación, cuando percibió a Inuyasha cerca Intenta algo, imbécil, morirás en mis garras Kagome también pudo sentir como Inuyasha se acercaba a donde estaba ella.- Hola, Inuyasha – dijo antes que el individuo apareciera.- Kagome – respondió - ¿De verdad te vas a unir a Sesshomaru? – su voz era ronca.- Sí, no tengo dudas – se volteó a verlo - ¿Por qué heriste a Kyosuke? Es un niño, ¿sabes? – tenía un gesto de enojo.- Ese idiota se metió en lo que no debía – quitó la mirada.- ¿Cómo qué? ¿En el hecho de que dices seguirme amando? – Kagome puso el dedo en la llaga.- ¡No lo digo! ¡Es cierto! – Se acercó a ella – No puedo fingir más tranquilidad ante lo que está ocurriendo, Kagome, ¡tú eres y siempre serás mía! – la tomó por los hombros. Al momento que intentó besarla, Kagome solo dijo una cosa:- ¡ABAJO! El medio demonio quedó estampado en el firmamento.- Escúchame, Inuyasha, lo que alguna vez hubo entre nosotros, tú lo destruiste y Sesshomaru se encargó de remediarlo, siempre estuvo ahí para mí y siempre lo estará – pasó por encima de él. Caminó lo más rápido que pudo hacia donde se encontraba Sesshomaru, entrando de golpe en su despacho, sorpresivamente, la estaba esperando.- Ven Corrió hacia él y se acurrucó en su pecho.- ¿Cómo se atreve? ¿Piensa que puede pasar todo por alto e intentar besarme como si nada? comenzaba a sollozar. Sesshomaru no medio palabras, cerró los ojos, y acariciaba la espalda de la mujer en sus brazos, hacía lo posible por no salir de ahí y matar a Inuyasha por su atrevimiento.- Inuyasha, siempre ha sido un estúpido, y lo sabes – besó sus cabellos – Siempre que no te toque, no tienes por qué llorar, yo estoy contigo – le levantó el mentón - ¿Lo sabes, no? –- Claro que lo sé – apoyó su cabeza en el pecho del youkai, escuchaba latir su corazón lentamente – No me dejes nunca –- Nunca – la abrazó más fuerte. Pasadas un par de horas, conversando amenamente en su oficina, Kagome se retiró hacia sus aposentos, se sentía mucho mejor, luego de haber estado con Sesshomaru ese tiempo.- Ve al jardín esta noche – le sonrió levemente.- ¿El jardín? Está bien –- Dormiremos allí, ¿Qué te parece? –- ¿En serio? – sus ojos brillaban, extrañaba dormir bajo las estrellas, como cuando era más joven.- Hmph - Iré, hasta luego – Kagome salió del lugar. Hayato continuaba paseándose por el castillo, sin tan siquiera sospechar, que le estaba dando un tour a cierto felino en otro lugar, de por sí, ya sabía cómo lucía toda la fortaleza por dentro.- Yuka – al fin la encontró - ¿Puedes hacerme un favor? –- ¿Qué se te ofrece? – la joven ya se dirigía a sus aposentos.- ¿Sabes hacer masajes? – Yuka arqueó una ceja – No me malinterpretes, siento que estoy muy tenso –- Sí, sé hacer masajes, pero… ¿Por qué no vas con los sanadores? Ellos te pueden dar alguna especie de terapia – cruzaba los brazos mientras se recostaba a la pared.- No te pongas en planes, Yuka, no me he sentido bien últimamente –- De acuerdo, pero primero date un baño, estás asqueroso – sonrió la chica.- Que falta de respeto, mujer – gruñó el dragón – Luego regreso –- No hace falta, iré a tu habitación en un momento – el dragón asintió. Así se fue a darse un baño, había estado patrullando todo el día, se sentía fatigado, su cuerpo necesitaba atención. Pasaron unos veinte minutos en los que se había quedado dormido en la alberca personal que tenían todas las habitaciones del palacio, algo que realmente agradecían a su amo.- Hayato… despierta, Hayato – Yuka había entrado en la habitación, pues tocó un par de veces y nadie abría.- Unos minutos más –- Tonto dragón, ¿quieres los masajes o no? – en eso Hayato abrió los ojos y se topó con la imagen de Yuka y su larga y oscura melena suelta.- Yo… - recordó que estaba desnudo - ¿Me permites? –- Claro – se retiró a donde se encontraba la cama del dragón. Al salir, Hayato solo venía cubierto por una toalla, atada en su cadera, cosa que no impresionó a Yuka, pues, regularmente solían verle sin nada que cubriera la parte superior de su cuerpo luego de largas batallas o entrenamientos. Hayato estaba bien formado, su cuerpo tenía ciertas cicatrices de batallas pasadas, de las cuales se sentía orgulloso, su espalda era lo bastante ancha y contorneada.- Recuéstate – le ordenó Yuka, quien solo llevaba puesto una pijama muy coqueta que Kagomele había regalado – Apúrate –- Voy – Hayato se reprochaba a sí mismo, por haberse quedado como estúpido a Yuka. Se acostó boca abajo en su cama, y sorpresivamente, Yuka, se subió a la cama y se sentó literalmente en su parte trasera.- Oye, ¿Qué estás haciendo? –- Cállate, que es igual de raro para mí, pero así es la única forma que pensé para alcanzar gran parte de tu espalda – Yuka estaba roja como tomate, agradecía que el dragón no podía verla Eres muy grande comparado conmigo Colocó sus delicadas manos, sobre la parte baja de la espalda de Hayato, y comenzó a hacer movimientos circulares con sus pulgares. Hayato se limitó a ser "consentido" por las pequeñas manos de Yuka, nunca habría imaginado que aquella niña podía hacer tan majestuosos masajes, de haberlo sabido hace mucho le hubiera pedido el favor. Sintió como un líquido tibio cayó sobre su espalda, dando un pequeño sobresalto.- Es aceite curativo – comenzó a frotarlo – Además huele muy bien – bromeó la chica.- ¿Qué estás insinuando? –- Nada – Hayato podía percibir la sonrisa de Yuka detrás suyo, no le molestaba para nada ¿Quieres que te masajee las piernas? –- Por favor Yuka dio vuelta sobre él y se enfocó en las bien formadas piernas del dragón.- Hayato –- Dime –- Date la vuelta – ordenó mientras se colocaba a un lado del dragón. Hayato se giró, quedando boca arriba.- Esto… ¿Continuo? – estaba roja.- ¿Qué ocurre? – Yuka dirigió sutilmente su mirada a la notable erección que tenía Hayato.- ¡Por Kami! – Se sentó de golpe – No pienses mal, no me había dado cuenta – se sentía avergonzado.- Tranquilo, yo, creo que mejor me voy… - estuvo a punto de llegar a la puerta cuando fuedetenida por Hayato – Hayato, me quiero ir – no lo miró.- No quiero que te vayas con un mal entendido en esa cabeza dura tuya – la tenía agarrada por un brazo y haló para que volteara a verlo – No estaba siendo consciente de lo que le ocurría a mi cuerpo, solo estaba disfrutando de tus masajes, nada más, ¿comprendes? –- Está bien –- Ahora sí, puedes irte – le soltó el brazo – Qué descanses, gracias –- Sí… - abrió la puerta y una brisa muy fría congeló por completo el cuerpo de la joven – Tsk… -- ¿Muy frío? – Hayato cerró la puerta – Déjame buscarte algo con qué cubrirte un poco más Yuka solo observó como aquel bello dragón se movía grácilmente por su habitación, que, a pesar de estar ordenada, por lo visto no sabía dónde estaba lo que buscaba.- Hayato, ¿buscas esto? – Yuka tenía en su mano una especie de chaqueta color gris con detalles de un escudo de su clan en un hombro.- ¿Hace cuánto lo tienes? –- Estaba sobre esa mesa –- Estoy quedando ciego entonces… - se rio, mostrando una faceta que rara vez se veía.- Eres un idiota, eso es lo que pasa – buscaba la manera de olvidar el pequeño suceso.- Oye, ¿por qué tan agresiva? – frunció el ceño con fingida molestia.- Hay que sobrevivir – le sonrió.- Boba, llévatelo, me lo das mañana – le abrió la puerta y le ayudó a colocarse la chaqueta.- Hasta mañana, Hayato – se despidió y se fue por el pasillo.- Ese dragón ha desperdiciado una oportunidad muy grande, yo no hubiera dudado en tomar a ese linda jovencita – Shigoku había visto parte de lo acontecido.- Eso es a lo que llaman caballerosidad, Señor – un soldado se había quedado embobado viendo la escena. Ambos maquineando la situación más morbosa de sus vidas, sufriendo una gran decepción.- ¡patrañas! Si quiero a una mujer, la tomo y ya – tomó un sorbo de sake – Oye, ¿Por casualidad, no deberías estar en la torre de vigilancia? –- ¿Eh? – El soldado tragó fuerte – Con su permiso señor – salió de ahí lo más rápido que pudo, como si su vida dependiera de ello. Al llegar a la puerta de su habitación, Kagome la estaba esperando. - Te llamé varias veces, y como no respondías, bueno te busqué – la Miko tenía una sonrisita pícara.- Estaba dándole unos masajes a Hayato, él me los pidió –- Sé que los disfruto, fue todo un caballero –- Kagome… - Yuka se puso como tomate, era obvio a lo que se refería - ¿Necesitas algo? –- Sólo quería ver que regresaras sana y salva –- Pues aquí estoy –- Descansa Yuka, nos vemos – se fue caminando despacio a su cuarto. Por primera vez se sintió muy expuesta, esa noche le costaría dormir, y todo era culpa del estúpido dragón.- ¿Y bien? – Sesshomaru había ordenado tender una gran colchoneta con sábanas y demás, en el jardín privado – Si le tocó un solo cabello, yo lo mato – no se sentía cómodo al saber que Yuka había estado sola con Hayato por al menos tres horas.- Está bien, sana y salva – se sentó al lado del youkai.- Hmph –- Todos tenemos derecho –- ¿Huh? ¡Estás diciendo que están enamorados! Eso sí que no… - intentó levantarse pero Kagome no lo dejó.- No he dicho eso, pero si llegara a ocurrir, sería lindo, ¿no crees? –- No – claro que no le parecía adecuado mucho menos lindo – Hayato es mucho mayor que ella– apretaba los dientes – No me parece en lo absoluto –- ¿Celoso? – Era lo único que podía deducir Kagome del comportamiento de Sesshomaru - ¿Es eso? Sesshomaru solo la miró, sin decir nada, lo que confirmaba la pregunta de Kagome.- Eres un poco sobreprotector, ¿no crees? –- Sólo lo suficiente – le dio un beso a la Miko y la atrajo hacia sí, para dormir juntos en aquel lugar sólo para ellos.
FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO.
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¿Más Que Un Amigo???
RandomKagome ya lleva 5 años viviendo en la época feudal, tiempo en el que se ha convertido en una poderosa sacerdotisa. Sin embargo ante las constantes faltas de su "prometido" Inuyasha, Sesshomaru decide intervenir, pues la considera alguien diferente y...