BASTA DE JUEGOS

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CAPITULO 33

Un mes y medio ha pasado desde que se enteraron que Kagome y Ayame, estaban esperando crías. La pareja de lobos se quedó en el castillo, unos días, viendo y compartiendo el terror de los demás habitantes del lugar, cuando sus amos peleaban por algún trozo de comida, pues, la pesadez o exceso de sueño, ya lo habían superado. Luego partieron a su hogar. Nuestra pareja se encontraba en la época moderna, para un chequeo sugerido por la madre de Kagome.- Estoy ansiosa por saber si serán niños, niñas o la parejita - los ojos de Naomi brillaban.- Mamá... - Kagome sonreía algo nerviosa, su madre se comportaba muy raro desde que supo de los cachorros. No obstante, una tarde, junto a Sesshomaru, se sentaron a explicarle que el tiempo de gestación era mucho más corto que los humanos, por lo que sus adorados nietos estarían más pronto de lo que ella pensaba.- ¿Para qué son esos artefactos? - preguntaba un joven de cabellos plateados y ojos dorados.- Con ellos podrán ver a los bebés en mi vientre - sonrió la joven.- Cachorros... - corrigió él mientras arqueaba una ceja.- Oh, claro - fingió arrepentimiento.- Silencio los dos, ahí viene el doctor Un hombre de cabellos castaños, alto y de buen porte, se hacía presente.- Soy el Doctor Collins - le dio la mano a Sesshomaru - Mucho gusto -- Igual - fue lo único que dijo el demonio.- Bien, empecemos - comenzó a descubrir el vientre de Kagome, gesto que no agradó para nada al demonio. Naomi que estaba sentada junto a él, le dio un apretón en el brazo para llamar su atención y brindarle una sonrisa tranquilizadora.- Esto estará un poco frío - comenzó a frotar un gel sobre el vientre de la chica, quien dio un respingo al sentirlo en su piel - Aquí vamos Acercó el doppler y comenzó a recorrer el abultado vientre de la joven, haciéndole sentir un cosquilleo. Irasue había dicho que los Inu, nacían en su forma humanoide, para no llamar tanto la atención, pero que existían casos muy raros donde la madre debía dar a luz en su forma de demonio. Sesshomaru estaba listo para noquear al hombre en caso de que viera algo que no debía, en cuanto a sus hijos.- Tenemos un niño de este lado - dijo son una sonrisa mientras veía el monitor - Tiene un buen tamaño, se ve muy saludable - colocó el aparato desde otra posición - Y bueno... Vamos pequeño, déjanos ver que eres - y como si el cachorro lo escuchara, se colocó en una posición donde el Doctor podía determinar su sexo - Es otro varoncito - procedía a retirar el aparato.- ¿Dos niños? - preguntó Naomi.- Así es, se ven muy fuertes - miró al youkai - ¿Padres primerizos? - esa pregunta tomó por sorpresa al demonio.- Sí, no hace mucho nos casamos - vaya, la frase más larga que el Doctor le había sacado hasta el momento.- Qué bueno - sonrió hacia Kagome - Abajo tenemos una pequeña librería, donde pueden comprar un par de guías con consejos muy buenos, ya que no hay un libro que te enseñe a ser padre - sonreía.- Muchas gracias, lo tendremos en cuenta - respondía Kagome mientras limpiaba su vientre y bajaba su abrigo.- Disculpe, los bebés ¿Serán gemelos? - preguntaba una curiosa Naomi.- Bueno, no están en la misma bolsa - el mensaje era claro, serían mellizos- Pero esas cosas, nunca se saben con un ciento por ciento de seguridad -- Claro - Naomi estaba maquineando que comprarles a los chicos, había adelantado un par de cosas, con colores neutrales.- Sólo les falta unas cuantas semanas, y estarán con ustedes - los acompañaba a la puerta - Espero poder verlos una vez más antes que nazcan y posteriormente conocerlos - añadió el Doctor.- Claro - le sonrió Kagome. Una vez dejaron la clínica, Sesshomaru fue en busca de su auto, que había aparcado relativamente cerca. El gran señor del Oeste tuvo que aprender muchas cosas, y eso que él pensaba que lo sabía todo. Recogió a Kagome y a su suegra, pasando primero por el templo y luego dirigiéndose a su vivienda. Al entrar en la casa, ambos retornaron a su apariencia de demonios.- Se portaron bien con el Doctor - Kagome acariciaba su vientre.- Por supuesto, no son unos insolentes como su madre - comentó divertido el demonio dándole la espalda a su Miko. Podía sentir su mirada de furia, clavada en su espalda.- Y yo que no sean unos engreídos como su padre - bufó molesta.- Mañana debemos volver al palacio -- Sí, ya tenemos una semana de estar aquí, y creo que extraño el aire fresco que corre entre las nubes - La mujer se recostaba en la cama. El peso adicional, le generaba un gran cansancio, pero a sus no tan pequeños críos, aun le faltaban cuatro semanas para que nacieran.
--Un joven rubio se miraba ante el espejo. La herida causada por Kagome en su último encuentro, le había dejado una horrenda cicatriz.- Maldita mujer - apretaba los dientes mientras cerraba su haori - me las pagarás - Tomó su espada y salió. Todo su ejército se encontraba de rodillas esperando la orden de partida de su señor. Muy bien, llegó la hora, acaben con todo a su paso - sonrió mientras elevaba su espada - Destruyamos el poderío de los Taisho de una vez por todas Cada guerrero, sin importar el tamaño, llevaba una espada o cualquier arma, bañada con el hechizo para recolectar almas. Los asentamientos de Shigoku nunca eran fijos, sin embargo, esta vez, se había mantenido oculto dentro de las montañas de un hermoso valle, cercano a las tierras de los hombres lobo. A su pasó, el ejército iba tomando la vida de demonios como de humanos que se encontraran, las aldeas aledañas fueron atacadas, haciendo que la noticia corriera con prisa, llegando a oídos de Koga.- ¡¿Cómo dicen?! - estaba más que furioso, no podía enfrentar a semejante número de enemigos.- Koga, tenemos que salir de aquí, o todos acabaremos muertos - sugería Ginta, entendiendo a su amigo y su terquedad a no escapar.- Koga, piensa en Ayame y en tu hija - añadió Hakkaku. Esas palabras fueron suficiente.- Preparen todo, nos vamos - con la mirada baja - Si ellos vienen de este a oeste, nosotros nos iremos por el sureste - apretó los dientes - pero antes, envíen al ave más veloz, con un mensaje para Kagome - levantó la mirada en sus ojos había furia e impotencia - Al menos haremos algo para que ellos estén listos -- ¡Entendido! - Ginta y Hakkaku, corrieron la voz y cumplieron con la orden de Koga.- Koga, no te preocupes - Ayame trataba de calmar la ira de su pareja Ginta y Hakkaku tienen razón, nos superan 1 a 1000 - Lo tomaba por el rostro - Nuestros hombres son fuertes, pero no podemos exponerlos a una muerte casi segura -- Yo no huyo de mis enemigos - la rabia lo consumía.- No podemos hacer nada - suspiró - Con avisarle a Kagome, ellos podrán hacerles frente - le dio un beso en la frente - seríamos un estorbo si nos quedamos aquí -- Ya deja de degradarme más, mujer - la abrazó - Lo hago por ti, por mi hija y por nuestro clan, que hace poco pudimos recuperar el número que éramos antes que el maldito de Naraku nos atacara El recuerdo era muy amargo, pero gracias a que fue destruido, su clan había crecido.
--En el palacio, las cosas transcurrían con normalidad. Hayato pasaba por los puestos de vigías que se encontraban entre el bosque, cuando un nauseabundo olor a muerte llegó a sus fosas nasales.- ¿Sangre? - aspiró con más fuerza - Sangre humana y de demonios... - un mal presentimiento lo invadió, al momento que alcanzó a ver a una de las aves mensajeras de la tribu de los lobos, las cuales eran mucho más pequeñas. Se apresuró a llegar al palacio y otros soldados le entregaron la nota que llevaba el ave en su espalda. Hayato la leyó de inmediato, y la estrujó con fuerza.- Que todos los que no pertenezcan al ejército, sean evacuados inmediatamente al castillo del norte - los soldados no comprendían el motivo de la orden - ¿No escucharon? ¡Muévanse! Los demonios salieron corriendo y no demoraron en escucharse las quejas y las exigencias de motivos.- Hayato, ¿Qué ocurre? - Yuka, buscó de inmediato al dragón, encontrándolo en la entrada principal. Este se giró para verla, en sus ojos había una mezcla de emociones, se acercó lentamente a ella y le dio un casto beso en sus suaves y húmedos labios.- Shigoku se dirige hacia aquí, y su ejército posee armas como con la que me llevó un trozo de mi aura, y que por cierto casi muero - seguía sujetando a la loba por el rostro - Nuestro deber como ejército de la familia Taisho, es proteger a cada uno de los nuestros, por eso di la orden que los llevaran al otro palacio - nuevamente besó a la joven, cuando sintió un sabor salado en el beso. A Yuka se le había escapado una lágrima, ante las palabras del dragón.- No hables como si te estuvieras despidiendo - bajó la mirada - No importa lo que hagas, yo me quedaré contigo - su voz era firme.- No puedes, no te quiero poner en riesgo - la sacudió - Yuka, si me hieren y no puedo defenderte, jamás me lo perdonaré - casi le gritó.- Yo jamás te perdonaré si mueres en esta batalla - los ojos de la chica mostraban ira - Te guste o no, no me iré - dijo desapareciendo de la vista del dragón.- ¡Maldición, Yuka! En ese instante, se hacían presentes los señores del palacio.- Mi señor - se inclinó.- Infórmame - El demonio lo miraba fríamente. Hayato solo le entregó la carta maltratada que había recibido de los lobos.- ¿Ordenaste evacuar? - le preguntó su amo.- Sí - recordando el hecho de que Yuka no dejaría el palacio.- Miko, tú también dejarás el palacio - miró a su pareja.- ¿Disculpa? - se sintió indignada - Yo no dejaré ningún palacio.- Pero Señora, es por su bien, el enemigo viene armado con aquella energía oscura y... -- Por eso es tu molestia, Yuka tampoco quiere abandonar el castillo, ¿cierto? El General abrió los ojos como platos.- Así es - bajó la mirada.- Bueno, ya somos dos - avanzó hacia el palacio - Iré a arreglarme - les sonrió a los machos que le miraban atónitos.- Ella no debe... - apretó los dientes. Sesshomaru podía percibir el terror de Hayato, después de todo, el probó el arma de Shigoku de primera mano.- No las harás cambiar de parecer, son demasiado tercas - dejó al dragón en la entrada. El olor a muerte cada vez era más fuerte. Mientras el sanguinario ejército avanzaba, las fuerzas secundarias del castillo de la Luna, evacuaban a todos, incluyendo a las aldeas cercanasque estaban a su cuidado, las tierras que poseía la madre de Irasue, en el norte, eran más que suficiente para albergar a todos.- ¿Piensas enfrentarle así? - Sesshomaru le dio alcance a su mujer.- ¿Acaso no puedo? -- Sabes lo que pienso al respecto -- Ese ser me debe más de una, y el solo hecho de que esté acabando con vidas inocentes para llegar aquí, me enfurece aún más - los ojos de la mujer se mostraban serenos.- Entonces, sólo atacarás si las cosas se salen de nuestras manos - la voz de Sesshomaru llevaba aquel toque frío y calculador que solía usar antes que fueran buenos amigos.- Pero... Los ojos del demonio se achicaban, con intenciones explícitas de no dar su brazo a torcer.- De acuerdo... - cruzó los brazos y desvió la mirada, molesta. Ya sólo faltaban por irse los más allegados a Sesshomaru y Kagome, cuando sintieron una fuerte explosión en el lado izquierdo del palacio.- Ha llegado - comentaba Rin, quien también se había negado a irse, y ya estaba lista para la batalla.- Qué agradable bienvenida, me harán llorar - se hacía presente aquel ser, sin marionetas de por medio, seguido por varios millares de demonios Me siento muy halagado -- ¡Keh! ¿Se te acabaron tus juguetes? - lo retaba Inuyasha. Shigoku al dirigir su mirada a este, pudo divisar a la joven detrás de él.- Oh, vaya... ¿Acaso ella es tu nueva víctima? -- ¡Cierra la boca! -- Vamos, vamos, la diversión está por comenzar - con su mirada buscaba a cierta Miko - ¿Acaso será que la Señora del Oeste, se acobardó y ha abandonado el palacio? - no la veía por ningún lado ni tampoco pudo percibir su presencia.- ¿Estás tan ansioso por morir? - Sesshomaru avanzaba entre los soldados de su ejército.- Oh, Señor Sesshomaru, tiempo sin vernos - se burlaba - Sólo decía que no podía creer que la Señora del Palacio abandonara a los suyos para salvarse ella -- No es necesario que ella esté aquí para que tú te vayas de una maldita vez al infierno - Sesshomaru atacó de frente, pero fue interceptado por demonios con armas de un metal negro.- Yo lo pensaría varias veces - Shigoku se sentó en lo alto de una torre Acaben con ellos - ordenó. Todos en guardia, pero a la vez maldiciéndose, pues no podían darse el lujo de atacar con todo, los más jóvenes no pudieron ser evacuados.- ¡Yuka! ¡Rin! ¡Kyosuke! - llamó su señor - ¡Protejan a los otros! ¡Manténganse a la retaguardia! - refiriéndose al trío de humanos y a Yoko. Varios grupos atacaron a los jóvenes.- ¡Al suelo! - gritó Rin, quien expandiendo sus brazos soltó una onda de reiki, que acabó con varios en un radio de 50 metros, pequeño, pero al menos les daba tiempo para hacer una estrategia que los ayudara a resistir. Sesshomaru no pudo acercarse a ayudarles, pues estaba ocupado esquivando los ataques de unos demonios de mayor tamaño y más rápidos, que intentaban atravesarlo con aquel oscuro metal. Kagome se encontraba oculta en un rincón del castillo, pero era consciente de todo lo que pasaba, el youkai le hizo prometer que no se entrometería de no ser absolutamente necesario, cosa que aceptó de mala gana. De vuelta a la lucha, varios soldados del ejército de la Luna, habían caído presa de aquel mortífero material con el que estaban hechas las armas del enemigo y para colmo, su cuerpo sin alma, era fácilmente manipulado por Shigoku para que atacase a su bando.- Si no los matan, ellos los matarán a ustedes - aquel fastidioso ser, solo se dedicaba a observarlos desde las alturas. Inuyasha intentó varias veces atacarlo de forma directa, pero sus ataques eran interceptados por demonios que se lanzaban para resguardarle del peligro.- Estúpido Híbrido - sonrió - Jamás me harás ni un rasguño - desaparecióde la visión de todos.- ¿Dónde está? Todos veían en todas las direcciones sin poder encontrarlo.- ¡No bajen la guardia! - gritó el General.- Claro, eso también va contigo, asqueroso reptil - Shigoku apareció detrás del General. El dragón, tenía las manos ocupadas, no iba a tener el tiempo suficiente para darse la vuelta o para esquivar el ataque.- Hasta aquí llegaste - susurró. Los ojos de Yuka no creían lo que veía, su amado estaba por ser atravesado por la espada del felino.- ¡Hayato! - gritó desesperada. Al intentar moverse una fuerza la arrojó al piso, cayendo sentada. Apoyada en el suelo, Rin, con una de sus piernas, logró desviar la estocada, dando breves segundos al dragón para escapar.- Mocosa... Rin desapareció de su vista, tal y como él había hecho momentos anteriores, reapareciendo a un costado y clavándole su espada cargada de reiki, por un lado.- Muere - dijo la chica de ojos lilas, pero en ese instante el felino sonrió, alertándola a tiempo, para salir fuera del alcance de la nube de veneno que derritió todo a su paso, de no ser por haber retirado su espada, seguramente la hubiera destruido.- Chiquilla ingenua, creíste que podrías acabar conmigo atravesando mi ¿corazón? - mostró la herida.- ¿No tiene corazón? - Rin apretaba fuerte los dientes - Tampoco puedo ver su esencia FLASHBACK- Señorita Kagome, con esta técnica, ¿podré ver las auras de todos los demonios? - una joven le preguntaba a su tutora.- Tendrás que entrenar al menos un par de años, pues, hay youkais que esconden muy bien su esencia - le sonrió - Me topé con varios hace un tiempo, pero ahora veo todas las auras sin problemas, mientras que hay Mikos que no pueden por más que entrenen FIN DEL FLASHBACK- ¡Rin! - gritó Kyosuke al ver el momento de distracción de la chica. Sesshomaru la tomó a tiempo para evitar que fuera degollada por un asqueroso jabalí.- Gracias - dijo apenada - Amo... - miró a Shigoku - ¿Puede ver su aura? Sesshomaru se concentraba para observar al felino, un leve tono rojo, indicaba la presencia parcial de su aura.- Sí, pero no está completa - miró a todos lados en busca de una energía similar - No encuentro la fuente -- Ya veo Dos youkais tipo tigre, salían por detrás de ellos, pero Rin con solo levantar su mano en su dirección, los purificó en el acto.- La batalla continúa - dijo alejándose de su amo, para no estorbarle.- Hayato, ¿estás bien? - Yuka lo revisaba desesperada.- Sí, estoy bien En eso Rin aparecía frente a ellos.- Gracias, joven Rin -- Él jugó sucio - le ayudó a levantar a Hayato, a la vez que lo revisaba Sólo ten más cuidado - le sonrió.- Sí - respondió como acatando una orden. Por otra parte, Kagome había hecho lo posible por no salir de su escondite al sentir lo cerca que estuvo Hayato, de pasar al otro mundo.- [Estresarte no les hará bien a los cachorros] - la regañaba Kasumi, quien se había tomado en serio su papel de mantener a la Miko en ese lugar.- Lo sé En eso, ambas sintieron como la esencia del felino se acercaba a donde estaban ellas.- [Maldito gato] - gruñó Kasumi con una sonrisa -[De verdad está ansioso por morir] Kagome desapareció sus rasgos de demonio, mostrando su simpleza humana.- ¿Cuánto tiempo creíste que te ocultarías de mí? - el hombre abría la puerta - Kagome -- Si en serio me propusiera esconderme, júralo que jamás me habrías encontrado - le sonrió.- Siempre de insolente - Shigoku lanzó su ataque, el cual Kagome esquivó sin problemas.- Y tú sigues siendo igual de lento Shigoku observó detenidamente a Kagome, de no ser por su sobresaliente vientre, no creería que está embarazada.- Será un placer acabar con la pareja y de paso con los descendientes del Taisho mayor - atacó con fiereza. Kagome se encontraba en una amplia habitación, con miles de salidas de emergencia, pero ante los efusivos ataques del felino, ¿qué mejor que salir dramáticamente por el techo? Otra explosión alertó a los que peleaban.- ¡Kagome! - gritó Inuyasha.- ¡Tsk! - Sesshomaru apretó los dientes - Ese maldito, estaba buscándola lejos del campo de batalla - volvió a mirar al supuesto Shigoku y lo notaron desaparecer.- ¿Nos estaba entreteniendo mientras daba con Kagome? - se mordió la lengua el hanyou - ¡Eres un maldito! - blandió su espada en dirección al enemigo, pero nuevamente, destruyó infinidad de demonios, pero no a su objetivo - Maldita sea - de vez en cuando observaba como Kyosuke y Yuka, junto a Rin, protegían a los que no tenían habilidades de lucha, y Yoko, pues, se sentía intimidada por la cantidad de enemigos que amenazaban con quitarles la vida. Kagome estaba de pie en el tejado de otra de las torres del castillo, observaba con sus propios ojos la destrucción que había causado el felino frente a ella.- Estás destruyendo mi hogar - habló ofendida - Pagarás por eso Formaba sus espadas con su reiki en ambas manos, tal y como lo hacía antes.- Una simple humana no podrá acabar conmigo - Shigoku salió a su encuentro. El choque de las espadas era impresionante, Sesshomaru trató de intervenir, pero esos molestos soldados, ya lo estaban sacando de quicio. Por instinto, todos fijaron su atención en el demonio, quien con una mirada entendieron que debían alejarse del enemigo. Unos volaron por su cuenta, otros subían en las verdaderas formas de quienes podían volar. Hayato se transformó en su forma de dragón, de manera que los jóvenes e Inuyasha, pudieran aferrarse a él, una vez todos estuvieron lejos, Sesshomaru desenvainó a Bakusaiga, ya estaba cansado de ese juego. En el momento que blandió su espada, Shigoku apareció por su espalda. Las miradas de terror se posaron sobre el youkai.- ¡Señor Sesshomaru! - el grito desgarrador de Rin recorrió varias millas. Kagome no podía creer lo que veía, Shigoku planeó desde un principio atacar a Sesshomaru, no a ella. Todos vieron como la espada del felino atravesaba la armadura y de paso el pecho del youkai, quien alcanzó a blandir la suya, destruyendo todo demonio a su paso.--En otro palacio, una Inu acababa de sentir una fuerte descarga.- Sesshomaru... - sus ojos se tiñeron de rojo y se transformó, abandonando el palacio del norte.--Sesshomaru caía de rodillas, todos estáticos, ¿su amo había sido vencido? El cielo se oscurecía, las nubes se movían de una forma curiosa, un fuerte viento golpeaba a los youkais que estaban en el cielo. El poder que estaban sintiendo, estaba cargado de ira y ¿dolor? Miraron a Kagome, quien se mantenía observando al felino con un rostro sereno.- Se acabó tu reinado, Sesshomaru Todos observaban a la expectativa, ¿este era el fin? Su amo no se movía, seguía de rodillas, de espalda al enemigo. Hayato estaba atónito, su amo había sido atravesado por aquella arma oscura. Sólo la furia del viento se escuchaba. Todos vieron como Kagome descendía, caminando de frente hacia Shigoku, su rostro no demostraba ninguna emoción. Por alguna razón, los soldados sintieron la necesidad de alejarse un poco más. Mientras que Hayato permaneció a la misma altura. Rin lloraba desconsolada, Inuyasha se maldecía, los otros chicos trataban de ser fuertes y consolar a Rin, Yuka trataba de ahogar su llanto en vano. La Miko se puso en cuclillas frente a su pareja, para observarle, pero este tenía sus ojos ocultos tras su flequillo, nuevamente se puso en pie. En ese momento, Shigoku retiró su espada y se vio como un fuerte resplandor verde era absorbido por el arma, a la vez que Sesshomaru caía de frente contra el suelo.- Este juego se acabó, Miko - levantó su espada en signo de victoria. Un olor salino, llegó a la nariz de todos los presentes, su señora estaba llorando.- No puede ser - gruñó Hayato. Por la mente de cada uno de los sirvientes del gran demonio, pasaron los momentos cruciales, motivos por los cuales habían decido servirle al Demonio Perro. Mientras que unos temblaban, otros odiaban, otros fingían ser fuertes y que no se saliera una lágrima traicionera.- ¡Ah! Apesta - dijo mirando a todos con sus ánimos por el suelo - Ese perro creyó que acabaría conmigo, pobre iluso. Pero esto ya se acabó regresó su mirada a Kagome - Acércate y dame tu alma - Shigoku estaba listo para encajarle la temida espada. La Miko comenzó a avanzar hacia él con la cabeza baja.- Eso es, ya de nada vale luchar - el rubio extendía su mano hacia la joven- Dame la mano --
¡Kagome! - gritaba Inuyasha - ¡Reacciona! - intentó saltar, pero Mei le detuvo.- Es mejor que no se acerque - dijo Yuka, secando sus lágrimas.- ¡Maldición! Kagome seguía avanzando, y poco a poco elevaba su mano para tomar la de Shigoku. La sonrisa de satisfacción, provocaba en más de uno, bajar y volarle la cabeza. La mujer tomó la mano del felino y este la acercó un poco más a él.- Muy bien, Kagome, esto será rápido - tomaba el impulso para clavarle la espada en el vientre, cuando... Kagome con un simple movimiento rozó su cara y lo estrelló de lleno contra una de las paredes que aún quedaba en pie. Nuevamente hubo un gran silencio, ¿Su señora continuaría peleando? Entonces sintieron como una enorme energía demoníaca se iba acumulando donde estaba la Miko.- ¡Auch! - Kagome fue la primera que logró darle un golpe directo con su guardia baja - Maldita... Salía de entre los escombros, tomó carrera para sujetarla por el cabello, esfumándose la misma entre sus dedos - ¿Qué? Tal como él lo hacía, apareció detrás de él, y con solo posar su mano en su espalda, nuevamente lo arrojó lejos. Al levantarse de entre los escombros, Kagome, estaba mirando en dirección a él, lo único que no esperaba ver aquellos ojos color miel, fijos en él.- ¿Qué significa esto? - gruñía el felino.- Simple, esto apenas comienza - una mueca de sonrisa se formó en su rostro, infundiendo miedo en todos.- ¿Perdió el juicio? - se preguntaban los soldados aterrados.- ¿Si perdieran a su pareja se quedarían como si nada? - increíblemente Mei, acababa de hablarles de tú a tú a los soldados - Oh, lo lamento - se abochornaba, a la vez buscando refugio en el pecho de su hanyou, causándole un rubor también a este. Shigoku intentó acertarle golpes y cortes, pero todos eran evadidos con gran facilidad por la mujer.- ¡Maldita sea! ¡Deja de moverte! En ese instante, Kagome quedó estática frente a él.- ¿Qué? ¿No querías que dejara de moverme? - sonrió, causándole ira al felino.- ¡No te burles de mí! - corrió a toda velocidad. Al estar a unos pocos centímetros, y listo para golpear, un campo de fuerza apareció repentinamente, lanzándolo lejos. En ese momento, un enorme can blanco, se acercaba a toda velocidad al lugar del encuentro.- ¿La señora Irasue? - se preguntaba Yoko. La Inu, llegó y buscó en los alrededores a su hijo, ubicándolo en el suelo, boca abajo.- ¿Se murió así de fácil? - agudizó más sus sentidos, logrando escuchar el bombeo del corazón de su no tan apreciado cachorro - Imbécil, como osa preocuparme así... - En un abrir y cerrar de ojos, había recogido a Sesshomaru, llevándolo consigo sobre Hayato.- ¡Amo! - Rin pretendía acercarse, pero Irasue le puso una mala cara, lo que advirtió al resto guardar su distancia. Colocó la cabeza de su hijo en su regazo, a la vez que con su olor cubría el aliento de este. De vuelta a la batalla, Shigoku continuaba tratando de atinarle algún daño a Kagome.- ¿Por qué mierda tus poderes son mayores que antes? - preguntó indignado.- Eso no es asunto tuyo -- ¡Claro! - abrió los brazos - Antes de luchar contigo acabaré con los miserables que se creen pájaros - Una enorme bola de poder oscuro seformaba en su mano, arrojando la misma contra los espectadores. El pánico los invadió, no podían alejarse a gran velocidad. Cuando lo creían perdido, solo sintieron el choque del ataque contra algo, abrieron los ojos, y ver que un campo de fuerza los rodeaba a todos.- ¿Eh? -- Tu pelea es conmigo - le susurró Kagome al oído, causándole escalofrío, ¿en qué momento se había acercado a él? En ese instante el rubio comenzó a reír sin parar.- Eres una estúpida - Kagome sólo sintió como era atravesada por algo. Bajó la mirada y observó la punta de la espada de Shigoku, salir por un costado de ella. El público no respiraba, esto si era el fin. Rin, no asimilaba lo que sus ojos le mostraban, así que usó los otros, para su alivio y sorpresa, en donde había sido herida, no había nada. La espada había pasado en medio de los dos cachorros, quienes, de alguna manera, pareciesen haber esquivado la intrusión, la esencia de los tres, estaba completa.- No más juegos - reía triunfante el felino.- Es cierto, ya me aburrí - Con una mano agarró el afilado metal y lo cubrió por completo con su reiki, carcomiendo el arma por completo, dejándola inservible - Ahora sigues tú Kagome tomó por el cuello al maldito ser, era la primera vez que lo tenía en sus garras.- Tu ejército ha sido eliminado, y has causado mucho daño, no tienes derecho a segundas oportunidades, ¿Últimas palabras? -- Sí - los ojos del hombre se tiñeron de rojo y fue cubierto por flamas, que hicieron que Kagome le soltara y retrocediera. Un enorme felino, de pelaje amarillo, cola crispada, enormes colmillos, se levantaba.- ¡Te destruiré! - Aquel enorme ser, lanzaba flamas negras, que quemaban todo a su paso.Kagome se mantenía en un solo lugar, gracias a su campo de fuerza, completamente impenetrable. La enorme pata del gato, amenazaba con aplastarla, ejerciendo presión sobre el campo de fuerza y lanzado llamaradas.- ¿Podemos? -- [Claro] Una fuerte corriente de viento se formó debajo de la pata del gato, haciéndolo retroceder.- [Yo también puedo jugar a eso] El enorme can, de mayor tamaño al gato, se levantaba de igual forma en el palacio. Todos observaban impresionados del poder de su Señora, si su amo no seguía, Kagome lo haría igual de bien. Irasue observaba la herida de su hijo, era horrenda, mantenía a los otros alejados para evitar una infección, pues aún seguía respirando, pero no planeaba decirlo, ya que al parecer ese era el plan, para mantener al resto a salvo de los ataques del felino. Su atención regresó al campo de batalla, cuando un chillido gatuno recorrió toda la zona. Kagome le había arrancado una pata al felino, con sus propios colmillos, escupiéndola lejos.- Oh por Kami Rin le cubrió los ojos a Yoko, justo a tiempo. La pestilente sangre del gato, cubría buena parte del suelo.- ¡Maldita! - Se retorcía del dolor de perder una extremidad, encima de que había perdido el equilibrio. Otro zarpazo le cayó en su feo rostro, dejándolo ciego de un ojo. A través de su mente, Kagome se comunicaba con él.- [Esto es solo parte del dolor que nos has hecho pasar, a cada una de las víctimas de tu asqueroso plan para quedarte con mi alma] - a medida que avanzaba, la sangre en el suelo, era purificada por las patas de Kagome [Disfrutaré al destruir finalmente aquella piedra roja que llevas de collar] El pelo del gato se erizo, dejándolo inmóvil.- [Sí, ya sé que tu verdadera alma está en esa miserable piedra] Shigoku hizo ademán de escapar, pero nuevamente hicieron aparición las famosas cadenas de la Miko, esta vez, absorbían la energía demoníaca, purificándola en el proceso. El felino retornó a su forma humanoide, al igual que Kagome.- [Date prisa... Ya no aguanto...] - Kasumi había hecho todo para mostrar todo su poder y a la vez, proteger a los cachorros de movimientos bruscos y brindarles la energía suficiente, pues, ya había pasado mucho tiempo, desde la última ración que Sesshomaru les había transmitido. Kagome no lo aparentaba, pero estaba realizando casi el triple de trabajo, al usar todos sus poderes y mantener un ambiente agradable para sus cachorros. Shigoku estaba de rodillas, y sin un brazo, que había sido arrancado desde el hombro, tosía sangre, luego de los potentes golpes de la Miko. Kagome se acercó a él. El hombre temblaba, pero mantenía una mirada fiera.- Anda, acaba conmigo, como yo acabé con tu pareja - sonrió, pues le había arrebatado a su compañero. Kagome hizo que sus cadenas lo elevaran para buscar entre las ropas ensangrentadas del felino, aquel collar con la piedra que daría fin a todo.- ¿Quién dijo que está muerto? - arrancaba el collar de su dueño Sesshomaru El aludido se había quedado dormido en el regazo de su madre.- Ya levántate, cachorro perezoso y miserable - Irasue le dio una suave cachetada a su hijo. El youkai abrió los ojos lentamente, despertando en su madre aquel sentimiento olvidado, al ver sus ojos dorados somnolientos.- No tenías que hacer eso - dijo con voz ronca y sus ojos volvían a ser fríos e imponentes. Ahora sí nadie entendía nada. ¿Cómo podían sentir la presencia de su amo? Si antes había desaparecido por completo.Envuelto en luz, se movió hasta donde estaba su amada.- Shigoku - sonrió el Lord - ¿Creías que con ese miserable ataque me vencerías? -- Pero, la espada consumió tu alma - gruñó, siendo detenido por las cadenas que cada vez ejercían más presión.- Sólo fue una pequeña porción - miró a su amada - ya después se recompone - regresó la mirada al individuo.- ¿Haces los honores? - preguntó Kagome, al momento que todos comenzaban a descender.- Hmph - Sesshomaru tomó la piedra entre sus dedos.- Nos veremos en el infierno - sonrió de lado el gato.- ¿Quién ha dicho que irás al infierno? - intervino Kagome - Tú te vas directo al paraíso - sonrió la joven.- ¿Paraíso? - trató de soltarse - ¡Yo vengo del averno! ¡No seas insolente! -- Amor... - dijo ella. Sesshomaru comenzó a destruir la piedra con su veneno, derritiéndola, a medida que el ser frente a ellos sufría lo mismo que la piedra, pero justo antes que terminara de deshacerse, Kagome tocó la frente de Shigoku con un dedo, purificándolo de golpe y en lugar de ser una masa viscosa, se volvió cenizas.- Ahora sí terminó el juego - Kagome comenzaba a respirar con dificultad, cayendo en los brazos de Sesshomaru.- Kagome - la miró preocupado.- Sólo estoy un poco cansada y... - su estómago rugió - hambrienta sacaba la lengua al tiempo que le guiñaba un ojo. Entonces todos recordaron que ella había sido atravesada por Shigoku.- Kagome, hay que tratar tu herida - Yuka apartaba a los curiosos, pero al ver la piel debajo de la tela rasgada, estaba tan tersa como la de un bebé, sin ninguna marca.- También por eso estoy cansada, regenerar la carne mientras luchaba fue agotador - poco a poco, se fue quedando dormida en brazos de su compañero.Las bajas en el ejército, fueron muy pocas, pero los sobrevivientes le dieron un correcto entierro a quienes murieron luchando.- Oye, el castillo está destrozado - Inuyasha caminaba despreocupado ¿Dónde dormiremos? -- La pregunta adecuada sería, ¿Cuándo piensas comenzar a reconstruir el palacio? - intervino Irasue.- ¿Reconstruir? ¿Y yo por qué? -- Dime, ¿quién fue el idiota que lanzó varios vientos cortantes? -- Eso era para atacar al gato - hizo un puchero.- Déjalo - la voz de Sesshomaru llamó la atención de ambos - Él solo sabe tragar -- ¿Qué dices? - el hanyou estaba molesto.- La verdad Inuyasha y Sesshomaru estaban a punto de pelear, cuando Hayato se paró en medio de ambos.- Señores, con todo el respeto, creo que fue suficiente de peleas por hoy su voz denotaba cansancio.- Hayato tiene razón - Yuka venía con Yoko cargada, la chica estaba muy asustada y nerviosa. Un fuerte dolor atacó a Sesshomaru de improvisto. Rin venía corriendo a toda velocidad.- ¡Señor Sesshomaru! ¡La Señorita Kagome está en labor de parto! La chica estaba muy agitada, Kagome estaba en una de las habitaciones que no fue destruida, y comenzó a quejarse de fuertes dolores, Rin la revisó y por su experiencia con la abuela Kaede, supo que los bebés venían en camino. Sesshomaru quedó estático.- Este no es momento de que te acobardes - Irasue lo halaba - ¡Camina! ¡Tú mujer te necesita! --*Faltaban cuatro semanas, ¿no? * - Yako estaba muy nervioso -* Tiene que ser una broma * Sesshomaru apenas si avanzaba, de no ser por Irasue aun seguiría en el destruido patio central del castillo.- Creo que está nervioso - susurraba Hayato.- Sí, parece que a final de cuentas es un cobarde - le respondía Inuyasha. Un fuerte golpe caía, en la cabeza de ambos.- ¡Dejen de decir tonterías! - dijeron dos mujeres al unísono. Mei y Yuka se miraron sorprendidas. Un mes y medio ha pasado desde que se enteraron que Kagome y Ayame, estaban esperando crías. La pareja de lobos se quedó en el castillo, unos días, viendo y compartiendo el terror de los demás habitantes del lugar, cuando sus amos peleaban por algún trozo de comida, pues, la pesadez o exceso de sueño, ya lo habían superado. Luego partieron a su hogar. Nuestra pareja se encontraba en la época moderna, para un chequeo sugerido por la madre de Kagome.- Estoy ansiosa por saber si serán niños, niñas o la parejita - los ojos de Naomi brillaban.- Mamá... - Kagome sonreía algo nerviosa, su madre se comportaba muy raro desde que supo de los cachorros. No obstante, una tarde, junto a Sesshomaru, se sentaron a explicarle que el tiempo de gestación era mucho más corto que los humanos, por lo que sus adorados nietos estarían más pronto de lo que ella pensaba.- ¿Para qué son esos artefactos? - preguntaba un joven de cabellos plateados y ojos dorados.- Con ellos podrán ver a los bebés en mi vientre - sonrió la joven.- Cachorros... - corrigió él mientras arqueaba una ceja.- Oh, claro - fingió arrepentimiento.- Silencio los dos, ahí viene el doctor Un hombre de cabellos castaños, alto y de buen porte, se hacía presente.- Soy el Doctor Collins - le dio la mano a Sesshomaru - Mucho gusto -- Igual - fue lo único que dijo el demonio.- Bien, empecemos - comenzó a descubrir el vientre de Kagome, gesto que no agradó para nada al demonio. Naomi que estaba sentada junto a él, le dio un apretón en el brazo para llamar su atención y brindarle una sonrisa tranquilizadora.- Esto estará un poco frío - comenzó a frotar un gel sobre el vientre de la chica, quien dio un respingo al sentirlo en su piel - Aquí vamos Acercó el doppler y comenzó a recorrer el abultado vientre de la joven, haciéndole sentir un cosquilleo. Irasue había dicho que los Inu, nacían en su forma humanoide, para no llamar tanto la atención, pero que existían casos muy raros donde la madre debía dar a luz en su forma de demonio. Sesshomaru estaba listo para noquear al hombre en caso de que viera algo que no debía, en cuanto a sus hijos.- Tenemos un niño de este lado - dijo son una sonrisa mientras veía el monitor - Tiene un buen tamaño, se ve muy saludable - colocó el aparato desde otra posición - Y bueno... Vamos pequeño, déjanos ver que eres - y como si el cachorro lo escuchara, se colocó en una posición donde el Doctor podía determinar su sexo - Es otro varoncito - procedía a retirar el aparato.- ¿Dos niños? - preguntó Naomi.- Así es, se ven muy fuertes - miró al youkai - ¿Padres primerizos? - esa pregunta tomó por sorpresa al demonio.- Sí, no hace mucho nos casamos - vaya, la frase más larga que el Doctor le había sacado hasta el momento.- Qué bueno - sonrió hacia Kagome - Abajo tenemos una pequeña librería, donde pueden comprar un par de guías con consejos muy buenos, ya que no hay un libro que te enseñe a ser padre - sonreía.- Muchas gracias, lo tendremos en cuenta - respondía Kagome mientras limpiaba su vientre y bajaba su abrigo.- Disculpe, los bebés ¿Serán gemelos? - preguntaba una curiosa Naomi.- Bueno, no están en la misma bolsa - el mensaje era claro, serían mellizos - Pero esas cosas, nunca se saben con un ciento por ciento de seguridad -- Claro - Naomi estaba maquineando que comprarles a los chicos, había adelantado un par de cosas, con colores neutrales.- Sólo les falta unas cuantas semanas, y estarán con ustedes - los acompañaba a la puerta Espero poder verlos una vez más antes que nazcan y posteriormente conocerlos - añadió el Doctor.- Claro - le sonrió Kagome. Una vez dejaron la clínica, Sesshomaru fue en busca de su auto, que había aparcado relativamente cerca. El gran señor del Oeste tuvo que aprender muchas cosas, y eso que él pensaba que lo sabía todo. Recogió a Kagome y a su suegra, pasando primero por el templo y luego dirigiéndose a su vivienda. Al entrar en la casa, ambos retornaron a su apariencia de demonios.- Se portaron bien con el Doctor - Kagome acariciaba su vientre.- Por supuesto, no son unos insolentes como su madre - comentó divertido el demonio dándole la espalda a su Miko. Podía sentir su mirada de furia, clavada en su espalda.- Y yo que no sean unos engreídos como su padre - bufó molesta.- Mañana debemos volver al palacio -- Sí, ya tenemos una semana de estar aquí, y creo que extraño el aire fresco que corre entre las nubes - La mujer se recostaba en la cama. El peso adicional, le generaba un gran cansancio, pero a sus no tan pequeños críos, aun le faltaban cuatro semanas para que nacieran.--Un joven rubio se miraba ante el espejo. La herida causada por Kagome en su último encuentro, le había dejado una horrenda cicatriz.- Maldita mujer - apretaba los dientes mientras cerraba su haori - me las pagarás - Tomó su espada y salió. Todo su ejército se encontraba de rodillas esperando la orden de partida de su señor.- Muy bien, llegó la hora, acaben con todo a su paso - sonrió mientras elevaba su espada Destruyamos el poderío de los Taisho de una vez por todas Cada guerrero, sin importar el tamaño, llevaba una espada o cualquier arma, bañada con el hechizo para recolectar almas.Los asentamientos de Shigoku nunca eran fijos, sin embargo, esta vez, se había mantenido oculto dentro de las montañas de un hermoso valle, cercano a las tierras de los hombres lobo. A su pasó, el ejército iba tomando la vida de demonios como de humanos que se encontraran, las aldeas aledañas fueron atacadas, haciendo que la noticia corriera con prisa, llegando a oídos de Koga.- ¡¿Cómo dicen?! - estaba más que furioso, no podía enfrentar a semejante número de enemigos.- Koga, tenemos que salir de aquí, o todos acabaremos muertos - sugería Ginta, entendiendo a su amigo y su terquedad a no escapar.- Koga, piensa en Ayame y en tu hija - añadió Hakkaku. Esas palabras fueron suficiente.- Preparen todo, nos vamos - con la mirada baja - Si ellos vienen de este a oeste, nosotros nos iremos por el sureste - apretó los dientes - pero antes, envíen al ave más veloz, con un mensaje para Kagome - levantó la mirada en sus ojos había furia e impotencia - Al menos haremos algo para que ellos estén listos -- ¡Entendido! - Ginta y Hakkaku, corrieron la voz y cumplieron con la orden de Koga.- Koga, no te preocupes - Ayame trataba de calmar la ira de su pareja - Ginta y Hakkaku tienen razón, nos superan 1 a 1000 - Lo tomaba por el rostro - Nuestros hombres son fuertes, pero no podemos exponerlos a una muerte casi segura -- Yo no huyo de mis enemigos - la rabia lo consumía.- No podemos hacer nada - suspiró - Con avisarle a Kagome, ellos podrán hacerles frente - le dio un beso en la frente - seríamos un estorbo si nos quedamos aquí -- Ya deja de degradarme más, mujer - la abrazó - Lo hago por ti, por mi hija y por nuestro clan, que hace poco pudimos recuperar el número que éramos antes que el maldito de Naraku nos atacara El recuerdo era muy amargo, pero gracias a que fue destruido, su clan había crecido.--En el palacio, las cosas transcurrían con normalidad. Hayato pasaba por los puestos de vigías que se encontraban entre el bosque, cuando un nauseabundo olor a muerte llegó a sus fosas nasales.- ¿Sangre? - aspiró con más fuerza - Sangre humana y de demonios... - un mal presentimiento lo invadió, al momento que alcanzó a ver a una de las aves mensajeras de la tribu de los lobos,las cuales eran mucho más pequeñas. Se apresuró a llegar al palacio y otros soldados le entregaron la nota que llevaba el ave en su espalda. Hayato la leyó de inmediato, y la estrujó con fuerza.- Que todos los que no pertenezcan al ejército, sean evacuados inmediatamente al castillo del norte - los soldados no comprendían el motivo de la orden - ¿No escucharon? ¡Muévanse! Los demonios salieron corriendo y no demoraron en escucharse las quejas y las exigencias de motivos.- Hayato, ¿Qué ocurre? - Yuka, buscó de inmediato al dragón, encontrándolo en la entrada principal. Este se giró para verla, en sus ojos había una mezcla de emociones, se acercó lentamente a ella y le dio un casto beso en sus suaves y húmedos labios.- Shigoku se dirige hacia aquí, y su ejército posee armas como con la que me llevó un trozo de mi aura, y que por cierto casi muero - seguía sujetando a la loba por el rostro - Nuestro deber como ejército de la familia Taisho, es proteger a cada uno de los nuestros, por eso di la orden que los llevaran al otro palacio - nuevamente besó a la joven, cuando sintió un sabor salado en el beso. A Yuka se le había escapado una lágrima, ante las palabras del dragón.- No hables como si te estuvieras despidiendo - bajó la mirada - No importa lo que hagas, yo me quedaré contigo - su voz era firme.- No puedes, no te quiero poner en riesgo - la sacudió - Yuka, si me hieren y no puedo defenderte, jamás me lo perdonaré - casi le gritó.- Yo jamás te perdonaré si mueres en esta batalla - los ojos de la chica mostraban ira - Te guste o no, no me iré - dijo desapareciendo de la vista del dragón.- ¡Maldición, Yuka! En ese instante, se hacían presentes los señores del palacio.- Mi señor - se inclinó.- Infórmame - El demonio lo miraba fríamente. Hayato solo le entregó la carta maltratada que había recibido de los lobos.- ¿Ordenaste evacuar? - le preguntó su amo.- Sí - recordando el hecho de que Yuka no dejaría el palacio.- Miko, tú también dejarás el palacio - miró a su pareja.- ¿Disculpa? - se sintió indignada - Yo no dejaré ningún palacio.- Pero Señora, es por su bien, el enemigo viene armado con aquella energía oscura y... -- Por eso es tu molestia, Yuka tampoco quiere abandonar el castillo, ¿cierto? El General abrió los ojos como platos.- Así es - bajó la mirada.- Bueno, ya somos dos - avanzó hacia el palacio - Iré a arreglarme - les sonrió a los machos que le miraban atónitos.- Ella no debe... - apretó los dientes. Sesshomaru podía percibir el terror de Hayato, después de todo, el probó el arma de Shigoku de primera mano.- No las harás cambiar de parecer, son demasiado tercas - dejó al dragón en la entrada. El olor a muerte cada vez era más fuerte. Mientras el sanguinario ejército avanzaba, las fuerzas secundarias del castillo de la Luna, evacuaban a todos, incluyendo a las aldeas cercanas que estaban a su cuidado, las tierras que poseía la madre de Irasue, en el norte, eran más que suficiente para albergar a todos.- ¿Piensas enfrentarle así? - Sesshomaru le dio alcance a su mujer.- ¿Acaso no puedo? -- Sabes lo que pienso al respecto -- Ese ser me debe más de una, y el solo hecho de que esté acabando con vidas inocentes para llegar aquí, me enfurece aún más - los ojos de la mujer se mostraban serenos.- Entonces, sólo atacarás si las cosas se salen de nuestras manos - la voz de Sesshomaru llevaba aquel toque frío y calculador que solía usar antes que fueran buenos amigos.- Pero... Los ojos del demonio se achicaban, con intenciones explícitas de no dar su brazo a torcer.- De acuerdo... - cruzó los brazos y desvió la mirada, molesta. Ya sólo faltaban por irse los más allegados a Sesshomaru y Kagome, cuando sintieron una fuerte explosión en el lado izquierdo del palacio.- Ha llegado - comentaba Rin, quien también se había negado a irse, y ya estaba lista para labatalla.- Qué agradable bienvenida, me harán llorar - se hacía presente aquel ser, sin marionetas de por medio, seguido por varios millares de demonios - Me siento muy halagado -- ¡Keh! ¿Se te acabaron tus juguetes? - lo retaba Inuyasha. Shigoku al dirigir su mirada a este, pudo divisar a la joven detrás de él.- Oh, vaya... ¿Acaso ella es tu nueva víctima? -- ¡Cierra la boca! -- Vamos, vamos, la diversión está por comenzar - con su mirada buscaba a cierta Miko ¿Acaso será que la Señora del Oeste, se acobardó y ha abandonado el palacio? - no la veía por ningún lado ni tampoco pudo percibir su presencia.- ¿Estás tan ansioso por morir? - Sesshomaru avanzaba entre los soldados de su ejército.- Oh, Señor Sesshomaru, tiempo sin vernos - se burlaba - Sólo decía que no podía creer que la Señora del Palacio abandonara a los suyos para salvarse ella -- No es necesario que ella esté aquí para que tú te vayas de una maldita vez al infierno Sesshomaru atacó de frente, pero fue interceptado por demonios con armas de un metal negro.- Yo lo pensaría varias veces - Shigoku se sentó en lo alto de una torre - Acaben con ellos ordenó. Todos en guardia, pero a la vez maldiciéndose, pues no podían darse el lujo de atacar con todo, los más jóvenes no pudieron ser evacuados.- ¡Yuka! ¡Rin! ¡Kyosuke! - llamó su señor - ¡Protejan a los otros! ¡Manténganse a la retaguardia!- refiriéndose al trío de humanos y a Yoko. Varios grupos atacaron a los jóvenes.- ¡Al suelo! - gritó Rin, quien expandiendo sus brazos soltó una onda de reiki, que acabó con varios en un radio de 50 metros, pequeño, pero al menos les daba tiempo para hacer una estrategia que los ayudara a resistir. Sesshomaru no pudo acercarse a ayudarles, pues estaba ocupado esquivando los ataques de unos demonios de mayor tamaño y más rápidos, que intentaban atravesarlo con aquel oscuro metal. Kagome se encontraba oculta en un rincón del castillo, pero era consciente de todo lo que pasaba, el youkai le hizo prometer que no se entrometería de no ser absolutamente necesario, cosa que aceptó de mala gana.De vuelta a la lucha, varios soldados del ejército de la Luna, habían caído presa de aquel mortífero material con el que estaban hechas las armas del enemigo y para colmo, su cuerpo sin alma, era fácilmente manipulado por Shigoku para que atacase a su bando.- Si no los matan, ellos los matarán a ustedes - aquel fastidioso ser, solo se dedicaba a observarlos desde las alturas. Inuyasha intentó varias veces atacarlo de forma directa, pero sus ataques eran interceptados por demonios que se lanzaban para resguardarle del peligro.- Estúpido Híbrido - sonrió - Jamás me harás ni un rasguño - desapareció de la visión de todos.- ¿Dónde está? Todos veían en todas las direcciones sin poder encontrarlo.- ¡No bajen la guardia! - gritó el General.- Claro, eso también va contigo, asqueroso reptil - Shigoku apareció detrás del General. El dragón, tenía las manos ocupadas, no iba a tener el tiempo suficiente para darse la vuelta o para esquivar el ataque.- Hasta aquí llegaste - susurró. Los ojos de Yuka no creían lo que veía, su amado estaba por ser atravesado por la espada del felino.- ¡Hayato! - gritó desesperada. Al intentar moverse una fuerza la arrojó al piso, cayendo sentada. Apoyada en el suelo, Rin, con una de sus piernas, logró desviar la estocada, dando breves segundos al dragón para escapar.- Mocosa... Rin desapareció de su vista, tal y como él había hecho momentos anteriores, reapareciendo a un costado y clavándole su espada cargada de reiki, por un lado.- Muere - dijo la chica de ojos lilas, pero en ese instante el felino sonrió, alertándola a tiempo, para salir fuera del alcance de la nube de veneno que derritió todo a su paso, de no ser por haber retirado su espada, seguramente la hubiera destruido.- Chiquilla ingenua, creíste que podrías acabar conmigo atravesando mi ¿corazón? - mostró la herida.- ¿No tiene corazón? - Rin apretaba fuerte los dientes - Tampoco puedo ver su esencia FLASHBACK- Señorita Kagome, con esta técnica, ¿podré ver las auras de todos los demonios? - una joven le preguntaba a su tutora.- Tendrás que entrenar al menos un par de años, pues, hay youkais que esconden muy bien su esencia - le sonrió - Me topé con varios hace un tiempo, pero ahora veo todas las auras sin problemas, mientras que hay Mikos que no pueden por más que entrenen FIN DEL FLASHBACK- ¡Rin! - gritó Kyosuke al ver el momento de distracción de la chica. Sesshomaru la tomó a tiempo para evitar que fuera degollada por un asqueroso jabalí.- Gracias - dijo apenada - Amo... - miró a Shigoku - ¿Puede ver su aura? Sesshomaru se concentraba para observar al felino, un leve tono rojo, indicaba la presencia parcial de su aura.- Sí, pero no está completa - miró a todos lados en busca de una energía similar - No encuentro la fuente -- Ya veo Dos youkais tipo tigre, salían por detrás de ellos, pero Rin con solo levantar su mano en su dirección, los purificó en el acto.- La batalla continúa - dijo alejándose de su amo, para no estorbarle.- Hayato, ¿estás bien? - Yuka lo revisaba desesperada.- Sí, estoy bien En eso Rin aparecía frente a ellos.- Gracias, joven Rin -- Él jugó sucio - le ayudó a levantar a Hayato, a la vez que lo revisaba - Sólo ten más cuidado le sonrió.- Sí - respondió como acatando una orden. Por otra parte, Kagome había hecho lo posible por no salir de su escondite al sentir lo cerca que estuvo Hayato, de pasar al otro mundo.- [Estresarte no les hará bien a los cachorros] - la regañaba Kasumi, quien se había tomado en serio su papel de mantener a la Miko en ese lugar.- Lo sé En eso, ambas sintieron como la esencia del felino se acercaba a donde estaban ellas.- [Maldito gato] - gruñó Kasumi con una sonrisa -[De verdad está ansioso por morir] Kagome desapareció sus rasgos de demonio, mostrando su simpleza humana.- ¿Cuánto tiempo creíste que te ocultarías de mí? - el hombre abría la puerta - Kagome -- Si en serio me propusiera esconderme, júralo que jamás me habrías encontrado - le sonrió.- Siempre de insolente - Shigoku lanzó su ataque, el cual Kagome esquivó sin problemas.- Y tú sigues siendo igual de lento Shigoku observó detenidamente a Kagome, de no ser por su sobresaliente vientre, no creería que está embarazada.- Será un placer acabar con la pareja y de paso con los descendientes del Taisho mayor - atacó con fiereza. Kagome se encontraba en una amplia habitación, con miles de salidas de emergencia, pero ante los efusivos ataques del felino, ¿qué mejor que salir dramáticamente por el techo? Otra explosión alertó a los que peleaban.- ¡Kagome! - gritó Inuyasha.- ¡Tsk! - Sesshomaru apretó los dientes - Ese maldito, estaba buscándola lejos del campo de batalla - volvió a mirar al supuesto Shigoku y lo notaron desaparecer.- ¿Nos estaba entreteniendo mientras daba con Kagome? - se mordió la lengua el hanyou ¡Eres un maldito! - blandió su espada en dirección al enemigo, pero nuevamente, destruyó infinidad de demonios, pero no a su objetivo - Maldita sea - de vez en cuando observaba como Kyosuke y Yuka, junto a Rin, protegían a los que no tenían habilidades de lucha, y Yoko, pues, se sentía intimidada por la cantidad de enemigos que amenazaban con quitarles la vida. Kagome estaba de pie en el tejado de otra de las torres del castillo, observaba con sus propios ojos la destrucción que había causado el felino frente a ella.- Estás destruyendo mi hogar - habló ofendida - Pagarás por eso - Formaba sus espadas con su reiki en ambas manos, tal y como lo hacía antes.- Una simple humana no podrá acabar conmigo - Shigoku salió a su encuentro. El choque de las espadas era impresionante, Sesshomaru trató de intervenir, pero esos molestos soldados, ya lo estaban sacando de quicio.Por instinto, todos fijaron su atención en el demonio, quien con una mirada entendieron que debían alejarse del enemigo. Unos volaron por su cuenta, otros subían en las verdaderas formas de quienes podían volar. Hayato se transformó en su forma de dragón, de manera que los jóvenes e Inuyasha, pudieran aferrarse a él, una vez todos estuvieron lejos, Sesshomaru desenvainó a Bakusaiga, ya estaba cansado de ese juego. En el momento que blandió su espada, Shigoku apareció por su espalda. Las miradas de terror se posaron sobre el youkai.- ¡Señor Sesshomaru! - el grito desgarrador de Rin recorrió varias millas. Kagome no podía creer lo que veía, Shigoku planeó desde un principio atacar a Sesshomaru, no a ella. Todos vieron como la espada del felino atravesaba la armadura y de paso el pecho del youkai, quien alcanzó a blandir la suya, destruyendo todo demonio a su paso.--En otro palacio, una Inu acababa de sentir una fuerte descarga.- Sesshomaru... - sus ojos se tiñeron de rojo y se transformó, abandonando el palacio del norte.--Sesshomaru caía de rodillas, todos estáticos, ¿su amo había sido vencido? El cielo se oscurecía, las nubes se movían de una forma curiosa, un fuerte viento golpeaba a los youkais que estaban en el cielo. El poder que estaban sintiendo, estaba cargado de ira y ¿dolor? Miraron a Kagome, quien se mantenía observando al felino con un rostro sereno.- Se acabó tu reinado, Sesshomaru Todos observaban a la expectativa, ¿este era el fin? Su amo no se movía, seguía de rodillas, de espalda al enemigo. Hayato estaba atónito, su amo había sido atravesado por aquella arma oscura. Sólo la furia del viento se escuchaba. Todos vieron como Kagome descendía, caminando de frente hacia Shigoku, su rostro no demostraba ninguna emoción.Por alguna razón, los soldados sintieron la necesidad de alejarse un poco más. Mientras que Hayato permaneció a la misma altura. Rin lloraba desconsolada, Inuyasha se maldecía, los otros chicos trataban de ser fuertes y consolar a Rin, Yuka trataba de ahogar su llanto en vano. La Miko se puso en cuclillas frente a su pareja, para observarle, pero este tenía sus ojos ocultos tras su flequillo, nuevamente se puso en pie. En ese momento, Shigoku retiró su espada y se vio como un fuerte resplandor verde era absorbido por el arma, a la vez que Sesshomaru caía de frente contra el suelo.- Este juego se acabó, Miko - levantó su espada en signo de victoria. Un olor salino, llegó a la nariz de todos los presentes, su señora estaba llorando.- No puede ser - gruñó Hayato. Por la mente de cada uno de los sirvientes del gran demonio, pasaron los momentos cruciales, motivos por los cuales habían decido servirle al Demonio Perro. Mientras que unos temblaban, otros odiaban, otros fingían ser fuertes y que no se saliera una lágrima traicionera.- ¡Ah! Apesta - dijo mirando a todos con sus ánimos por el suelo - Ese perro creyó que acabaría conmigo, pobre iluso. Pero esto ya se acabó - regresó su mirada a Kagome - Acércate y dame tu alma - Shigoku estaba listo para encajarle la temida espada. La Miko comenzó a avanzar hacia él con la cabeza baja.- Eso es, ya de nada vale luchar - el rubio extendía su mano hacia la joven - Dame la mano -- ¡Kagome! - gritaba Inuyasha - ¡Reacciona! - intentó saltar, pero Mei le detuvo.- Es mejor que no se acerque - dijo Yuka, secando sus lágrimas.- ¡Maldición! Kagome seguía avanzando, y poco a poco elevaba su mano para tomar la de Shigoku. La sonrisa de satisfacción, provocaba en más de uno, bajar y volarle la cabeza. La mujer tomó la mano del felino y este la acercó un poco más a él.- Muy bien, Kagome, esto será rápido - tomaba el impulso para clavarle la espada en el vientre, cuando... Kagome con un simple movimiento rozó su cara y lo estrelló de lleno contra una de las paredes que aún quedaba en pie.Nuevamente hubo un gran silencio, ¿Su señora continuaría peleando? Entonces sintieron como una enorme energía demoníaca se iba acumulando donde estaba la Miko.- ¡Auch! - Kagome fue la primera que logró darle un golpe directo con su guardia baja Maldita... Salía de entre los escombros, tomó carrera para sujetarla por el cabello, esfumándose la misma entre sus dedos - ¿Qué? Tal como él lo hacía, apareció detrás de él, y con solo posar su mano en su espalda, nuevamente lo arrojó lejos. Al levantarse de entre los escombros, Kagome, estaba mirando en dirección a él, lo único que no esperaba ver aquellos ojos color miel, fijos en él.- ¿Qué significa esto? - gruñía el felino.- Simple, esto apenas comienza - una mueca de sonrisa se formó en su rostro, infundiendo miedo en todos.- ¿Perdió el juicio? - se preguntaban los soldados aterrados.- ¿Si perdieran a su pareja se quedarían como si nada? - increíblemente Mei, acababa de hablarles de tú a tú a los soldados - Oh, lo lamento - se abochornaba, a la vez buscando refugio en el pecho de su hanyou, causándole un rubor también a este. Shigoku intentó acertarle golpes y cortes, pero todos eran evadidos con gran facilidad por la mujer.- ¡Maldita sea! ¡Deja de moverte! En ese instante, Kagome quedó estática frente a él.- ¿Qué? ¿No querías que dejara de moverme? - sonrió, causándole ira al felino.- ¡No te burles de mí! - corrió a toda velocidad. Al estar a unos pocos centímetros, y listo para golpear, un campo de fuerza apareció repentinamente, lanzándolo lejos. En ese momento, un enorme can blanco, se acercaba a toda velocidad al lugar del encuentro.- ¿La señora Irasue? - se preguntaba Yoko. La Inu, llegó y buscó en los alrededores a su hijo, ubicándolo en el suelo, boca abajo.- ¿Se murió así de fácil? - agudizó más sus sentidos, logrando escuchar el bombeo del corazónde su no tan apreciado cachorro - Imbécil, como osa preocuparme así... - En un abrir y cerrar de ojos, había recogido a Sesshomaru, llevándolo consigo sobre Hayato.- ¡Amo! - Rin pretendía acercarse, pero Irasue le puso una mala cara, lo que advirtió al resto guardar su distancia. Colocó la cabeza de su hijo en su regazo, a la vez que con su olor cubría el aliento de este. De vuelta a la batalla, Shigoku continuaba tratando de atinarle algún daño a Kagome.- ¿Por qué mierda tus poderes son mayores que antes? - preguntó indignado.- Eso no es asunto tuyo -- ¡Claro! - abrió los brazos - Antes de luchar contigo acabaré con los miserables que se creen pájaros - Una enorme bola de poder oscuro se formaba en su mano, arrojando la misma contra los espectadores. El pánico los invadió, no podían alejarse a gran velocidad. Cuando lo creían perdido, solo sintieron el choque del ataque contra algo, abrieron los ojos, y ver que un campo de fuerza los rodeaba a todos.- ¿Eh? -- Tu pelea es conmigo - le susurró Kagome al oído, causándole escalofrío, ¿en qué momento se había acercado a él? En ese instante el rubio comenzó a reír sin parar.- Eres una estúpida - Kagome sólo sintió como era atravesada por algo. Bajó la mirada y observó la punta de la espada de Shigoku, salir por un costado de ella. El público no respiraba, esto si era el fin. Rin, no asimilaba lo que sus ojos le mostraban, así que usó los otros, para su alivio y sorpresa, en donde había sido herida, no había nada. La espada había pasado en medio de los dos cachorros, quienes, de alguna manera, pareciesen haber esquivado la intrusión, la esencia de los tres, estaba completa.- No más juegos - reía triunfante el felino.- Es cierto, ya me aburrí - Con una mano agarró el afilado metal y lo cubrió por completo con su reiki, carcomiendo el arma por completo, dejándola inservible - Ahora sigues tú Kagome tomó por el cuello al maldito ser, era la primera vez que lo tenía en sus garras.- Tu ejército ha sido eliminado, y has causado mucho daño, no tienes derecho a segundas oportunidades, ¿Últimas palabras? -- Sí - los ojos del hombre se tiñeron de rojo y fue cubierto por flamas, que hicieron que Kagome le soltara y retrocediera. Un enorme felino, de pelaje amarillo, cola crispada, enormes colmillos, se levantaba.- ¡Te destruiré! - Aquel enorme ser, lanzaba flamas negras, que quemaban todo a su paso. Kagome se mantenía en un solo lugar, gracias a su campo de fuerza, completamente impenetrable. La enorme pata del gato, amenazaba con aplastarla, ejerciendo presión sobre el campo de fuerza y lanzado llamaradas.- ¿Podemos? -- [Claro] Una fuerte corriente de viento se formó debajo de la pata del gato, haciéndolo retroceder.- [Yo también puedo jugar a eso] El enorme can, de mayor tamaño al gato, se levantaba de igual forma en el palacio. Todos observaban impresionados del poder de su Señora, si su amo no seguía, Kagome lo haría igual de bien. Irasue observaba la herida de su hijo, era horrenda, mantenía a los otros alejados para evitar una infección, pues aún seguía respirando, pero no planeaba decirlo, ya que al parecer ese era el plan, para mantener al resto a salvo de los ataques del felino. Su atención regresó al campo de batalla, cuando un chillido gatuno recorrió toda la zona. Kagome le había arrancado una pata al felino, con sus propios colmillos, escupiéndola lejos.- Oh por Kami Rin le cubrió los ojos a Yoko, justo a tiempo. La pestilente sangre del gato, cubría buena parte del suelo.- ¡Maldita! - Se retorcía del dolor de perder una extremidad, encima de que había perdido el equilibrio. Otro zarpazo le cayó en su feo rostro, dejándolo ciego de un ojo. A través de su mente, Kagome se comunicaba con él.- [Esto es solo parte del dolor que nos has hecho pasar, a cada una de las víctimas de tu asqueroso plan para quedarte con mi alma] - a medida que avanzaba, la sangre en el suelo, era purificada por las patas de Kagome - [Disfrutaré al destruir finalmente aquella piedra roja que llevas de collar] El pelo del gato se erizo, dejándolo inmóvil.- [Sí, ya sé que tu verdadera alma está en esa miserable piedra] Shigoku hizo ademán de escapar, pero nuevamente hicieron aparición las famosas cadenas de la Miko, esta vez, absorbían la energía demoníaca, purificándola en el proceso. El felino retornó a su forma humanoide, al igual que Kagome.- [Date prisa... Ya no aguanto...] - Kasumi había hecho lo todo para mostrar todo su poder y a la vez, proteger a los cachorros de movimientos bruscos y brindarles la energía suficiente, pues, ya había pasado mucho tiempo, desde la última ración que Sesshomaru les había transmitido. Kagome no lo aparentaba, pero estaba realizando casi el triple de trabajo, al usar todos sus poderes y mantener un ambiente agradable para sus cachorros. Shigoku estaba de rodillas, y sin un brazo, que había sido arrancado desde el hombro, tosía sangre, luego de los potentes golpes de la Miko. Kagome se acercó a él. El hombre temblaba, pero mantenía una mirada fiera.- Anda, acaba conmigo, como yo acabé con tu pareja - sonrió, pues le había arrebatado a su compañero. Kagome hizo que sus cadenas lo elevaran para buscar entre las ropas ensangrentadas del felino, aquel collar con la piedra que daría fin a todo.- ¿Quién dijo que está muerto? - arrancaba el collar de su dueño - Sesshomaru El aludido se había quedado dormido en el regazo de su madre.- Ya levántate, cachorro perezoso y miserable - Irasue le dio una suave cachetada a su hijo. El youkai abrió los ojos lentamente, despertando en su madre aquel sentimiento olvidado, al ver sus ojos dorados somnolientos.- No tenías que hacer eso - dijo con voz ronca y sus ojos volvían a ser fríos e imponentes. Ahora sí nadie entendía nada. ¿Cómo podían sentir la presencia de su amo? Si antes había desaparecido por completo.Envuelto en luz, se movió hasta donde estaba su amada.- Shigoku - sonrió el Lord - ¿Creías que con ese miserable ataque me vencerías? -- Pero, la espada consumió tu alma - gruñó, siendo detenido por las cadenas que cada vez ejercían más presión.- Sólo fue una pequeña porción - miró a su amada - ya después se recompone - regresó la mirada al individuo.- ¿Haces los honores? - preguntó Kagome, al momento que todos comenzaban a descender.- Hmph - Sesshomaru tomó la piedra entre sus dedos.- Nos veremos en el infierno - sonrió de lado el gato.- ¿Quién ha dicho que irás al infierno? - intervino Kagome - Tú te vas directo al paraíso sonrió la joven.- ¿Paraíso? - trató de soltarse - ¡Yo vengo del averno! ¡No seas insolente! -- Amor... - dijo ella. Sesshomaru comenzó a destruir la piedra con su veneno, derritiéndola, a medida que el ser frente a ellos sufría lo mismo que la piedra, pero justo antes que terminara de deshacerse, Kagome tocó la frente de Shigoku con un dedo, purificándolo de golpe y en lugar de ser una masa viscosa, se volvió cenizas.- Ahora sí terminó el juego - Kagome comenzaba a respirar con dificultad, cayendo en los brazos de Sesshomaru.- Kagome - la miró preocupado.- Sólo estoy un poco cansada y... - su estómago rugió - hambrienta - sacaba la lengua al tiempo que le guiñaba un ojo. Entonces todos recordaron que ella había sido atravesada por Shigoku.- Kagome, hay que tratar tu herida - Yuka apartaba a los curiosos, pero al ver la piel debajo de la tela rasgada, estaba tan tersa como la de un bebé, sin ninguna marca.- También por eso estoy cansada, regenerar la carne mientras luchaba fue agotador - poco a poco, se fue quedando dormida en brazos de su compañero. Las bajas en el ejército, fueron muy pocas, pero los sobrevivientes le dieron un correcto entierro a quienes murieron luchando.- Oye, el castillo está destrozado - Inuyasha caminaba despreocupado - ¿Dónde dormiremos? - La pregunta adecuada sería, ¿Cuándo piensas comenzar a reconstruir el palacio? - intervino Irasue.- ¿Reconstruir? ¿Y yo por qué? -- Dime, ¿quién fue el idiota que lanzó varios vientos cortantes? -- Eso era para atacar al gato - hizo un puchero.- Déjalo - la voz de Sesshomaru llamó la atención de ambos - Él solo sabe tragar -- ¿Qué dices? - el hanyou estaba molesto.- La verdad Inuyasha y Sesshomaru estaban a punto de pelear, cuando Hayato se paró en medio de ambos.- Señores, con todo el respeto, creo que fue suficiente de peleas por hoy - su voz denotaba cansancio.- Hayato tiene razón - Yuka venía con Yoko cargada, la chica estaba muy asustada y nerviosa. Un fuerte dolor atacó a Sesshomaru de improvisto. Rin venía corriendo a toda velocidad.- ¡Señor Sesshomaru! ¡La Señorita Kagome está en labor de parto! La chica estaba muy agitada, Kagome estaba en una de las habitaciones que no fue destruida, y comenzó a quejarse de fuertes dolores, Rin la revisó y por su experiencia con la abuela Kaede, supo que los bebés venían en camino. Sesshomaru quedó estático.- Este no es momento de que te acobardes - Irasue lo halaba - ¡Camina! ¡Tú mujer te necesita! --*Faltaban cuatro semanas, ¿no? * - Yako estaba muy nervioso -* Tiene que ser una broma * Sesshomaru apenas si avanzaba, de no ser por Irasue aun seguiría en el destruido patio central del castillo.- Creo que está nervioso - susurraba Hayato.- Sí, parece que a final de cuentas es un cobarde - le respondía Inuyasha. Un fuerte golpe caía, en la cabeza de ambos.- ¡Dejen de decir tonterías! - dijeron dos mujeres al unísono. Mei y Yuka se miraron sorprendidas.

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