CAPITULO 27.
La celebración continuaba, todos los sirvientes e invitados gozaban de alegría, nuevamente tenían a un Señor y Señora del Oeste; todos menos cierto General, a quien las fuertes migrañas le venían cada vez con mayor intensidad.- Debes ir a descansar, Hayato – Yuka, no había pasado por desapercibido el malestar del dragón.- Sí, creo que será lo mejor – al dar el primer paso, sintió, como todo el suelo se movía, tambaleando.- Hayato, estás empeorando – la joven loba, con gran dificultad, ayudó a estabilizar su equilibrio- ¿Qué me ocurre?, siento como si no pudiera controlar mi cuerpo… - se llevó una mano a la cabeza – Ayúdame a regresar a mi habitación… -- ¿Qué le pasa? – Kioshy, había observado desde lejos la escena y le pareció que el dragón estaba enfermo –- Hermano, no seas tan entrometido – Hiromi le había dado alcance – Discul…. –los ojos de Hiromi se abrieron como platos, al observar el aura oscura que rodeaba al dragón, tan similar a la de… - Shigoku… - susurró Hayato empujó con fuerza Yuka, lejos de él, y se sostenía fuertemente la cabeza.- No puede ser… - Hiromi, era la encargada de preparar muchos hechizos y llevar a cabo ritos, a petición del maldito gato, de diferente índole, y había presenciado el resultado de muchos… Recordó entonces, que el General del ejército Taisho, había sido herido y curado por Kagome,pero ellos nunca vieron ninguna herida física al dragón.- ¡Hiromi! – Kioshy la sacudía con violencia - ¿Qué ocurre? – le gritaba.- Hayato, ¿por qué me tiraste? – Yuka se acercaba de nuevo al dragón, quien le lanzó un zarpazo, que apenas logró esquivar - ¿Hayato? ¡¿Qué demonios te pasa?! –- ¿La herida del General? ¿Cómo fue? - preguntó la chica mientras daba un paso atrás.- Kagome, dijo que fue algo con su alma, creo, ¿Por qué? – Yuka se levantaba nuevamente del suelo.- ¿Su alma? – Kioshy trató de descifrar el terror en los ojos de su hermana, entonces recordó. Shigoku era capaz de controlar el cuerpo de una persona, si lograba extraer aunque fuera una milésima de esta, con su espada… La multitud se había callado, todos estaban atentos a lo que sucedía con Hayato, además de percibir una potente presencia maligna en el lugar.- Mierda… - Kioshy miraba incrédulo al dragón, vio como desenvainaba su espada, su corazón comenzó a latir a millón - ¡Cuidado! – empujó a su hermana y los dos cayeron al suelo, a tiempo para esquivar que sus cabezas rodaran.- Malditos mocosos… debí deshacerme de ustedes con mis propias garras – Hayato levantó la mirada, para terror de todos, sus ojos, de verde profundo, pasaron a naranja intenso – Pero eso se puede arreglar fácilmente… – preparaba su segundo ataque, cuando alguien lo interceptó…- ¡No se queden ahí! ¡Huyan! – Yuka, había logrado detener el golpe.- No estorbes – de una patada, quitó a Yuka de su camino, quedando inconsciente al impactar contra una pilastra del palacio – Después me ocuparé de ti Dirigió su atención a la multitud que no creía lo que sus ojos veían.- Que empiece la diversión… - emprendió ataque nuevamente. Los que no poseían habilidades de lucha, corrían despavoridos hacia algún lugar seguro. Irasue, estaba en su habitación, cuando escuchó el alboroto. Salió y lo primero que vio fue una multitud corriendo, detuvo a uno y le preguntó lo que pasaba.- El señor Hayato, está atacando a todos – lo dejó ir.- ¿Hayato? – Rin venía corriendo en su dirección.- Señora Irasue… - respiraba con dificultad – Ayúdenos a contener a Hayato… está siendo manipulado por Shigoku – apoyo su manos en las rodillas, se le notaba que había batallado.- Vamos – pocas veces se le veía correr, pero por lo visto, su hijo no se había hecho presente a controlar la situación… Era lo que se esperaba, la habitación donde se encontraban, estaba completamente aislada, para no ser molestados - ¡Tsk! Vio como unos soldados eran atacados con fiereza, que apenas lograban esquivar la espada del dragón, como no queriendo dañar a su General.- ¡Si siguen así, lo más seguro es que terminen muertos! – les reprendió. Los soldados comenzaron a atacar, acertándole un par de golpes, pero no le hacían ningún daño considerable.- Aléjense, yo… -- ¡Apártese vieja! – Inuyasha pasó a su lado a toda velocidad, con colmillo de acero en su hombro - ¡Hayato! – Blandió su espada y una lluvia de afilados y brillantes proyectiles iban en dirección al dragón - ¡Kongosoha! Increíblemente, Hayato bailaba con gracia entre los proyectiles, esquivando y desviando algunos.- ¡Maldito! –- Inuyasha… - habló el dragón – No puedo creer que la miko, te haya permitido vivir, luego de semejante traición a su corazón – sonrió, sus brillantes ojos naranjas corroboraban en hecho de que estaba siendo manipulado – Yo le haré el favor a la miko –- No puedo atacar con todo, terminaré matando a Hayato… - Inuyasha apretaba los dientes ¡Maldición! – acudió al encuentro con Hayato, al menos haría lo posible por entretenerlo hasta que se le ocurriera un plan para detenerlo, sin matarlo. Algunos soldados heridos se acercaron a Irasue.- Mi señora, por favor, llamé al amo, esto se está saliendo de nuestras manos – la sangre goteaba por uno de sus brazos, lo más probable es que lo tuviera roto.- Necesitas atención, ve con los sanadores –- Pero, mi señora… – Irasue lo miró con ojos amenazantes, que le decían que se fuera antes que ella misma terminara con su patética vida. Volvió su atención a la batalla, notó como Rin, se estaba preparando para combatir de nuevo contra el dragón.- No expongas tu vida de una manera tan estúpida – le dijo sin mirarla.- No es estúpido, el amo me acogió como miembro de la familia Taisho – sus ojos se cristalizaron – hace mucho le he querido demostrar, que dejé de ser aquella niña – se terminóde atar bien sus cabellos en una cola alta – Deséeme suerte – le guiñó un ojo y atacó a Hayato por la espalda, mientras chocaba espadas con Inuyasha.- Los humanos son tan necios – esperaba en el mismo lugar, si las cosas se salían de control, intervendría, más precisamente, si Hayato se llegaba a transformar… Un infierno se había desatado en el palacio, a pesar de que el enemigo era solo uno, era un miembro del castillo, al cual se le tenía mucho aprecio y por ende, no se atrevían a dañarlo de gravedad. Sango, Kohaku, Shippo y Miroku, ya se habían ido.- Sabes, ¿Qué tal se agregamos un poco de diversión? – señaló la sombra de Hayato, que se comenzaba a distorsionar.- ¿Qué demonios estás haciendo? – Inuyasha tomó a Rin y se alejó.- Ya verás – la sombra se dividió en varias unidades, que luego comenzaron a emerger y tomar forma física – son unos amigos… - sonrió ladeando la cabeza… Ante sus ojos, se materializaron, especie de copias de Hayato, todos con ojos naranja brillante, pero con un cuerpo y ropas, totalmente negro.- ¡Tsk! – Irasue no se esperaba eso – Odio los gatos… -- Señora Irasue – Kyosuke, se encontraba a su lado, llevaba a Yuka en sus brazos, seguía inconsciente - ¿Qué hacemos? –- Protejan al resto, los soldados que no estén heridos y ustedes, dedíquense a proteger a los habitantes del palacio – comenzaba a avanzar hacia el campo de batalla, donde Inuyasha y Rin, estaban en aprietos por el aumento de contrincantes, a quien no les podían dar un golpe limpio. Eran cuatro y con Hayato, cinco. Aquellos espectros se regeneraban al ser golpeados o cortados.- Pero Señora… -- Obedece, Kyosuke – siguió avanzando. En una celda, Kikyo, caminaba de un lado a otro, podía sentir lo que estaba ocurriendo, Shigoku había logrado controlar al dragón, era solo cuestión de tiempo para que alguna clase de ejército llegara al palacio y destruyera todo, o algo parecido.- Tengo que salir de aquí – de pronto unos soldados llegaron al lugar – Oigan, sáquenme de aquí, puedo serles de ayuda… - vio como sus armaduras estaban ensangrentadas – Necesitan ser curados - No tenemos autorización para lo que nos pide –- ¿Y Kagome? ¿Sesshomaru? – Interrogaba, le parecía extraño que no hubieran intervenido, el estruendo en la parte superior era espeluznante - ¿Ellos están luchando? –- Los señores del Oeste, no pueden ser interrumpidos por estas calamidades – se sentaron recostados a una pared, la sangre no dejaba de salir.- Permítanme curarlos al menos Ambos se miraron, ¿qué podían perder?- Adelante Kikyo le ordenó a sus serpientes, que acercaran a los soldados a ella. Colocó sus manos sobre el lugar donde aparentemente estaba la herida, y un brillo pasó desde sus manos hasta el cuerpo de los hombres. Sintieron alivio, y no seguían sangrando.- Muchas gracias, Señorita –- No es nada, ustedes han estado proporcionándome agua y alimentos, es lo menos que puedo hacer ya que no me permiten salir de esta prisión En la habitación de los Señores del Oeste, ajenos a la catástrofe que acontecía en el palacio. Sesshomaru, dormía plácidamente, envuelto en sus sábanas; pero Kagome, estaba pasando un mal rato, hace unos minutos podría jurar que escuchó una explosión en el área, y por alguna razón tenía un mal presentimiento. Había despertado hace algunos minutos, el ardor de la marca la estaba molestando, su cuerpo reaccionaba ante la intrusión del veneno de Sesshomaru en su ser. Se levantó cuidadosamente y se dirigió a un espejo, quería ver cómo estaba la marca. Estaban los agujeros que había dejado la mordida de su amado, pero al rozar sus dedos en esa zona, un dolor intenso la atravesó por completo, haciendo que se recogiera.- Vaya… - sonreía.- ¿Duele? – Sesshomaru había despertado, y embelesado por la imagen de su mujer desnuda, espaldas a él, le era muy plácida.- Un poco – se giró para verlo, pero de pronto todo le dio vueltas, cayendo al suelo.El demonio alarmado la ayudó a levantarse y la sentó en la cama, le dio una bata para que se cubriera.- ¿Estás bien? – la miró a los ojos.- De pronto me sentí débil, yo… - la temperatura de su cuerpo comenzó a subir repentinamente – quema… - se abrazó a sí misma.- ¿Qué dices? – La tocó y efectivamente, su cuerpo estaba ardiendo - ¿Te sientes mal? La mujer lo miró a los ojos, y con esfuerzo tomó su rostro y le dio un beso suave, para luego perder el conocimiento.- ¡Kagome! – El youkai estaba por entrar en pánico, algo inusual en él – Dime ¿qué te ocurre? la palpó, ahora su cuerpo se estaba poniendo muy frío, pero su corazón seguía latiendo como si no pasara nada malo, su amada seguía respirando. Estaba un poco más aliviado, cuando alguien tocó la puerta.- ¡Amo! ¡Amo! ¡Es una emergencia! – Jaken, se había logrado escabullir y llegó a la puerta de los aposentos de los Señores del Oeste - ¡Estamos bajo ataque! ¡Hasta Rin está luchando! Al escuchar esto, Sesshomaru, tomó sus ropas limpias, y abrió la puerta.-¿Dónde está Hayato?-- Ha sido manipulado, y es quién nos está atacando, amo – Sesshomaru, de espaldas a Jaken, abrió los ojos como platos, lo que faltaba.- Jaken, cuida a Kagome –- Sí, amo Sesshomaru se apresuró para pasar por sus armas y llegar al campo de batalla. Inuyasha ya estaba agotado, y Rin, había recibido varios golpes directos, a pesar de gozar con poderes espirituales, no había logrado purificar la entidad que controlaba a Hayato. Irasue había tenido que auxiliar Kyosuke y Yoko, que la estaban pasando mal, junto a otros soldados, ya que aparecieron cuatro enemigos más, y estaban atacando el lugar donde se habían resguardado el resto de los sirvientes.- Rin, ¿No que querías demostrar que ya no eras una tonta niña? – la tomó por los cabellos, separando sus pies del suelo –- ¡Suéltala! – gritaba Inuyasha, a quien le había roto un brazo y ya casi no tenía fuerzas para auxiliar a Rin.- Cómo digas… - la lanzó con fuerza contra una pared, ese impacto iba a acabar con su vida.Inuyasha con sus últimas fuerzas se interpuso en el camino en que fue lanzada, pero también fue arrastrado, esperando lo peor, abrazó a Rin, para ser él quien recibiera el golpe. Pero nunca ocurrió. Alguien detuvo su trayectoria, un olor familiar llegó a la nariz de Inuyasha.- Sesshomaru… - recordó que tenía a Rin en sus brazos – Sólo está inconsciente, y algo golpeada, pero está bien… -- Hmph – se alejó de él – Llévate a Rin a un lugar seguro Apenas lograba ponerse en pie, colocando a Rin, sobre uno de sus hombros, y se fue a un lugar donde aquellas criaturas, no estuvieran entusiasmadas por entrar, las mazmorras. Kikyo quedó horrorizada al ver el estado de Inuyasha, pero no emitió palabra alguna.- Tu amigo, logró poseer el cuerpo de Hayato, y está causando alboroto… - miró a los guardias que se encontraban allí - ¿Qué están esperando? Ayúdenme a colocarla en el suelo – ambos corrieron a bajar a Rin del hombre del hanyou, cayendo este, sentado, con el cuerpo adolorido– Sabes ¿qué podemos hacer? – le habló a Kikyo sin mirarla.- Déjenme salir y podré ayudar – miró a los guardias – solo necesitaría un arco y flechas Inuyasha seguía con los ojos cerrados, se estaba quedando dormido.- Déjenla ir, veamos qué puede hacer, si se atreve a hacer algo indebido, Sesshomaru no dudará en asesinarla – los guardias se quedaron sorprendidos ¿El amo estaba pelando? – Sí, Sesshomaru está en batalla – comentó como si les hubiera leído la mente.- De acuerdo – uno de los guardias abrió la celda y el otro le dio un arco y flechas a la miko de barro.- Bien – Kikyo salió corriendo del lugar, en dirección al lugar donde está la energía maligna de Shigoku . Al llegar ahí, vio los espectros que amenazaban con entrar en un recinto, al parecer habían demonios resguardados allí, pues hasta Irasue defendía el lugar; y a Hayato luchando con fiereza contra Sesshomaru.- Primero lo primero – tomó una flecha y concentrándose apuntó a un punto de energía, que era el que controlaba a aquellos espectros - ¡Desaparezcan! – soltó la flecha, que bañada de un brillo azulado, atravesó el punto, haciendo que las sombras se desvanecieran. Al ver esto Hayato mantuvo distancia de Sesshomaru.- Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? – Dijo mirando a Kikyo, quien le apuntaba con una flecha ¿Tú también sigues viva? – Regresó su atención a Sesshomaru – Ustedes son muy suaves con los traidores, jamás pensé que una cosa así pasaría El demonio mayor solo se limitaba a mirarlo sin intercambiar palabras, estaba algo aliviado de que los otros espectros que atacaban a su madre y sirvientes, hubieran desaparecido.- Bueno, bueno, he visto a todos, menos a mi querida Kagome – aquél comentario hizo que le hirviera la sangre al youkai – ¿Dónde está? – Preguntó descaradamente – Sólo siento su aroma muy fuerte, en ti… - entonces recordó… - Cierto, hoy fue tu emparejamiento, pero como no me invitaste, decidí presentarme de todas formas – hizo una reverencia en son de burla – Pero tranquilo, yo ya sé dónde se encuentra – sonrió.- ¡Tsk! – maldijo cuando vio que los cuatro espectros restantes, tomaron dirección a la habitación donde estaba Kagome.- ¡No lo harán! – Kikyo soltó su segunda flecha, atravesando el foco de energía que controlaba a aquellos, haciéndolos desaparecer.- Interesante, mi estimada y muerta amiga – Shigoku se burlaba - ¿Consideraste que aún puedo controlarte antes de salir ante mí? Kikyo miró incrédula, era imposible, ella ya no poseía aquel artefacto en su cuerpo, Irasue misma lo sacó de su cuerpo, la idea de caer bajo su control de nuevo, le hizo retroceder.- En el barro de tu cuerpo, mezcle gotas de mi sangre… - Hayato chasqueó los dedos Obedece… El brillo en los ojos de Kikyo, desapareció, su mente se nubló, nuevamente era una marioneta.-Maldición… - fue lo último que pensó.- Toma una espada, mi querida Kikyo, lucha contra Sesshomaru y mátalo – tal como lo dijo lo hizo, comenzó a atacar Sesshomaru, quien solo se limitaba a evitar los golpes- La purificaré, para que él no pueda volver a controlarla y finalmente pueda descansar… recordaba lo que Kagome quería hacer por Kikyo, solo que no había tenido tiempo. En el breve lapso de distracción, Kikyo tocó con dos dedos la frente del youkai. Este sintió como su cuerpo se ponía pesado, se le dificultaba moverse.-*Idiota… *Sesshomaru cayó de rodillas, su cuerpo estaba completamente adormecido. Hayato y Kikyo comenzaron a caminar en dirección a él.- Tienes el honor, Kikyo, mata a Sesshomaru Taisho – ordenó. Kikyo levantó la espada, Irasue trató de acercarse pero Hayato le impidió continuar, además del hecho de que se espada se tornó completamente negra, recordando que la última vez que vio una espada así, su general perdió un trozo de su alma, y casi le cuesta la vida.- ¡Tsk! – si esa espada lograba acertar en su cuerpo, estaría perdida. Yuka acaba de recobrar la conciencia, y lo primero que vio, fue a su amo, a punto de ser eliminado.- ¡Amo! – salió corriendo en su dirección, sin que Kyosuke lograra detenerla. Kikyo bajó la espada con fuerza y rapidez, mientras Yuka se atravesaba entre ella y Sesshomaru.- ¡YUKA! – gritaron Kyosuke y Yoko. La espada impacto en el hombro izquierdo de la loba, pero no siguió avanzando. Todos quedaron perplejos, al ver como Kagome, había atravesado el pecho de Kikyo y de paso el de Hayato, con una extensión filosa de su poder espiritual, que salía de uno de sus dedos, con un rostro completamente serio y frío.- Maldita, tendré tu alma, Kagome – fue lo último que salió de los labios de Hayato, antes que la entidad oscura que rodeaba el cuerpo de Hayato, se desvaneciera.- Lo lamento, lo intenté – Kikyo se disculpaba ante Sesshomaru y a la vez ante Kagome – Pero gracias, por permitirme descansar… - su cuerpo se comenzó a agrietar – Gracias, Kagome – su cuerpo se volvió una esfera de luz brillante, que ascendió al cielo nocturno. La extensión que atravesó ambos desapareció, Hayato cayó de rodillas, lágrimas salían de sus ojos, todas la emociones mezcladas que no podía expresar, al ver como Yuka iba a ser asesinada.- Yuka… - estaba cansado – Señora Kagome, gracias La sola presencia de Kagome en el lugar hacía que todas las malas energías, se retiraran.- Lleva a Yuka con los sanadores, Hayato – le ordenó Kagome con voz firme. Sin mediar palabra, Hayato se levantó y tomó a Yuka en sus brazos, y se dirigió hacia el área de sanación. Luego Kagome se acercó a Sesshomaru, y le dio un beso en la frente, haciendo que su cuerpo se alivianara y recuperando su movimiento.- Kagome – se puso de pie ante ella – No quiero que vuelvas a salir en estas fachas Ella solo tenía puesta la bata que él le había colocado antes de salir de la habitación, un poco desacomodada, pero cubría lo suficiente. Kagome no dijo ni una palabra y se desmayó.- Miko… – Sesshomaru la atrapó en sus brazos.- Está en el proceso de cambio, necesitará algo de reposo – Irasue se acercó a su hijo.- Estaba dormida cuando la dejé en la habitación –- Dime, ¿Tuviste miedo cuando la miko de barro te inmovilizó? – Miró fríamente a su hijo, pero no recibió respuesta – Kagome, sintió lo que tu sentiste, actuó por instinto, el instinto de proteger a su pareja – una pequeña sonrisa se formó en el rostro de Sesshomaru – Quita esa patética sonrisa, llévala a tus aposentos, yo me encargo del resto –- Hmph – partió hacia la gran habitación. Inuyasha había observado todo, sintió un gran alivio, cuando Kagome liberó el alma de Kikyo, pero algo de nostalgia cuando le dio el beso a Sesshomaru. Rin alcanzó a ver la manera en qué Kagome atacó a ambos, aquello se asimilaba al látigo de veneno de su amo… Se acercaba el amanecer, y había mucho que acomodar, por lo que todos pusieron manos a la obra para restaurar el palacio. El sol salía, las aves cantaban, el lugar entero estaba en absoluto silencio. En la habitación de los Lores del Oeste, un demonio de cabellos plateados se encontraba durmiendo plácidamente, luego de semejante acontecimiento, abrazado a la mujer, dueña de sus pensamientos y corazón, se aferraba a su fina cintura. Aspiraba su olor, hasta que sintió un fuerte estremecimiento por parte de ella, quien de golpe se sentó en la cama dándole la espalda.- ¿Miko? – se sentó también. Ahora que lo notaba, Kagome estaba muy sudada, y su respiración se sentía agitada, su olor… su aroma, era un poco más fuerte, más intenso.- No pasa nada, sólo tuve una pesadilla – se giró lentamente para verlo. Allí estaba, aquél bello rostro, enrojecido, avergonzado, sonriente y alegre, que solía ver los primeros años que se unió con su medio hermano, pero ahora, la razón es él.- ¿Qué soñaste? – como aquella ocasión se acercó a ella y la abrazó, brindándole su apoyo, hasta que ella se estremeció nuevamente – Dime, ¿Qué ocurre? – Saltó desde donde se encontraba, hasta colocarse en frente de ella. No vio nada fuera de lo normal, su cuerpo estaba bien, algo maltratado por su amor, pero bien al fin y al cabo.- ¿Qué te duele? – insistía el demonio.- Siento que mi sangre me quema, y mi poder… - de pronto cruzó sus brazos sobre su pecho Está algo descontrolado… -- Kagome – colocó una de sus manos en el brazo izquierdo, sintió como ardía - ¡Estás ardiendo!– recordó que la marca estaba de ese lado y sin mediar palabras, apartó los cabellos que la cubrían – ¿Qué es esto? La piel alrededor de la herida, tenía una tonalidad entre verde brillante y rosa encendido, se podía deducir, como la energía pura de Kagome, estaba luchando en contra de su esencia demoníaca, su cuerpo era el campo de batalla.- Estoy bien, tuve un sueño terrible, tú estabas a punto de ser aniquilado por Kikyo y Hayato había sido controlado por Shigoku… y… El rostro de Sesshomaru se tornó serio.- No fue un sueño, ¿cierto? – El youkai movió la cabeza en negativa – Vaya… Entonces, Kikyo…-- Era lo que tú querías desde un principio –- Tienes razón – de pronto se acercó a Sesshomaru, y pasó dos veces su lengua en su mejilla.- ¿Qué se supone qué estás haciendo? – le preguntó divertido el youkai ante las acciones de la miko- ¿Eh? La verdad no sé… ¿Me preparas un baño? – sonrió nerviosamente.- Hmph – se levantó y fue a realizar el pedido de su amada. Mientras ella se dirigió a un espejo, quería ver la marca, cuando un aroma le llegó a sus fosas nasales, un olor a chocolate caliente.- Sesshomaru, ¿Hay alguna cocina secundaria cerca? Siento, un olor a delicioso chocolate caliente – aspiraba más fuerte. El youkai la miró con ojos incrédulos, pues, él había percibido el aroma, pero provenía de la única cocina que había en el palacio, y que por cierto, estaba realmente lejos de allí.- ¿Qué más puedes percibir? – la curiosidad lo invadió.- Bueno, está preparando algo de carne, huele muy bien, ¿Por qué? –- Porque solo existe una cocina, y está verdaderamente lejos de aquí, además del hecho de que la habitación está cerrada y ambientada – la rodeo - ¿Entiendes a lo que me refiero? –- ¿Mi olfato está más desarrollado? - Creo que no sólo es eso – de nuevo regresó al baño – Luego veremos qué está ocurriendo…En los dominios de Shigoku.- Señor… ¿Está usted bien? – un sirviente le hablaba al impactado hombre con rasgos gatunos.- No puedo creer que atravesó el cuerpo de la mujer de barro y el dragón, sin embargo, al dragón no le hizo ningún rasguño, mientras que Kikyo, sí… - se recostaba en su gran sofá – Esa mujer, sus poderes van mucho más allá de lo que pensaba, pero aun así, había algo extraño en ella, la manera en cómo nos atacó… fue tan salvaje... a sangre fría… - dirigió su mirada al sirviente, quien despreocupadamente estaba recogiendo el desorden que había hecho su amo ¿Me estás escuchando? –- Bueno… ¿no?… - lo miró de la forma más indiferente posible.- Maldito… - era común que ese criado fuera tan confianzudo, veces anteriores lo había amenazado con matarlo, pero a él, eso simplemente no le interesaba… se lo perdonaba sencillamente porque su trabajo como administrador del lugar era impecable… y le sería difícil conseguir a alguien tan fiel. De regreso al castillo, nuestra pareja, luego de aseados y vestidos, decidieron dar su primer paseo por el palacio como pareja de por vida. A cada paso que daba, los sirvientes inclinaban su cabeza en respeto a sus señores, cosa que no le agradaba mucho a Kagome.- Escúchenme bien, todos – se paró en medio del jardín central – No me gustan para nada las formalidades que veo que están adoptando, el hecho de que ahora sea la Señora del Oeste, no significa que su trato conmigo cambie, ¿entendido? – Nadie respondió – Dije, ¡¿ENTENDIDO?! su grito fue tan fuerte que los vigilantes de torres casi se caen del susto.- ¡Keh! No grites mujer, muchos tenemos oídos sensibles… - Inuyasha se llevó ambas manos a la cabeza, y su nariz percibió un aroma… diferente… - Oye, Kagome, tú… - inconscientemente comenzó a olfatear alrededor de ella, hasta que una garra casi le vuela la cabeza.- Deja de hacer eso – Sesshomaru no toleraba la manera en que su medio hermano olfateaba la esencia de su amada - ¿No tienes otra cosa que hacer? –- Cálmate, es sólo que ella… - miró con ojos de curiosidad a Kagome - ¿Es posible? – miró a su hermano, la pregunta fue con un tono y rostro tan inocente que muchos de los presentes se sintieron algo incómodos.- Luego te explico, ahora fuera de aquí – Irasue también, al igual que algunos de los sirvientes, percibió el nuevo aroma de Kagome – Veo que lo estás logrando – la rodeo – Pero, lo difícil será, cuando la esencia de Sesshomaru, quiera dominar por completo tu ser… - su rostro se puso más serio – Te deseo lo mejor –- ¡Señorita Kagome! – Rin, venía huyendo de los sanadores, quienes inútilmente trataron de mantenerla en cama para su recuperación de la batalla contra Hayato. Por alguna razón, sus tímpanos dolieron, y un fuerte dolor de cabeza la asaltó, al punto de llevarse una mano a la sien.- Rin, hola, ¿Podrías dejar de gritar? – la miró con un ojo cerrado, la cabeza de punzaba.- ¿Por qué? – No comprendía, Kagome, siempre le había dicho que usara su voz como mejor le parecía, pero ahora, le pedía que no gritara, cuando nunca había tenido problemas con eso.- Rin –- Amo – saludó con respeto.- ¿Cómo va tu recuperación? – Sesshomaru estaba algo preocupado por la paliza que había recibido en horas de la madrugada.- Señor, eso sí me permite, lo puedo responder yo – un sanador le había dado alcance, y jadeaba – La joven Rin, está en mejor condiciones que cualquiera de los sanadores del palacio– cayó de rodillas exhausto.- Hmph – miró a Rin, podía confirmar que estaba en buenas condiciones, algunos moretones, pero su resistencia había aumentado notablemente - ¿Yuka? –- Bueno, la herida fue algo profunda, más no fue muy grave – Se levantó del suelo – El General Hayato no se ha querido separar de ella –- A Hayato le gusta Yuka, amo – dijo Rin inocentemente. Esas palabras retumbaron en la cabeza del demonio, al punto que su bestia se despertó de golpe.-*Vaya, vaya… Sabes que Rin tiene un don de atinar en estas cosas, ¿cierto?* - sonreía su otro ser.- CÁLLATE –- No sea muy rudo con él, se nota que la quiere mucho – Rin seguía tirando leña al fuego. Sesshomaru apretó los dientes y estaba a punto de avanzar hacia el sanatorio, cuando el quejido de Kagome le hizo voltear. Estaba de rodillas, abrazándose a sí misma.- ¿Señorita Kagome? – Rin, hizo ademán de poner su mano en el hombro de Kagome, pero una fuerte descarga de energía, le hizo retirar la mano - ¡Auch! Rin sintió un gran ardor y al ver la palma de su mano, una marca de tonalidad violeta oscuro, estaba en ella, tanto que su reiki reaccionó para purificarla.- ¿Qué demonios? – Inuyasha se quedó estupefacto al ver la quemadura de Rin, parecía hecha por energía maligna… Todos miraron a Kagome, quién seguía inmóvil en la misma posición. Inuyasha trató de acercarse, pero Irasue impidió que avanzara.- Si no quieres morir, mejor no te acerques – y le hizo retroceder, al igual que a Rin Sesshomaru, resuelve tu problema –- Huh – típico de su madre. Kagome se puso de pie, pero sus ojos estaban ocultos tras su flequillo. Una fuerte presencia demoníaca se esparció por el lugar rápidamente, los soldados no entendían nada, ¿De nuevo estaban bajo ataque?- ¿Esa es la Señora Kagome? – Kyosuke llegó al lugar de donde provenía la presencia.- Hmph Kagome levantó la mirada, sus ojos perdidos, indicaban que algo malo pasaría.- Retrocede, Kyosuke – Sesshomaru comenzaba a avanzar hacia ella. Inesperadamente, Kagome, colocó sus manos en posición como si estuviera agarrando un arco.- ¡Tsk! – Sesshomaru aceleró el paso, hasta quedar frente a ella - ¿Qué crees que estás haciendo? – le preguntó directamente. La mujer solo esbozó una sonrisa, y un arco cargado de energía demoníaca se formó en sus manos, junto con una flecha de igual apariencia.- Muere… - Soltó el disparo. Con su látigo, el youkai, desvió la flecha, para su sorpresa, en el proceso, la energía que iba en la flecha se abrió camino hacia él a través del mismo.- *Y las sorpresas continúan… *-- Te dije que te callaras… Jaken venía corriendo con las espadas de su amo, tal y como este había solicitado en su mente.- Amo – se las entregó.- Hmph – y de una patada alejó al pequeño demonio – Miko, en guardia Kagome desvaneció el arco y dio paso a su espada, pero al dar el primer paso hacia él, se pudo notar como luchaba contra ella misma.- No… - Desvaneció la espada – No lo voy… a permitir… - sus ojos comenzaban a recobrar su brillo natural. Nuevamente cayó de rodillas, jadeaba, se notaba el cansancio y ¿dolor?- ¡AH! – soltó.- ¿Qué le está pasando a la Señorita Kagome? – Rin, podía ver como dos esencias luchaban dentro del cuerpo de la Miko - ¿Eso es energía demoníaca? –- Lo más seguro – respondió Irasue – La imponente marca de mi hijo está haciendo efecto en ella -- ¡Keh! Acepta que ese imbécil es el más poderoso, no podía esperar menos de su madre Inuyasha se burlaba ante la reciente declaración de Irasue.- Cierra el hocico – eso le molestó, pero sí, aceptaba que su hijo era el más poderoso – No sabemos qué clase de cambios tendrá ella, una humana normal tiene bajas probabilidades de sobrevivir, pero ella… - la atención de Irasue fue captada por las leves descargas de energía, tanto pura como demoníaca que salían visiblemente del cuerpo de Kagome. No demoraron más de un par de minutos, y el espectáculo de luces finalizó, como resultado, Kagome se desplomó.-* A este ritmo, ella…* -- No lo digas Sesshomaru se acercó para tomarla, pudo apreciar como sus uñas, habían sido reemplazadas por garras, disimuladamente revisó sus dientes, y allí estaban unos colmillos un poco más grande de lo usual.- Ella lo resistirá… - la tomó en brazos y se dirigió al jardín privado, solicitando antes que le llevaran algo de comer, en caso de que despertara, aparte de que él mismo estaba hambriento– Sólo debe descansar… Pasaron un par de horas, mientras la agradable brisa, acariciaba la larga cabellera de nuestro youkai, quien recostado a un árbol, tenía a Kagome con su cabeza apoyada en su regazo. Finalmente comenzó a despertar.- Sesshomaru… - sus ojos se abrían pesadamente e intentó levantarse.- No te levantes, debes descansar – pasaba sus dedos por la suave piel del rostro de la mujer.- Está siendo más difícil de lo que pensé… - sus ojos se tornaron tristes y preocupados.- Lo estás llevando bastante bien, en lo que a mí respecta – trató de animarla. Kagome se sentó de golpe.- No lo estoy llevando bien… me está… consumiendo… - su voz se estaba a punto de quebrar. El viento ondeaba el cabello de la pareja bajo aquel árbol, minutos de silencio incómodo entre los dos.- No morirás, no lo permitiré… - soltó el youkai con su tono frío y decidido. Aquella frase retumbó en los oídos de la Miko, el demonio que en cierto tiempo, deseo fervientemente acabar con su vida, ahora es su esposo y jura impedir su muerte. Aun dándole la espalda, sonrió, gesto que fue percibido por los agudos sentidos del demonio cerca de ella.- Gracias –- Debes comer algo – le indicó una bandeja, diseñada con materiales para mantener su temperatura.- Huele delicioso, ¿ya comiste? – se acomodó para tenerlo de frente.- Te estaba esperando – se enderezó.- Pues, ¡Gracias por la comida! – La joven comenzó a dividir dos porciones – Abre la boca Sesshomaru dudó un poco, pues a pesar de que desde que fraternizó con la mujer ante él, había probado bocados de comida humana, unos buenos; otros, basura con buena apariencia, le costaba un poco asimilarlo, pero luego de un par de segundos pensando todo esto, abrió su boca, obedientemente. Ella introdujo delicadamente un trozo de carne, preparado por Roko, siguiendo lasinstrucciones de uno de los libros de cocina que le había regalado.- ¿Y bien? – preguntó, mientras ella tomaba un bocado también.- Aceptable, buen sabor – en realidad le había fascinado, tenía un toque de especias muy diferente al que Roko solía usar.- Entonces, conseguiré más libros de ese Chef – sonrió. Aquella imagen de Kagome sonriéndole, como si nada le estuviera ocurriendo a su cuerpo, era espléndida, tanto, que necesitaba tenerla, tocarla, sentirla suya nuevamente, como la noche anterior. Inconscientemente, la miraba fijamente, deleitándose con cada uno de sus movimientos, esa mujer la tenía loco, cada vez se sentía más orgulloso de que fuera su esposa, su mujer, su hembra.- Sesshomaru, deja de mirarme así – lo sacó de su ensoñación – No estás comiendo, ¿estás esperando que te dé la comida? ¿Cómo a un cachorro? – Ahí se iba toda la dulzura de su Miko con su carácter cambiante.- No seas insolente – comenzó a llevarse bocados a la boca. A diferencia de Inuyasha, este tenía modales durante la comida. Terminó su porción rápidamente, sin ninguna mancha o salpicadura en su ropa.- ¿Te sirvo más? – ella curiosamente había terminado también.- Estoy bien –- Seg… - un nuevo aroma cruzó las fosas nasales de la Miko. Aquel aroma, la hacía sentirse algo… inquieta, deseosa, excitada…- ¿Qué es eso? – preguntó mientras seguía literalmente olfateando el aire.- Acércate – le ordenó. A pesar de no estar tan lejos uno del otro, al acercarse al él, el aroma se sentía más fuerte, se sentía embobada.- ¿Qué es lo que huele así? – su entrepierna se sentía como un volcán.- Mi deseo por ti, por tu piel y tu cuerpo – le susurró roncamente en el oído.- Sessho… acabamos de comer… - no se sentía en condiciones para tener algo de intimidad luego del almuerzo.- Eso no interesa… - la comenzó a besar. La temperatura entre los dos se elevaba rápidamente. Kagome por instinto se acomodó a ahorcadas sobre el regazo de su macho, mientras él se abría paso entre las telas de su ropa.- Kagome… mi Kagome… mi Miko… - besaba el cuello de la mujer, dando pequeños mordiscos sin dejar marca, pero lo suficientemente fuertes para hacerla estremecer. Dejando sus hombros descubiertos, la miró a los ojos, su rostro estaba completamente sonrojado y tenía una expresión expectante de su siguiente movimiento. Terminó de descubrir sus senos, dando vueltas con su lengua en uno de sus pezones y pasando al otro. Kagome se llevó una mano a la boca para ahogar un gemido, luego mordía su dedo índice, para evitar soltar los que venían. De improvisto, el youkai, comenzó a saborear uno de sus pechos, succionado, y dando más mordiscos, haciendo que sus pezones se endurecieran como rocas.- ¿Te gusta? – sonreído maliciosamente, le preguntó. Kagome estaba tan excitada que solo alcanzó a mover la cabeza en afirmación. El demonio iba a continuar deleitándose con sus senos, pero fue detenido, por una mano de ella, que levantó su rostro, y le clavó un anhelante beso en sus labios, sus lenguas se cruzaban, Sesshomaru podía sentir el roce de los ahora colmillos de la Miko con su lengua.- Kagome… - dijo al separarse para tomar aire.- Shhh… - susurró ella, quien comenzaba a apartar la parte superior del atuendo del youkai, dejando al descubierto su bien formado pecho y abdomen – Eres hermoso… - lo imitó y comenzó a besar el cuello del macho. La sensación que recorrió su cuerpo fue única, obviamente, ninguna mujer antes había tenido el atrevimiento de hacer tal gesto hacia él, menos se sabía, en su raza, pero por lo visto, esta mujer no conocía de reglas, y tampoco era que a él le importara. Terminó de desnudarla, la imagen de una diosa, frente a él, sentada sobre su regazo: espléndido. La observó de arriba abajo, deteniéndose de momento en la marca, causante, de los radicales cambios que tendrían lugar en el cuerpo de ella, pasó sus dedos por el lugar para verificar que no estuviera caliente como la última vez.- Ya no me duele – fue la respuesta de ella ante su toque.- Hmph – continuó su recorrido, bajando por sus pechos, cintura y caderas – Hermosa… La situación en la entrepierna del youkai se estaba tornando dolorosa, necesitaba entrar en ella, urgentemente. Kagome, sentía la erección de su macho, se levantó un poco, para lograr deshacerse de la poca ropa que lo separaba del contacto con la piel de su anhelante esposo.
- Huh – el roce con la húmeda entrada de su amada, le generaba una fuerte corriente por todo su cuerpo. Con el miembro erecto de su pareja, bajo ella, comenzó a frotar su intimidad a lo largo de su erección.- Ah… - el gemido del lord, se escapó de sus labios.- ¿Te gusta? – Kagome se empezó a mover con mayor intensidad acariciándolo con su intimidad.- Grrr…. – puso sus garras en la cadera de la mujer – Si vas a moverte así… que sea conmigo en tu interior… - la alzó un poco, permitiendo que su miembro se levantara y la bajo suavemente, mientras iba introduciendo en la estrecha cavidad de su mujer – Así… - con su fuerza comenzó a moverla hacia adelante y hacia atrás.- hmmm… - Kagome se relamía los labios con cada movimiento de su vaivén, la sensación en su interior era formidable, pero necesitaba más. Aquel aroma que percibió antes, era el de su macho excitado… ahora lo sentía más fuerte, pero ahora iba mezclado con el que emanaba ella. Colocó sus manos sobre el pecho del Lord, y colocándose en sentadillas, comenzó a subir y bajar, haciendo que su pene saliera y entrara cada vez con más fuerza y más profundo, pero inevitablemente, ante tanto esfuerzo físico, se estaba cansando.- Mi turno… - Sesshomaru la abrazó por la cintura y en una serie de movimientos, la colocó acostada en el suave pasto y le dio una fuerte y profunda embestida, mirando con atención la reacción de ella.- ¡agh! Mmmm…. – abrió los ojos para encontrarse con unos candentes orbes casi naranjas de pasión y deseo, observándola. Otra embestida… sus piernas le temblaban, se sentía agotada, pero quería más. Rodeo con sus brazos el cuello del demonio, acercándolo para besarlo intensamente, momento en el que el Lord, aprovechó para comenzar a embestirla suavemente, haciendo que su miembro literalmente acariciara aquella cavidad. El jadeo que provocó en ella y sus gemidos, ahogados por sus besos, era una melodía exquisita, saber que satisface a su hembra sin problemas, era tema de orgullo entre los de su especie.- Sessho…. Mmm… ahg…. – la mujer cerró los ojos para dejarse llevar, pero era tortuoso el ritmo que llevaba intencionalmente el youkai – Más… - abrió los ojos, cristalizados y perdidos, por la excitación que se desbordaba en su ser. El macho solo sonrió, y en un rápido movimiento la puso de espaldas a él, haciéndola inclinarse, con sus moldeadas nalgas hacia él. En esa posición, estando literalmente sobre sus cuatro extremidades, se sentía completamente indefensa.- Te amo… - nuevamente el Lord introdujo su ser en ella, desde ese ángulo, la sensación era diferente. Con su espalda arqueada, y con el youkai sujetándola firmemente por sus caderas, las embestidas se sentían más profundas, sentía que iba a explotar…- Sessho… ma… ru… - era inevitable, está llegando a su punto – Me… veng… Aquella sensación de liberación por parte de ella, aquel néctar fluyendo de su interior, se había corrido, ante las intromisiones de su esposo. El youkai retiró, su miembro, él también estaba a punto de venirse, pero quería que ella lo hiciera primero quería probar su sabor. Agotada, aflojo sus brazos y apoyó su cabeza en el suelo.- Hermosa… - fue lo que escuchó, antes de sentir como la lengua del demonio se paseaba por su intimidad – Deliciosa… Esto la estremeció, pues empezó a jugar con aquel bultito, que había descubierto durante el baño. El sabor de su mujer era sensacional, único, y sólo de él. Mientras seguía jugando con su lengua en su entrada, sintió como ella se retorcía como pidiendo más…- Kagome… - el olor de su amada se había tornado más intenso. Ella se levantó y se giró, lanzándose contra él, besándolo y en el proceso saboreándose a ella misma.- Te amo… - le dijo dulcemente en el oído.- Yo también, te amo… - continuó besándola, sintiendo como era empujado por ella, cayendo de espaldas contra el suelo – Traviesa… Ella se acomodó y se sentó sobre el aun erecto miembro del demonio.- Es mi turno… - Kagome retomó su papel, cabalgando al lord, como toda una experta.El ritmo que llevaba era bastante acelerado, y sus propios gemidos no se hicieron esperar.-* Mía, mía… solo mía*- su bestia estaba inquieta. Sesshomaru, se giró quedando nuevamente sobre ella.- Me toca… - y nuevamente inició con las tortuosas y lentas embestidas. Kagome no lo soportaba, al punto que con sus piernas, rodeo la cadera del macho, haciendo que fuera un toque más profundo en ella.- Grr…. – aquella acción hizo que el Lord rugiera de placer, su hembra era atrevida y demandaba lo que ella quería. Obedeciendo a su comportamiento, hizo más profundas y rápidas sus entradas en ella. Sus gemidos eran cada vez más fuertes. Comenzó a besar su cuello y a acariciar sus senos con una garra, mientras que con la otra, apretaba el trasero de su mujer. Nuevamente Kagome se encontraba en el borde de su clímax, igual que él. Se movió más rápido, hasta que su hembra nuevamente se corrió, seguida por él, su semilla se abrió paso a través de su vagina, muy profundo en su ser. El demonio se desplomo sobre el pecho de su mujer. Ambos agitados y acalorados. Satisfechos el uno con el otro.- Mi Lord, Mi señor… - susurró ella, mientras acariciaba los cabellos del demonio.- Mi Kagome, Mi miko – le respondió él con la mirada más tierna y llena de pasión que jamás había visto – Mía, solo mía – se acercó a sus labios para besarle de nuevo, esos deliciosos y húmedos labios que siempre estaban listos para corresponderle. Se quedaron un rato más así, hasta que decidieron que era hora de volver y dar señales de vida a sus súbditos. El Lord también tenía cierto asunto que atender con un dragón… Mientras todo esto acontecía en el jardín privado de los Señores del Oeste, en el sanatorio, Yuka acababa de despertar, topándose con Hayato dormido en una silla dentro de su habitación.- Hayato… - dijo en voz baja - ¡GENERAL! – lo despertó con un grito.- ¡AH! – Se sobresaltó en su silla - ¿Qué demonios te pasa, Yuka? – Se levantó y caminó hacia ella, colocándole una mano en la frente - ¿Cómo te sientes? Aquél gesto, le hizo sentir algo nerviosa.- Bi…en… gracias… - trató de sentarse, pero un fuerte dolor en su hombro se lo impidió. Entonces recordó, había sido herida al tratar de defender a su amo, quien por alguna razón no se movía, cuando la miko de barro lo estaba atacando…- Hayato… ¿Ya estás bien? – preguntó dudosa, por lo sucedido.- Sí, debí hacerte caso. La señora Kagome, me hubiera ayudado si se lo hubiese dicho a tiempo y tú no estarías aquí con esa herida – le señaló el vendaje.- Si… Hayato se acercó a su rostro, sin que se diera cuenta, cuando volvió a verlo estaba solo a centímetros de él, causándole un rubor intenso.- Te ves hermosa con ese tono rosa en tu rostro – le susurró el Dragón, y le dio un beso en la frente – Debo irme, mi turno se acerca. Pasaré a verte luego. – se despidió y salió de la habitación cerrando la puerta.- ¿Qué fue eso? ¿Me dio un beso en la frente? – Yuka se llevó su mano a la frente, luego acarició sus cabellos… - ¿Eh? ¿Dónde quedó mi coleta? – no estaba acostumbrada a llevar el cabello suelto.- El Señor Hayato se la quitó cuando la aseó, Señorita Yuka – le informó un sanador.- Ya veo… espera… ¿QUÉ DIJISTE? – El rubor volvió a ella con un tono más intenso - ¿QUÉ HAYATO QUÉ? – la sola idea de haber estado desnuda frente al general y para terminar inconsciente, le ponía sumamente nerviosa y furiosa a la ves por su atrevimiento.- Él no te dejó sola ni un momento, durante tu inconsciencia – Rin entraba por la puerta, se había topado con Hayato en los pasillos principales, y le había encargado el cuidado de Yuka ¿Cómo te sientes? – se sentó a un lado de la cama donde ella estaba.- Bien… pero no entiendo lo de Hayato… - un tenue rubor permanecía en sus mejillas.- No te preocupes, el luego te explicará – le sonrió.- De acuerdo… -- Sólo espero que el amo sea compasivo con él… - Rin miraba a un punto en el techo – Pedir tu mano le podría costar la cabeza… -- Sí… ¿Mi mano?... ¿DE QUÉ HABLAS?... Rin le sacó la lengua y salió rápido de la habitación.
- ¡RIN! ¡REGRESA!
![](https://img.wattpad.com/cover/80977819-288-k751400.jpg)
YOU ARE READING
¿Más Que Un Amigo???
RandomKagome ya lleva 5 años viviendo en la época feudal, tiempo en el que se ha convertido en una poderosa sacerdotisa. Sin embargo ante las constantes faltas de su "prometido" Inuyasha, Sesshomaru decide intervenir, pues la considera alguien diferente y...