Atraje su boca a la mía, y la besé profundamente, saboreando cada centímetro de piel desnuda. Mis manos recorrieron sus brazos y sus pechos. Gimió y se arqueó, echando la cabeza hacia atrás.
Besé y mordisqueé su cuello, sintiendo como se ponía dura otra vez. Sus caderas golpeaban las mías, mientras me miraba con picardía.
-"¿No habías dicho algo sobre que no podría caminar mañana?"-. Levantó una ceja, desafiándome y gruñí.
-"Eres una niña muy mala"-. Dije contra sus labios. Llevé mi mano hacia abajo y coloqué mi polla en su entrada, y la levanté ligeramente. -"Pero tienes razón. Una promesa es una promesa"-.
Con un suave movimiento, me introduje profundamente en ella, y los dos gemimos por la sensación.
Su frente descansaba en mi hombro, mientras movía sus caderas para tomarme más adentro.
Estaba caliente y húmeda, y una vez más, me asombré por lo bien que nos conectábamos.
Sus brazos rodearon mis hombros y yo agarré sus caderas, guiando arribas y abajo por mi polla. Nunca lo había hecho en esta postura, pero resultaba perfecta para nosotros. Era muy íntima .
Ciertamente, en el sentido emocional; no éramos muy cercanos, pero no había nadie más con quién estuviera tan apegado físicamente.
Cerré los ojos e intenté concentrarme en cada sensación que nos golpeaba.
Sus duros pezones acariciando mi pecho, su pelo cayendo sobre mis hombros, su calor rondeándome; todo parecía combinado para que el tiempo se detuviera.
No sabía cuánto tiempo llevábamos así, embistiendo el uno al otro, besándonos y tocándonos, pero poco a poco, la habitación comenzó a iluminarse. El placer crecía cada vez más hasta que llegué al momento crucial. Se echó hacia atrás, cambiando el ángulo para mis embestidas, y gimió.
-"Harry, estoy cerca"-. Su voz estaba llena de necesidad, y bajé mi mano por su cuerpo, hasta donde estábamos unidos, acariciando su clítoris con mi pulgar.
Esa imagen me dejó sin aliento. Su cabeza estaba hacia atrás, totalmente en éxtasis, y su pelo estaba alborotado. Tenía el maquillaje de sus ojos corrido y parecía muy cansada, pero sabiendo que el causante era yo, solo hizo que me parecía más preciosa que nunca. No podía creer que esa fuera la misma mujer que había dicho que odiaba hace un mes. Sabía que habíamos tenido un largo camino recorrido, pero en algún punto de ese camino, los límites se había borrado.
Ahora sabía que no era ella exactamente lo que odiaba, si no los sentimiento que provocaba en mí. Si podría controlarlos, quizás podríamos encontrar una manera de continuar esto. Podríamos mantenerlo entre nosotros, y por supuesto, sería algo estrictamente físico, y por primera vez, vi que eso sería posible.
Con cada movimiento de sus caderas, el placer comenzó a invadirme. La agarré con fuerza, temiendo por un momento de dejarle un moretón, y aceleré mis movimientos. Ella gemía y se retorcía encima de mí, y justo cuando pensaba que no podía aguantar más, ella dijo mi nombre y sentí sus espasmos alrededor de mi polla.
La intensidad de su orgasmo me llevó al mío, y me desparramé dentro de ella por segunda vez en esa noche.
Se colapsó sobre mí, y nos dejé caer sobre la cama. Estábamos sudados y pringosos, y muy exhaustos, y otra vez, no pude evitar una pequeña sonrisa apareciendo en mi boca. La acerqué a mí, presionando su espalda contra mi pecho, y la rodeé con mis brazos, entrelazando mis piernas con las suyas. Murmuró algo que no pude entender, y me quedé dormido antes de preguntarle por ello.
YOU ARE READING
Sex En La Oficina (Harry Styles) *hot*
RomanceUna historia con una gran pasión entre Harry, el dueño de una empresa y ____, su secretaria.