CAPITULO VIII "ALÉJATE DE ÉL"

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No sé cuántos días habían pasado, la verdad es que no me importa, los dolores de cabeza no habían menguado, no tenía hambre, ni sueño, el tiempo se me iba en pensar, y a la vez, no pensaba

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No sé cuántos días habían pasado, la verdad es que no me importa, los dolores de cabeza no habían menguado, no tenía hambre, ni sueño, el tiempo se me iba en pensar, y a la vez, no pensaba. 

estaba sentado en el balcón, si me lanzo van a pasar dos cosas: si tengo suerte, voy a morir, sino, voy a quedar inservible y va a ser peor, por lo que mejor me calmo, y reflexiono todas y cada una de mis estupideces llevadas a cabo durante éstos últimos 3 años. 

me levanté del balcón y busqué mi muleta. 

- ahora vuelvo pá.

le dije a mi viejo sin mirarlo. 

- ¿debo preocuparme que quieras salir después de tantos días o debo asustarme?

- sin duda, alégrate, vuelvo más tarde.

- ¿quieres que vaya alguien contigo?

- no es necesario, suelo ser un lobo que se cura las heridas solo.

mi padre asintió con tranquilidad, tomé las llaves de mi coche y abordé lanzando la muleta en la parte de atrás, encendí el coche y conduje a hasta mi bar favorito. 

me senté en una mesa apartada, todas y cada una de las meseras me conocía, solía venir aquí seguido.

- ¿lo de siempre?

asentí para ella.

- si, Gloria, lo de siempre. 

- nos habían dicho que habías muerto.

- no tienen tanta suerte.

- lo mismo pensé, después de esa balacera en el panteón todo fue más raro, es bueno verte. 

- lo mismo digo. 

bebí casi como de costumbre, digo casi porque ya no tengo 23 años y me hace efecto más rápido, comencé a sentirme melancólico al tercer trago, al quinto quería salir a buscarla, y al séptimo me puse a llorar, toda la gente del bar por fortuna trabajaba para los nuestros, porque si se enteraran los otros que estoy aquí, no podría ni defenderme.

- te ves bien guapo. 

era la voz del tipo que jamás pensé escuchar, fruncí los labios y le hice señas al mariachi. 

- no sabía que estabas acá.

Chase encogió los hombros. 

- ya sabes, así como llego me voy y al revés. 

suspiré.

- ¿cuál le tocamos, patrón?

suspiré una vez que vi torpemente la pantalla de mi móvil con la única foto que tenía con Diana. 

- la única que me nace cantar cuándo estoy ebrio, la de Pedro Infante ¿cuál más?

no se me daba otra cosa como a los demás, pero a cantar ranchero nadie me gana (tal vez Isaac, pero solo tal vez) 

❖ 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐑𝐞𝐲𝐞𝐬: 𝐄𝐥 𝐌𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐨 𝐒𝐮𝐩𝐫𝐞𝐦𝐨 ❖Where stories live. Discover now