Las cartas de ambos bandos por fin se encuentran sobre la mesa, es momento de definir al ganador, por ello, ambos bandos preparan a consciencia sus ataques finales, enteramente conscientes de solo uno de ellos puede salir victorioso.
¿Quién consegui...
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Estaba mal... algo estaba muy mal y yo no me iba a ir así nada más.
sin que se diera cuenta, le robé el arma a mi hermano y la puse en mi espalda junto con la mía.
- está bien bonito, hola bebé, así como me ves, soy el tío Hatsu... si, soy el tío Hatsu... ¿segura que es de Isaac? está muy bonito.
lo miré de mala manera.
- basta con tus bromas, Hatsu...
- está bien, solo era eso, señora Mamba negra de Pardo, una bromita... para hacer reír al nene... ¿verdad?
- chistoso... mejor sigue dedicándote a vender armas, como comediante, te mueres de hambre.
Hatsu miró al bebé.
- tu mamá no tiene ni un gramo de sentido del humor, por eso se entendió bien con el chistoso de tu papá, pero tú si vas a reírte ¿verdad? ¿tú si vas a reírte de los chistes del tío Hatsu? ¿he?
y el bebé se reía, parece que le daba gracia el japonés, seguro decía "¿apoco puedes ver con esos ojitos?"
- creo que le da gracia pensar en como rayos vez por esas dos líneas a las que llamas ojos.
se carcajeó.
- si, tu madre tiene sentido del humor, pero muy pesado... en cuánto crezcas pequeño Gibby, el tío Hatsu te enseñará muchas cosas...
decía Hatsu mientras sostenía a mi pequeño balbuceador que estaba ajeno a todo ésto, le quité las llaves a la camioneta y me acomodé del otro lado dispuesta a subir.
Hatsu, Brandon y mi hermano abordaron la camioneta al momento en el que yo me bajé, oprimí la alarma y las puertas de la camioneta se cerraron, dejándolos adentro sin oportunidad de salir a detenerme.
Will me miró con miedo.
- lo siento...
eché a correr de vuelta a la Hacienda esperando encontrarme con Isaac y ahora si, arrastrarlo hasta la camioneta aunque no quiera, yo no me voy a ir de aquí sin él.
