Brillantina

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El amor es la búsqueda constante de un sueño inmerso en los parpados de quien se aferra y quien deja la realidad dentro de aquel desván olvidado de la última torre más alta de ese país.

Al país que no iras a menos de que los cuchillos corten suavemente el corazón desgarbado de tus creencias y buscaras el olvido infinito de aquel sentimiento que quizás jamás fue correspondido.

 Quizás fueron las circunstancias o el juego amargo de mentes ponzoñosas y te convences de que la culpa es tuya, olvida la tarde de aquel verano cuando miraste sus ojos por última vez, descuida que el amor así es de enredado y entre palabra y palabra, escondes lo que no quiere ver tu corazón.

Piensa en lo que has olvidado y si bien el amor no es eterno, pero de vez en cuando encuentras aquella luz intermitente que te hace sentir que sigues viva, para luego marcharse y seguir con tu incognito camino a espaldas de aquella flor, que jamás volverás a mirar.

Y es que lo más difícil de este sentimiento carente de sentido, es tratar de difuminar los pequeños recuerdos que te hacen pensarle, incluso el más mínimo objeto invoca una sed insaciable de pensamientos en ti, que te obliga a nunca querer olvidarle y por siempre guardar su esencia en el jarrón de cristal que solías llenar de agua y flores al inicio del otoño y solamente así quizás un día después de 5 décadas, poder regresar al tiempo en que aun solías sentir una manada de mariposas monarca dentro de tu corazón joven y puro, hoy ya manchado por sus engaños de mil colores, cuando el te vestía con hermosa brillantina purpura y solo así te hacía creer que sus palabras eran verdaderas, disfrazadas de tules y azul.

Amor mío le suspiras al mar, luna brillante, dile, que se está muriendo de soledad, dile si aquel día de verano que vio sus ojos por última vez, sus saladas lágrimas rebosantes eran solo más mentiras cubiertas de chocolate para que luego el pudiera arrancarlas a mordiscos.

Si la línea divisora que nos mantiene lejos algún día se esfuma quizás no todo fue mentiras, pero a veces me gusta cubrir los sueños con tristes sabanas grises y guardarlas en la cochera, porque solamente así le olvidas y pierden la noción del tiempo, mientras esperas a que se regrese y te diga que aun te ama para luego despedirse con sus besos amargos y olvidarse de ti.

Podría decirle que ya no te amo, que le olvide que le perdiste, pero siendo sincera quizá jamás le borre de mi lista de olvidos y siga ahí, pudriendo mi alma cada vez que vea que es feliz.

Pero después de tantas palabras dulces e injustas el tiempo cambia y te deja ver por arriba del muro, espere por unos meses en el borde, esperando ese viento que te dice que saltes, sentí como el tiempo me hacía más amarga, después me di cuenta de que el nunca llego, desvanecí poco a poco cada centímetro de él y baje con fuerza, me estrelle en el musgo, estaba congelada sin vida ni alma, ni sueños, ni falsa esperanza.

El amor no te deja caer en vano, sentí listones de azúcar por mis brazos y piernas, camine, corrí, hasta grite. Cuando crees que es el final, encuentras a otro traidor que te hace dudar de tus convicciones y volverte a sentir llena de mariposas azules, amarillas y grises.

Este nuevo traidor era inocente, desnudo, con sueños de niño.

Pero ahora no hay líneas divisorias, solamente ese olor característico y miradas, silencios incomodos y miedo.

Miedo de perderle, inseguridad e inocencia, pura, sin pulir. El aun no sabía cómo ser piedra, lo besas y descubres este sabor exótico de exaltaciones y deseos. Lo dejas entrar y le dejas que te entregué flores hermosas, colores purpuras, rosas y rojas.

Le dejas que te diga cuanto te adora y cuantos sueños ha dado por ti, despiertas y sigues comparando de aquel que te ofreció un mundo entero. Llegas a conclusiones baratas y cursis, de que el amor es tan bello como el agua, que es tan bello, cristalino y derivado de diamantes, luego piensas bien y dices que todo es una mentira, ya que solamente es un sueño, que no existe. Deseas ir al país inexplorado y decides que lo cuchillos ya no te lastiman más.

El amor es el deseo, la pasión, el besar y ser besado, tocar lugares inexplorados y sentir constelaciones dentro de ti, querer estar juntos, tan juntos como átomos, descubrirse y verse a los ojos, el amor es no pensar, el amor es sentir, sentirte esa luz intermitente y brillar todo el día.

Pero dentro de todos esos garabatos míos, pensé, Yo que sé del amor.

Quizás le amo, pero como es que me siento tan bien cuando toma mi mano y camina al lado de mí o cuando jugamos a ser humanos y toco su cara, y beso su cabello. Para luego el besar mi mejilla y mis ojos. Me siento tan despierta, que dudo que sea un sueño, y dudo de que sea amor.

Cuando el verano es tan cálido, ya no hay motivos para llenar ese jarrón en otoño y lo llenas en primavera para que los colibríes sacien su sed, plantas flores nuevas en el balcón y dejas que la maleza crezca al lado de tus tulipanes rojos, para que ya en verano puedas saborear el olor fresco a rosas desde tu ventana.

El amor es la búsqueda constante de un sueño inmerso en los parpados de quien se aferra y quien deja la realidad salir de sí mismo, para poder aceptar sentimientos nuevos en el cajón de tu recamara.

El cajón que solo abres una vez al año y depositas las bolsas de brillantina purpura y tul.

Cuando La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora