XIX

22.8K 1K 135
                                    

Me metí a la ducha justo en el momento en que entré al cuarto, ni siquiera me preocupé por Lauren, no me importaba más. Esa idiota me confundía más y más cada día que avanzaba, y estaba cansada, cansada de repetirme lo mismo por las noches. No puedo seguir así, no puedo.

Dormí un poco y me concentré en otras cosas; la escuela por ejemplo. Estaba con una sudadera de mi padre y un short deportivo, de esos que me dejaron de quedar cuando mi trasero comenzó a hacerse redondito y paradito gracias a la gimnasia. Estaba acostada boca arriba, con un chongo aplastado detrás de la nuca y miles de pensamientos en el cerebro; lo borré todo.

Me estiré para alcanzar mi celular de la silla que estaba al otro lado de la cama y miré la pantalla: 17 mensajes nuevos y 26 llamadas perdidas. Abrí la bandeja de mensajes, todos con el nombre de Lauren de cabecera, pero uno de mi profesor preferido: Robert.

"Princesa, te quiero de la manera más loca que te puedas imaginar, aún incluso cuando sé que llevamos apenas unos días de relación. Te extraño como Romeo a Julieta y te deseo como la primera vez que lo hice. Sueña excelente. Hasta mañana amor. Robert"

Mis ojos se cristalizaron y una sonrisa se dibujó involuntariamente en mi rostro.

"Te quiero como la primera vez que te quise; más que ayer, pero menos que mañana. Me encantaría poder besarte. Te necesito. Sueña conmigo. Camila"

Le di al botón de enviar y revisé otros mensajes. Uno que particularmente decía así:

"No sé lo que ha pasado hoy, y creo que no lo sabré. Me has llenado de dudas señorita Cabello, tantas dudas que me hacen retorcer. No pienso que me entiendas, nunca lo harás. Somos personas diferentes, rodeados de cosas diferentes y con intereses diferentes. Mi apoyo siempre será tuyo. Si algún día necesitas algo, solo llámame. Jauregui"

Comencé a patalear contra la cama, gruñí furiosa y llamé al primer número que se me atravesó. Y sí, había sido el de la persona que menos necesitaba en estos momentos, en la cual no confiaba.

- ¿Hola? - contestó la voz ronca de ese chico con cabello y ojos color chocolate.

- Shawn, te necesito.

Jadeé. No sabía cuál sería la respuesta o reacción de mi ex-novio al ver que su loca y buenísima ex-novia le estaba pidiendo ayuda, admitiendo que lo necesitaba.

- ¿Camila? - exclamó con tono sorprendido.

- Sí, la misma.

- ¿Todo bien? ¿Qué necesitas?

- Nada está bien. Necesito refugio, como en los viejos tiempos.

Recordé la imagen de Shawn tomándome de la mano, abrazándome y consolando mis lágrimas cuando éramos solo amigos.

- Voy por ti. Llego en 10.

La llamada se cortó. Me levanté de la cama e hice unas llamadas. Primero le dejé un mensaje de voz a mi madre diciéndole que me sentía bastante sola y había ido con una amiga a dormir, después le llamé a Ally para que me ayudara un poco y al último le llamé a Robert.

- ¿Qué pasa mi amor? - preguntó sensualmente.

- No estaré en casa, al menos unos tres días. No lo sé aún.

sex instructor; camren g!p.Where stories live. Discover now