LXV

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Antepenúltimo capítulo.

El sol chocaba fuertemente contra la piel casi desnuda de la espalda de Lauren, eso la despertó. Igualmente el vibrar de su teléfono gracias a los varios mensajes que estaba recibiendo. Lauren hizo a un lado las sábanas que le cubrían el cuerpo y finalmente decidió levantarse de un brinco. Eran las tres de la tarde y su amada no la había contactado aún. Con preocupación y tomó el celular para revisar los mensajes.

Uno era de la persona que ella amaba, de la chica con la que soñaba.

Una sonrisa automática se dibujó en su rostro cuando vio el mensaje. Camila no estaría con ella toda la semana, y eso la hacía sentir vacía, mal, pero solo era una semana, no una eternidad. Después de esa semana, Camila sería suya y de nadie más.

"Espero que te diviertas bebé. Te esperaré con los brazos enormemente abiertos. Te amo para siempre"

Cuando envió el mensaje, se vio certera de que le llegaría a Camila justo cuando bajase del avión y no tardaría en contestarlo. Tomó un respiro y se encaminó a la regadera para darse una ducha y regresar al trabajo.

Al otro lado de la ciudad, dentro de ese avión enorme con camino a Seattle, se encontraba Camila. Miraba las nubes revoloteando alrededor del avión en el que se encontraba y pidió a todo su cuerpo dejarla dormir, dejarla descansar. Recargó su cabeza en la pequeña ventanilla con forma ovalada y soltó un enorme y doloroso suspiro, se llevó las manos al vientre y sonrió para sus adentros.

Normani la observó encantada. Estaba segura que Camila sería una madre excelente. Su mano se extendió por el hombro de Camila haciendo que ésta volviera la vista contra ella y le sonriera de oreja a oreja.

- Todo saldrá bien, Camila. - le dijo Normani a la chica embarazada.

Camila solo le sonrió y regresó su mirada al exterior. Intentó recordar las palabras exactas que había plasmado en cada una de las cartas destinadas a las personas a las cuales no podía dejar sin ni una sola explicación. Se reclamó mentalmente por no dárselas personalmente, pero el tiempo y la cordura no habían estado de su lado durante mucho tiempo y ahora ya era tarde. Estaba a una hora exacta de llegar a su destino, de abrir las puertas de su nueva vida y tener la oportunidad de comenzar de nuevo.

-

Robert se dio prisa para salir de su apartamento y correr a su segundo turno en el trabajo después del almuerzo. Él había preferido ir a su apartamento a acomodar algunas cosas que le habían llegado por paquetería de parte de su trabajo anterior. Había decidido dejar la escuela y dedicarse a los negocios de lleno. Le habían dado una entrevista en la compañía de Lauren.

Al principio fue difícil debido a sus relaciones anteriores con Camila. Lauren lo miraba constantemente , preguntándose cómo Camila podía llegar a querer a alguien como a Robert, y Robert de preguntaba lo mismo, pero al fin y al cabo, era Camila la que había elegido a Lauren en vez de a él, y no le molestaba, Lauren era su mejor amiga y sus años de amistad valían más que un pleito que ya había quedado en el pasado.

- ¡Robert! - le gritó una voz tan conocida que lo hizo salir de su concentración al caminar.

Robert se volvió hacía la voz y se encontró con Lauren llamándolo desde su oficina. Le hizo una seña con la mano para que entrara y Robert no tuvo de otra más que ir hacía Lauren.

- Dígame. - le contestó Robert entrando a la oficina.

- ¡Por favor, Robert! Somos amigos hombre. No me hables así, sabes que me siento vieja cuando alguien me habla así.

sex instructor; camren g!p.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora