Prefacio

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Based on events true as fuck.


 «Buenos días muñequita» 

La despertó el celular vibrando sobre su pecho. Se había quedado dormida otra vez mientras hablaba con Jano. La última semana lo había hecho todas las noches, dejándolo "hablando sólo" como decía él, incluso habiendo prometido que no lo haría hasta que amaneciera. Pero el reloj de la pantalla ya marcaba las 6:30 de la madrugada y hacía unas cuantas horas que el sol había aparecido.

O no, dado que por ventana y a través de las cortinas de flores, apenas entraba una luz gris que invitaba a quedarse entre las mantas hasta que rugiera el hambre. El sonido de la lluvia tampoco estaba colaborando. Ese día, Paloma no corría con esa suerte. Ese era el tan temido primer día de clases.

  «Buenos días Janito. ¿Puedo saber qué haces despierto tú?»

  «Te acompaño en tu primer día de clases. Me dijiste que tenías miedo»

«Pero son como las 4 de mañana por allá. A dormir, Jano»

«Qué dices, la noche está en pañales»

—Está loco —Murmuró para sus adentros. Juntando fuerzas como para mover una montaña, se destapó y se puso de pie. El frío le subió por los dedos y le caló hasta los huesos, sacudiéndola con un escalofrío.

Oyó los pasos de su padre por el pasillo, de seguro queriendo asegurarse de que se había despertado. Sólo alzó la mano para anunciar que estaba despierta y el hombre retrocedió en dirección al baño reprimiendo una sonrisa.

Pensó que la mejor parte de la casa nueva era tener su propio baño dentro de su habitación, mientras se encaminaba hacia él. No tendría que competir con su madre por el espejo y era una de las mejores noticias que había recibido, ya que Paloma adoraba tomarse su tiempo y aquello ponía a su madre con los nervios a flor de piel.

Cepilló sus dientes concienzudamente esa mañana. No dio el peinado por terminado hasta que se aseguró que cada uno de los cabellos estaba en su lugar. Se aplicó el "disimulado" maquillaje con los movimientos certeros de un cirujano. Al ponerse el uniforme, cuidó evitar cada una de las posibles arrugas. Y aun así cuando estuvo lista, no se atrevió a salir de la habitación.

  —¡Siete y diez! —Anunció su padre desde la cocina. Tenían que salir de casa a las 7:30 (o cuanto antes mejor). Paloma pensó que iba bien de tiempo, y buscó el teléfono celular en las mantas.

   «¡Estoy lista!  Me siento tan ridícula con este uniforme...» Escribió en el chat de Jano. Apuntó la cámara frontal hacia su rostro e intentó incluir la ropa en la foto que le envió.

«Te ves adorable como siempre, pastelito» 

Jano siempre era tan dulce como un suero de miel por vía intravenosa y eran muchas las veces en las que Paloma no tenía idea de cómo corresponder. Siempre había creído que era una persona romántica, hasta que lo conoció y le empezó a parecer que tenía un témpano de hielo por corazón. 

Escribió un mensaje de buenos días en el chat grupal de sus amigas de su vieja escuela. No esperaba que respondieran, porque sus clases empezaban antes y en ese horario estarían presenciando la formación de la mañana. 

Se encaminó hacia la cocina, donde su padre le había dejado la taza de chocolate caliente. Su madre ya estaba ahí, tomando el café a toda velocidad mientras partía las galletas saladas contra la encimera.

Lola Besando SaposWhere stories live. Discover now